España y Argentina: hispanismo y americanismo

Recuerdo del escritor y educador Ricardo Rojas.

En mi reciente viaje a Buenos Aires quise visitar la casa de Ricardo Rojas, educador, escritor, intelectual y político argentino a quien conocí de niña, cuando fui actriz y recitaba uno de sus bellos poemas.

No sé si los españoles comprenden lo que significa España, para nosotros los latinoamericanos, no solo es «la Madre Patria», es el paradigma de la cultura, la tradición y la historia, es un vínculo profundo y, aunque se cuestionen aspectos, son más fuertes y rotundos los vínculos.

De ahí que el pensamiento de Ricardo Rojas tenga en la actualidad, vigencia: la unión de Hispanismo y Americanismo, como concepto de identidad nacional, frente a la tendencia globalista desvinculada del pasado histórico y de las raíces originarias.

Tuve el privilegio de conocer al escritor, me invitó a su casa de la calle Charchas 2837, en el Barrio de Santa Fe. Al llegar, me impresionó la fachada. Su interior me deslumbró con su mobiliario estilo español. Hacia frío y estaba un poco oscuro pero una mucama nos condujo a una salita donde nos sirvieron agua y te a mi mamá. El doctor, muy ceremonioso y atildado, no tardó en bajar, saludó a mi madre y me preguntó si me gustaba la casa y si la conocía. Aunque intimidada, le dije que sí, que era la Casa de Tucumán donde se había firmado en 1816 la Independencia de Argentina de España.

Se alegró que lo supiera y me contó que la casa fue construida como una réplica de la casa histórica por el arquitecto Ángel Guido, padre de la escritora Beatriz Guido pareja del director de cine Leopoldo Torres Nilsson, a quienes yo conocía.

La casa está concebida según la fusión de lo hispano y lo indígena y responde a un plano conceptual histórico: lo indígena, lo hispano, la independencia y lo cosmopolita. Me contó que él había nacido en Tucumán, el 16 de septiembre de 1882, a mí me invitaron más tarde a Tucumán y es una bella provincia. Nos mostró amablemente, parte de la casa hasta llegar a su escritorio.

Ricardo Rojas, fue rector de la Universidad de Buenos Aires, y tuvo una activa participación en los asuntos educativos y políticos del país. Su gran legado ha sido, sin embargo, su obra literaria y de pensamiento.

En el escritorio me habló de Ollantay su obra teatral basada en una leyenda quechua. Hablaba con tanta elegancia que me gustaba escucharlo. Me pidió que le recitara «El Romancillo del lobo». Me puse de pie y así lo hice. Después de oírme, me besó la cabeza y me escribió unas palabras en el libro de autógrafos que mi mamá conservaba. Nos despedimos, agradeciéndonos la visita y recomendándole a mi madre que velara por mi educación.

Al volver a esta bella casona, hoy monumento histórico nacional, los recuerdos se agolparon en mí.

La directora de la Casa Museo Ricardo Rojas, María Laura Mendoza, egresada en Museografía y experta en el autor, me recibió con calidez y ansias de saber cómo eran mis recuerdos, y de la distribución del mobiliario.

Me comenta:

La grandeza de este escritor, político y educador fue darse cuenta de la necesidad de unión de las culturas: la indígena y la hispana, de ahí sus conceptos de «americanismo» e «hispanismo». Nunca despreció la cultura española, por el contrario, afirmaba la cultura autóctona, ponía en relieve los temas indígenas, pero celebraba la cultura que heredamos de la madre patria.

Muy joven lo envían a España para conocer los programas que luego se aplicaron al sistema educativo de Argentina. Estuvo siempre atento a la educación como pilar fundamental de la sociedad y al concepto de identidad nacional, que lo llevó a estudiar las culturas americanas del continente, especialmente la Incaica.

