Greenpeace ha sobrevolado este 14 de febrero de 2023, coincidiendo con la celebración de San Valentín, la macrogranja de cerdos que CEFU SA (El Pozo – Grupo Fuertes) tiene en Hellín (Albacete), para denunciar el nefasto modelo de ganadería industrial que sigue imperando en España y para pedir que se frene de una vez su expansión y se reduzca la cabaña ganadera en intensivo.

En el globo se podía ver un enorme corazón con el lema «Make Love, Not Macrogranjas» y activistas de la organización portaban otros mensajes como «Esto no es amor, es una maldita macrogranja».

En 2019, la organización ecologista eligió esta misma macrogranja para su primera protesta pacífica contra la ganadería industrial, y hoy se ha captado una perspectiva aérea para mostrar la colosal dimensión de un macrocomplejo de la industria cárnica como éste, compuesto por doce núcleos con una capacidad para explotar a unos 150.000 animales.

La ingente cantidad de excrementos producida en esta macrogranja queda patente por el número y tamaño de las balsas que tiene el complejo industrial, sin parangón en el resto de España, ya que almacenan millones de litros de purines que terminarán en los campos agrícolas de los alrededores, convertidos en auténticos vertederos, y finalmente contaminando las aguas subterráneas, las reservas del futuro.

CEFU, S.A., la rama ganadera del Grupo Fuertes, cuenta con veintinueve explotaciones propias, tres en Andalucía, doce en la Región de Murcia y catorce en Castilla La Mancha, además de cerca de setecientas integradas, según información de la propia empresa.

«El planeta necesita más amor y menos macrogranjas», ha declarado Luís Ferreirim, responsable de agricultura y ganadería de Greenpeace: «Pese a las graves consecuencias de la ganadería industrial, se siguen presentando, de forma casi continua, nuevos proyectos de macrogranjas, principalmente de porcino».

España encabeza el censo de cerdos de la UE

Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España ya cuenta, con mucha diferencia, con el mayor censo de cerdos de la UE y con un 0,5 por ciento más que en 2021, mientras que en los principales productores europeos el número de animales sigue cayendo o se mantiene muy estable. Otro dato realmente preocupante es que son las explotaciones más grandes las que más aumentan, un 34,37 por ciento más que en 2014.

Esta cabaña ganadera tan desmesurada es hoy en día el principal problema de un sistema agroalimentario que está agotando el planeta. La ganadería industrial contribuye, de forma irrefutable, a la crisis climática, a la sobreexplotación y contaminación del agua –España podría ser condenada en breve por el incumplimiento de la Directiva de Nitratos– y a la deforestación, entre otros. Pero también perjudica a los animales, a la salud humana y al medio rural.

«Hace un año, la problemática en torno a las macrogranjas estuvo en boca de casi todos los responsables políticos. Ahora se acercan nuevas elecciones, un buen momento para incluir en los programas electorales la apuesta por una moratoria a la ganadería industrial y por una reducción de la cabaña ganadera en intensivo. Los imperativos de la agroganadería industrial no pueden seguir prevaleciendo sobre la salud pública y el medio ambiente. Es el momento de cambiar esto para hacer frente a la crisis ambiental en la que estamos inmersos», ha concluido Ferreirim.

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