El relator especial sobre Extrema Pobreza y los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Olivier De Schutter, ha criticado la «agresiva competición» entre los países de la Unión Europea por «reducir impuestos, salarios y la protección social de sus trabajadores» porque perjudica sus esfuerzos en la lucha contra la pobreza.

En la presentación de sus conclusiones preliminares tras la misión de dos meses en territorio comunitario, De Schutter sostuvo que «con esta carrera» pretenden conseguir más inversores, pero la realidad es que esta práctica perjudica a las propias empresas y trabajadores, además de a las finanzas públicas, informa Servimedia.

Como ejemplo, destacó que «cada año se pierden entre 160 y 190 mil millones de euros sólo por la competencia en materia impositiva», con el resultado de que «la carga fiscal se desplaza de las grandes empresas e individuos ricos hacia los trabajadores y los consumidores».

En su opinión, la Unión Europea debería «reforzar la lucha contra la evasión fiscal» de ciudadanos y empresas y también contra el dumping fiscal que practican algunos de sus Estados miembro.

Propuso cortar toda financiación a aquellas empresas que cotizan en paraísos fiscales y, en cambio, recompensar a las que fomentan el empleo justo y demuestran «compromiso social».

También defendió la posibilidad de incentivar a los Estados para aplicar políticas sociales y, en contrapartida, penalizar a aquellos que apuesten por la bajada agresiva de impuestos.

Por otro lado, instó a la UE a «armonizar las regulaciones que existen en cuanto al Ingreso Mínimo Vital» entre los diferentes países, para asegurar un nivel de vida adecuado.

Preguntado sobre la posibilidad de una renta mínima universal, indicó que «habría que tener mucha precaución con el impacto de género que esta pudiese causar y vigilar para que no desincentivase la búsqueda de empleo».

A su juicio, sí sería importante que todos los países apostasen por hacer de los jóvenes un grupo prioritario entre los beneficiarios del ingreso mínimo, algo que en general no sucede.

Asimismo, apostó por «sacar» el gasto en políticas sociales como educación y sanidad «del cálculo del déficit» de los Estados miembro durante algunos años, ya que desde 2009 «no han hecho más que recortar sus inversiones en estas áreas críticas para la reducción de la pobreza».

«Si Europa quiere ser pionera en el camino hacia una sociedad inclusiva, necesita una estrategia de lucha contra la pobreza que sea audaz», concluyó.

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