Este movimiento americanista abarcó, como vos sabes Adrianita, toda Latinoamérica, Uruguay, Perú, México, fue un movimiento de reivindicación de las culturas originarias; el escritor mexicano José Vasconcelos se escribió con Rojas y se conserva esa correspondencia. Asimismo, Rojas impulsó la memoria histórica con la creación de bibliotecas públicas, archivos, recordatorios, monumentos en plazas y calles. Fue un escritor prolífero, de mente abierta, nos pensó en relación con América y al continente americano, que lo percibía diverso y plural.

Sin duda, Ricardo Rojas fue un visionario de la geopolítica cultural, defensor de la identidad de los pueblos, un escritor que enfocó el tema a través de sus libros históricos: Eurindia (1924), El Santo de la espada (1933), sobre la vida del General José de San Martin, El alma española (1908), Cervantes (1935), Ollantay (1939), la Historia de la Literatura Argentina (1917-1922) en ocho volúmenes, Ensayo de critica histórica sobre episodios de la vida internacional argentina (1951), entre otros.

Se dedica a la investigación histórica, a la educación y a la creación literaria. Como académico y siendo rector de la Universidad de Buenos Aires, inaugura la Cátedra y el Instituto de Historia de la Literatura Argentina, desde donde afirmó el concepto de «tradición nacional» basado en nuestras raíces hispano-criollas.

Irma Rodite, docente y encargada de los asuntos educativos de la Casa Museo Rojas, me informa: Tenemos permanentes visitas y actividades escolares donde mostramos el legado cultural del doctor Rojas y sus estudios por las comunidades indígenas, porque para Rojas el ser humano pertenece a la tierra, a una comunidad o raza donde se entretejen la memoria histórica, la tradición y las costumbres, que él concebía como una dimensión espiritual y nacional.

María Laura, la directora, llega con la edición original de Ollantay, donde el autor recupera el legado cultural indígena y revela la idea de «identidad» del pueblo argentino legitimando los orígenes americanos y españoles. Recordamos una metáfora de Rojas: el árbol tiene en las raíces los pueblos originarios, el tronco es nuestra España, las ramas son los caminos de la independencia, diversos y plurales, y las hojas son nuestro presente.

Concibe su libro «Eurindia» (Europa-Lo indígena) donde revive la cultura prehispánica entroncada con la cultura ibérica: lo autóctono y lo español. Nuestra Argentina y América se configura de esa unión de lo «americano» y lo «hispano». Negar lo aborigen o negar lo hispano, como actualmente se pretende, es negar la historia y los procesos evolutivos culturales.

La grandeza de Rojas se consolida en su visión integracionista para reforzar la nacionalidad, la asimilación como un mutuo intercambio de aportes. El europeo, el español, el indígena y el criollo se intercambiaron a través de la historia y en su diario vivir, costumbres, modismos, lingüística y conocimiento, de esa amalgama nace la nación argentina.

Este concepto de ‘americanista’ e ‘hispanista’, con diversos matices, se encuentra en todo nuestro Continente, en las artes, en la literatura y en la música, como se mencionó anteriormente. Los grandes músicos Ginastera, Chávez y Villalobos dejaron testimonio en sus obras de este gran movimiento conceptual y cultural latinoamericano.

Antes de irme, el técnico en jardinería Fernando García me invita a caminar por el jardín donde se encuentran dos naranjos históricos y un laurel muy antiguo, y me comenta que los jardines de la casa tienen una simbología: el jardín de adelante tiene una simbología indígena y el del fondo marca el diseño español. Viendo los árboles pienso en el concepto de Rojas de unión y armonía cultural de los pueblos.

¿Los españoles tienen conciencia de la bella huella que han dejado en nuestra América Hispana? ¿Saben de este proceso de amalgama cultural que nuestros pueblos latinoamericanos vivieron?

En momentos de guerras, totalitarismos, opresión y conflictos entre hermanos, el pensamiento de Rojas toma un vuelo especial: nos propone armonía cultural, unión de culturas, intercambios de voces distintas, afirmación de nuestra identidad nacional para proyectarnos hacia el futuro.

Al salir de la bella casa recuerdo la voz pausada de Rojas indicándome el camino de la disciplina y el estudio, del amor y la libertad.

¡Gracias querido maestro!

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