El año 2021 ha comenzado con unas cifras aterradoras si hablamos de mortalidad. Según el Sistema de Vigilancia de la mortalidad diaria (MoMo), se estima que existe un exceso de ocho mil trescientas siete vidas desde que arrancara el año hace poco más de treinta y siete días.
Según informa Servimedia, entre el 4 de enero y el 1 de febrero, tiempo en el que se ha detectado el último período de exceso de mortalidad, se registraron ocho mil tres muertes confirmadas por COVID-19, según los informes diarios que publica el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. En el mismo tiempo se ha detectado un exceso de mortalidad de ocho mil trescientos siete fallecidos.
El grupo de edad más azotado es el de las personas de más de 74 años, que ha registrado 6624 fallecimientos más de los esperados, con un exceso del 23,5 por ciento. En segundo lugar están aquellas personas de 65 a 74 años, entre los que se ha detectado un exceso de 1036 muertes, un 20, 6 por ciento más. No obstante, los datos del MoMo también apuntan a un exceso de 600 decesos en la mortalidad entre los menores de 65 años, un doce por ciento más.
Mediante el sistema MoMo, el Centro Nacional de Epidemiología estima los excesos de mortalidad por todas las causas. Es decir, el exceso no tiene por qué responder necesariamente a una sobremortalidad causada por el coronavirus, aunque influye notablemente.
En este sentido, las muertes confirmadas por coronavirus ocuparían el 96 por ciento del exceso de mortalidad registrado por el Sistema de Vigilancia de la mortalidad diaria, aunque hay que tener en cuenta que también puede influir la saturación de los hospitales y las unidades de cuidados intensivos (UCI) o la reducción de los casos de gripe a consecuencia de las medidas de prevención de contagios de COVID-19.