El Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, aprobó este martes 3 de noviembre de 2020 una estrategia que permitirá descarbonizar la economía para que España alcance la neutralidad climática en 2050, es decir, que se entierren los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero que se emitan a la atmósfera sean compensadas con las que absorban sumideros naturales como los bosques.

La Estrategia a Largo Plazo para una Economía Española Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050 responde a los compromisos de España como Estado miembro de la Unión Europea y con el Acuerdo de París, y marca la senda para lograr la neutralidad climática no más tarde de 2050 al identificar las oportunidades que ofrece esa transición en materia económica y de generación de empleo.

El documento orientará la movilización de inversiones para la recuperación ante la crisis del coronavirus y la transición hacia una economía más verde, informa Servimedia.

Permitirá que España reduzca, no más tarde de 2050, sus emisiones de gases de efecto invernadero en un noventa por ciento respecto a 1990, lo que supone bajar desde los 334 millones de toneladas equivalentes (MtCO2eq) emitidas en 2018 a un máximo de 29 MtCO2eq en 2050. El diez por ciento restante de las emisiones será absorbido por los sumideros de carbono, que serán capaces de captar unas 37 MtCO2eq a mediados de siglo.

Aunque el documento marca una senda general para alcanzar los objetivos propuestos, la ruta concreta de cada década se irá definiendo de manera detallada en los Planes Naciones Integrados de Energía y Clima (Pniec), que se elaboran cada diez años y se actualizarán cada cinco.

Renovables y ahorro energético

Uno de los principales objetivos de la Estrategia es la mitigación de emisiones para alcanzar la neutralidad climática antes de mediados de siglo. Para conseguirlo, el sistema energético estará basado en energías renovables y representará un 97 por ciento en el consumo final.

El ahorro y la eficiencia energética tienen también un papel fundamental en la Estrategia, con reducciones de los consumos de energía primaria y final.

Esas transformaciones generarán un cambio en la estructura energética, que redundará en menos dependencia exterior. Así, España pasaría de importar el 73 por ciento de la energía consumida en 2018 al 13 por ciento en 2050, lo que implicará un ahorro acumulado en importaciones de combustibles fósiles entre 2021 y 2050 de unos 344.000 millones de euros.

Según la modelización de la Estrategia, el despliegue de energías renovables permitirá que el sector industrial nacional refuerce su posición de liderazgo en estas tecnologías y abra nuevas vías de desarrollo en el ámbito del almacenamiento o del hidrógeno renovable a lo largo de toda la cadena de valor.

Gracias a la mejora de la eficiencia energética y al ahorro, el consumo de energía primaria se reducirá en torno a un 50 por ciento desde 2020 hasta 2050.

La aplicación de la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo permitirá desacoplar el crecimiento económico del consumo energético. El PIB producido por unidad de consumo final de energía se multiplicará por 2,5 entre 2017 y 2050. Además, el documento anticipa que la contribución de energías renovables sobre la energía final se situará en un 97 por ciento.

Por su parte, el sector eléctrico será cien por cien renovable antes de llegar a mitad de siglo, mientras que la contribución de las energías renovables al transporte y la movilidad alcanzará el 79 por ciento, llegando al 97 por ciento en el sector de calor y frío.

La movilidad y el transporte reducirán sus emisiones cerca del 98 por ciento respecto a valores actuales, mientras que la industria lo hará en más de un 90 por ciento y el sector agropecuario y residuos alcanzará una reducción aproximada del 60 por ciento. El sector de la edificación estará totalmente descarbonizado en 2050.

Por otra parte, el consumo de energía primaria se reducirá en un 40 por ciento con políticas de eficiencia energética, cambios de hábitos y la economía circular, redundando en una reducción de más del 30 por ciento en el consumo de energía final.

Empleo e inversión

El conjunto de medidas que se integran en la Estrategia tendrá un impacto positivo en la generación de empleo, que aumentará un 1,6 por ciento en 2050 con respecto a un escenario que no tenga en cuenta su aplicación. Esto generaría unos trescientos mil puestos de trabajo netos al año a lo largo de este periodo.

Asimismo, se estima que las inversiones totales acumuladas en el periodo 2031-2050 alcanzarán los 500.000 millones de euros, de los cuales 300.000 millones se consideran asociados a la implementación de esta Estrategia. Esta cifra se sumaría a los 250.000 millones de euros que movilizará la implementación del Pniec desde 2021 hasta 2030.

Conservación y adaptación

El proceso de transición de cada sector permitirá una reducción de la presencia de contaminantes primarios asociados a la polución atmosférica como el dióxido de azufre (SO2), que disminuirán un 55 por ciento; los óxidos nitrosos (NOX), que se reducirán un 38 por ciento y las partículas finas PM2.5, cuya presencia descenderá un 36 por ciento.

Las estimaciones hechas por el modelo que emplea la Estrategia a Largo Plazo calculan que la neutralidad climática irá ligada a una disminución de más del 60 por ciento en el número de muertes prematuras en el año 2050 con respecto a 2010.

El capital natural es uno de los grandes protagonistas de la ruta que marca esta Estrategia. El papel de los sumideros de carbono, esencial en este proceso, se reforzará con la reforestación de 20.000 hectáreas al año entre 2020 y 2050, el aumento del 4 por ciento de la superficie de tierras forestales, la mejora de la gestión forestal y la restauración y recuperación de 50.000 hectáreas de humedales hasta 2050.

Otros sectores

El vector tractor de la descarbonización del sistema será el sector eléctrico, lo que generará oportunidades de inversión. La electrificación de la demanda es una de las palancas, sobre todo en el sector residencial (un 81 por ciento) y de servicios (91 por ciento), pero la industria y la movilidad también desempeñarán un papel fundamental. Los sistemas de almacenamiento serán esenciales para garantizar la correcta integración de las energías renovables.

Los cambios modales y la integración de la planificación urbanística desempeñarán un papel clave en la transformación del sector de la movilidad. Se calcula tendrá unas emisiones reducidas en 2050. Más de tres cuartas partes de la movilidad y transporte (79 por ciento) emplearán energía final de origen renovable.

La Estrategia a Largo Plazo prevé que el sector de la edificación estará plenamente descarbonizado a mediados de siglo, para lo cual mejoraría la eficiencia de las construcciones ya existentes. Los mayores cambios para lograr esta transición se producirán en los sistemas de climatización: el 96 por ciento de ellos serán renovables a mediados de siglo.

Por su parte, la Estrategia indica que la industria, aun manteniendo o incrementando su peso en el PIB nacional, disminuirá sus emisiones desde 72 MtCO2eq en 2020 a 7 en 2050.

Respecto a la industria, experimentará una reducción absoluta de emisiones gracias a la mejora de la gestión de cultivos, fertilizantes y estiércoles, a la producción de biogás, a la conservación de suelos, la alimentación del ganado y las rotaciones de cultivos, la digitalización y las tecnologías inteligentes para el riego y la fertilización, así como a la reducción del desperdicio en la cadena alimentaria de consumo nacional y a la modificación progresiva de los hábitos alimentarios para retornar a dietas más saludables y equilibradas como la dieta mediterránea.

Además, la aplicación de la ELP permitirá reducir un 81 por ciento las emisiones del sector de los residuos en 2050 con respecto a 2015.

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