SOS MEDITERRANEE, Médicos Sin Fronteras (MSF) y SEA-WATCH han pedido a la Unión Europea (UE) que asuma responsabilidades en el Mediterráneo central, dada la ausencia de operaciones de búsqueda y rescate marítimo por parte de los estados europeos, ante la certeza de que se producirán nuevas muertes.
En solo cinco días, el Geo Barents, buque de salvamento y rescate operado por MSF, y el Ocean Viking, fletado por SOS MEDITERRANEE y operado en colaboración con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), han rescatado dieciséis embarcaciones en peligro, poniendo a salvo a un total de 1046 personas entre ambas.
La semana anterior, Sea-Watch 3 también rescató a cinco embarcaciones en peligro en el mar, con un total de 444 supervivientes. Sin la presencia de medios civiles de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central, los niños, mujeres y hombres rescatados en estas operaciones habrían sido abandonados a su suerte en aguas internacionales frente a Libia, la ruta migratoria marítima más mortífera del mundo desde 2014.
La retirada de los medios europeos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central, así como los retrasos en la asignación de lugares seguros para desembarcar, han debilitado la capacidad del sistema de búsqueda y rescate y, por tanto, su capacidad para salvar vidas.
A pesar de que, como exige la legislación marítima, las organizaciones de salvamento buscan sistemáticamente la coordinación de operaciones, las autoridades marítimas libias casi nunca responden, descuidando su obligación legal de coordinar la asistencia marítima. Además, cuando intervienen e interceptan embarcaciones en peligro, devuelven sistemáticamente y por la fuerza a las personas rescatadas a Libia, país que, según Naciones Unidas, no puede considerarse un lugar seguro.
Mientras tanto, a pesar de la crítica falta de medios adecuados de búsqueda y rescate en esta región marítima, la gente sigue huyendo de Libia por mar y arriesgando su vida en busca de seguridad. Durante el verano, cuando las condiciones meteorológicas son más favorables para intentar un viaje tan peligroso, las salidas de Libia son más frecuentes, por lo que resulta imprescindible que se establezca una gran flota de búsqueda y rescate.
«Desde el comienzo de la temporada de verano, nuestro equipo ha llevado a cabo tres salidas al mar. Por desgracia, la primera salida tuvo un final trágico, con casi treinta personas desaparecidas y una mujer que no sobrevivió. 71 personas sí pudieron ser puestas a salvo. En la segunda salida rescatamos a 315 personas, llevando a cabo seis operaciones de rescate en apenas doce horas. En la tercera, que es la que todavía está en marcha, llevamos a cabo once rescates en apenas 72 horas. Fruto de estas últimas once operaciones, actualmente tenemos a 659 personas rescatadas a bordo del Geo Barents, lo cual supera con creces la capacidad de nuestro barco. Sin embargo, cada vez que recibimos alertas a las que nadie da respuesta o divisamos embarcaciones en peligro desde nuestro puente, acudimos al rescate, ya que es nuestro deber legal y moral no dejar que estas personas se ahoguen. En cualquier caso, las ONG no podemos llenar el vacío que deja la falta de una flota estatal de búsqueda y rescate. Dada la magnitud de las necesidades, resulta extremadamente necesario aumentar la capacidad de rescate en el Mediterráneo central», explica Juan Matías Gil, representante de búsqueda y rescate de MSF.
El Sea-Watch 3 desembarcó a 438 personas en Taranto, Italia, el 30 de julio, y el Ocean Viking desembarcó a otras 387 mujeres, niños y hombres rescatados entre el 24 y el 25 de julio en Salerno, Italia, el 1 de agosto. Sin embargo, el Geo Barents, a pesar de haber hecho hasta nueve peticiones de puerto seguro a Italia y otras tres a Malta, sigue esperando respuesta.
«Mantener a los supervivientes varados en el mar durante días a la espera de poder desembarcar en un lugar seguro supone infringir un sufrimiento adicional a personas que ya se encuentran en una situación extremadamente vulnerable. Los supervivientes rescatados por el Ocean Viking y por las demás organizaciones de salvamento y rescate cuentan aterradoras historias de violencia y abusos sufridos en Libia. La última y única esperanza de estas personas es escapar de ese lugar que suelen describir como ‘el infierno en la tierra’. Y su única opción es hacerlo por mar, sean cuales sean los riesgos. La retirada de los medios de búsqueda y salvamento europeos de las aguas internacionales frente a Libia solo ha servido para provocar más muertes y se ha demostrado completamente ineficaz para evitar que sigan produciéndose nuevas salidas», declara Xavier Lauth, director de Operaciones de SOS MEDITERRANEE.
«Las autoridades europeas no solo se niegan a cumplir su obligación de rescatar a las personas en el mar, sino que también retrasan el desembarco de las personas rescatadas por las ONG. Esta espera innecesaria es agotadora para las personas rescatadas: han sobrevivido al Mediterráneo, pero en lugar de encontrar seguridad tienen que esperar durante días ante las puertas cerradas de Europa para que se respeten sus derechos humanos», afirma Mattea Weihe, portavoz de SEA-WATCH.
SOS MEDITERRANEE, MSF y SEA-WATCH piden a los Estados miembros de la UE y a los Estados asociados que proporcionen una flota adecuada, gestionada por los Estados, que lleve a cabo de forma proactiva labores de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central. Asimismo, solicitan que se dé una respuesta rápida y adecuada a todas las llamadas de socorro, y que se establezca un mecanismo de desembarco predecible para las personas rescatadas.
Hace años que siento vergüenza de ser europea, así como impotencia ante estos auténticos asesinatos.