Ahora que termina la Eurocopa de fútbol, es un buen momento para hablar de ese absurdo prejuicio que hay en algunos intelectuales, que consiste en pensar que el fútbol está reñido con la cultura y que los futbolistas son personas poco menos que analfabetas, absolutamente ajenas al interés por los libros, las artes y cualquier tipo de música que no sea el pop-rock.

A pesar de que hay ejemplos que desmienten que lo de ‘futbolista culto’ no es un oxímoron, y todo el mundo conoce el caso de Jorge Valdano, es muy difícil aún desmentir la tendencia a pensar que fútbol y cultura forman un matrimonio mal avenido sino imposible.

Podría citar aquí ejemplos que conozco personalmente de jugadores de fútbol apasionados por el arte, la literatura o la música clásica (Miguel Pardeza, Butragueño, Pep Guardiola, Ramón Cobo, Buyo), además de intelectuales como Eduardo Galeano, Javier Marías, Osvaldo Soriano, Juan Villoro y el añorado Roberto Fontanarrosa, auténticos entusiastas del llamado deporte rey. Albert Camus, Eduardo Chillida o Miguel Delibes estuvieron en su día muy cerca de convertirse también en futbolistas de éxito.

Llega a mis manos estos días «Al sur de la memoria» (La luz manual), un libro publicado hace unos meses por un exfutbolista, no muy conocido, por no haber militado en ninguno de los que se consideran grandes clubes, aunque con una trayectoria que lo llevó, entre otros, a Osasuna y Getafe.

A sus setenta años, José Miguel Polo ha escrito un texto de una belleza a la altura de los grandes narradores de prosa poética, en el que recoge recuerdos, vivencias, opiniones, sentimientos y una personal visión de la vida; de la suya y de la de las personas que conoció en el mundo del deporte, y en el otro. Los escritores a los que ha leído y a los que cita a lo largo de este libro desvelan una formación literaria autodidacta muy bien asimilada con la que Polo ha creado unos textos llenos de ternura y de sensibilidad, a veces entreverados de ironía y sentido del humor, que hace de la lectura de estas páginas un ejercicio muy gratificante.

Hay aquí una mirada hacia atrás, sin ira y sin agravios, a una sociedad reaccionaria marcada por la posguerra, a una educación franquista y nacionalcatólica, a unas costumbres pacatas que reprimían cualquier atisbo de rebeldía, a un mundo del que sólo se podía uno evadir a través de los sueños. Y para José Miguel Polo los sueños estaban en el fútbol. Desde los primeros partidos con los amigos del barrio en campos sin marcas y sin porterías, hasta aquel estadio en el que marcó el penalti, con el que termina el libro, que dio el campeonato a su equipo.

Precedido por una introducción de su hija Paula, autora también de los dibujos que ilustran algunas de sus páginas, el libro recoge desde recuerdos de una infancia marcada por la fascinación por el fútbol, una adolescencia de novias y amigos, y una madurez castigada por el insomnio, hasta una mirada nostálgica, pero exenta de sensiblería, contemplada desde los primeros años de una tercera edad que, como a todos, llega de pronto y sin avisar.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

2 COMENTARIOS

  1. Los libros bien escritos, que tienen alma, merecen ser leídos. El perfil que Pastoriza hace del libro no tiene nada de comercial, no regala nada a su autor. Al contrario hace honor a la verdad de una narrativa que contiene las vivencias de quien se toma su existencia como un ejercicio de sensibilidad y de ética. La vida para Polo siempre tuvo un aprisco sentimental, un lugar sagrado, su barrio de el Zapillo, sus amigos y su familia. Y la magia de un balón.

  2. Yo he tenido el placer de conocerte desde tu mas tierna infancia, y en tu adolescencia. Después tus ansias de volar y tu enorme ambicion por ser futbolista, separó nuestros caminos, que no nuestra amistad. Sabes qie tienes mi aprecio y mi cariño, y se que soy correspondido. Sabes perfectamente mi opinon sobre el libro. Un abrazo.

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