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«El triángulo de la tristeza» de Ruben Östlund: comedia negra y cínica sobre la sociedad de las apariencias

« Ante nuestros ojos desconcertados, ‘El triángulo de la tristeza’ regurgita las tripas de los famosos. Ya no es un barco sino un mostruco que apesta, eructa y gorgotea los intestinos de la economía mundial…”(Les Echos)

Premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2022 y aspirante a tres Oscar -Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guion Original- «El triángulo de la tristeza» (Triangle of Sadness), precioso título para una interesantísima película dirigida por el iconoclasta realizador sueco Ruben Östlund (Fuerza Mayor, The Square, también Palma de Oro en Cannes 2017), es una sátira muy actual que no deja títere con cabeza en su repaso del mundo de la moda, los influencers de las redes sociales, los fabricantes de armas (una pareja que ha hecho fortuna vendiendo granadas y minas antipersona) y los nuevos multimillonarios rusos que hicieron fortuna durante la perestroika vendiendo fertilizantes a medio mundo, así como otras especies de los que habitualmente figuran en los listados anuales de los más ricos que publica la revista estadounidense Forbes.

Comedia muy negra protagonizada por Harris Dickinson (Beats Rats), Charibi Dean (modelo sudafricana fallecida en agosto pasado, a los 32 años, de una repentina septicemia bacteriana), Dolly De Leon (Veredicto, Halte)  y el veterano y estupendo Woody Harrelson (Insaciables, El hombre de Toronto, Tres anuncios en las afueras), «El triángulo de la tristeza» nos cuenta las viviencias de una pareja de modelos e influencers preocupadas por su imagen –Yaya y Carl-, invitados a un crucero de lujo en un yate.

Los chicos están enamorados pero son también una especie de sociedad limitada en la que Yaya posa continuamente ante el teléfono de Carl, y este se encarga de que las fotografías circulen sin cesar por las redes sociales. Yaya, quien ya pasa de la treintena y ve como su carrera en las pasarelas se va apagando, asegura que terminará siendo «la esposa trofeo de algún millonario ruso».

Mientras que la tripulación se encarga de los pasajeros, el capitán, marxista y alcohólico, se resiste a abandonar su camarote para la cena de gala. Los acontecimientos dan un vuelco inesperado cuando una tempestad hace naufragar el barco y un grupo de viajeros va a parar a una isla aparentemente desierta, donde la relación de fuerzas se invierte y todos se ponen a la órdenes de la señora asiática que en el barco se ocupaba de la limpieza de los lavabos, y que es la única que sabe coger peces con las manos….

No se puede negar que Östlund es uno de los cineastas más inteligentes y personales del panorama actual. Con la crítica internacional escindida en Cannes entre incondicionales y detractores, con tan solo tres largometrajes hasta la fecha ha logrado interesarnos a todos con sus amargas comedias dramáticas en las que ha saltado de la crítica a la familia en «Fuerza mayor» (Snow Therapy) a la del capitalismo más amoral y salvaje, el del dinero obsceno y los horrores económicos que en cada vuelta de tuerca actualizan la lucha de clases en este «Triángulo de la tristeza[1]», pasando por la especulación artística de «The Square». 

(He leído en algún sitio que en su próxima película, «The Entertainment System is Down», Östlund sigue en la misma línea, centrándose en los pasajeros de un vuelo que protestan por la supresión del servicio de vídeo en streaming a bordo). 

Una improbable y cínica pesadilla social, con protagonistas bastardos y ridículos, producto de una época y un ambiente en los que priman las apariencias, realizada por un artista excesivo e insolente que es también un moralista.

«Su humor, tendencia Wolinski, a veces confunde, pero el talento del cineasta estalla en cada escena…»  (François Forester, L’Obs).

  1. «El triángulo de la tristeza» se estrena en los cines madrileños el viernes  17 de febrero de 2023.
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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