«El primer día de mi vida», de Paolo Genovese, una historia fantástica de soledad y segundas oportunidades

«Como en la paradoja del gato de Schrödinger, los cuatro personajes de la película están al mismo tiempo muertos y vivos, como si se encontraran en una especie de limbo o un no-lugar de paso» (sentieriselvaggi.it)

Adaptando una novela suya, Paolo Genovese («Una historia de amor italiana», «Perfectos desconocidos») vuelve a hablar, en «El primer día de mi vida» (Il primo giorno della mia vita), de las segundas oportunidades y de un tema tan incómodo como es el suicidio.

Protagonizada por el reconocido actor Toni Servillo («La gran belleza», «Loro»), Margherita Buy («Mia madre»), Sara Serralocco («Los despiadados») y Valerio Mastandrea («Perfectos desconocidos»), esta historia fantástica de soledad nos cuenta que, en el momento exacto en que están tocando fondo, un hombre, dos mujeres y un niño conocen a un misterioso hombre que se dedica a guiar los destinos ajenos, capaz de regalarles una semana de tiempo en la que reflexionarán sobre sus circunstancias y acabarán cambiando el punto de vista que tenían sobre muchas cosas.

Ariana (Margherita Buy) es una policía que arrastra un luto insoportable por la muerte de su hija; Napoleone (Valerio Mastandrea) es una especie de gurú que tiene como profesión motivar a los demás pero ni siquiera es capaz de motivarse a sí mismo, Emilia (Sara Serralocco) es una exgimnasta siempre segunda en las competiciones quien, tras un accidente, ha terminado en silla de ruedas y Daniele (el niño Gabriele Cristini, doce años), un influencer con sobrepeso y bulimia al que su padre obliga a grabarse consumiendo docenas de Donuts, lo que proporciona a la familia un modus vivendi más que desahogado.

Junto a ellos el veterano Tony Servilio, un personaje sin nombre que los pasea en su viejo automóvil por calles y plazas vacías en las que no cabe la esperanza,  la noche en que, en mitad de una lluvia torrencial, los tres habían decidido acabar con sus vidas, les sitúa en una especie de limbo desde el que pueden ver cómo sería el mundo sin ellos y les concede una semana con el tiempo suspendido para que se den una segunda oportunidad: siete días sin poder comer, beber ni ser vistos, para ver si consiguen cambiar de «perspectiva». 

A medida que transcurren los días, los cuatro aspirantes a suicidas acaban solidarizándose unos con otros, establecen relaciones de un cierto afecto y empiezan a mirar el futuro desde otra perspectiva. Aunque no todos. 

En principio, esta película sobre la soledad y una panoplia de traumas fácilmente reconocibles, debía rodarse en Nueva York con un casting de actores de alcance internacional, pero la pandemia trastocó los planes y acabó rodándose en la Roma nocturna de los alrededores de la estación Termini, con actores italianos.

«En inglés, hay tres palabras que definen la soledad; aloneness, loneliness y solitude, la primera alude a la soledad física, la segunda a la soledad emotiva y por tanto a una cierta forma de fallo, de abandono. Y finalmente la tercera es una soledad positiva, que coincide con la autorrealización, la calma y la madurez. Los personajes de ‘El primer día de mi vida’ experimentan las tres y gracias a un deux ex maquina de rostro cansado y apasionado del jazz  intentan pasar de la segunda a la tercera» (comingsoon.it). Antes de la aparición del personaje, los tres habían renunciado a una vida estúpida, sin afectos y sin certezas.

«El primer día de mi vida[1]» trata, sin profundizar demasiado y traspasando los límites de la realidad, temas como el abuso de poder en la familia, la evolución del dolor en el tiempo, la pérdida y la libertad de decidir qué hacer con la propia vida. Y, con melancolía, se pregunta acerca de qué es la felicidad, si vale la pena vivir e incluso si es posible que uno se salve solo. 

El director, Paolo Genovese, ha explicado que «esta historia nació después de haber visto el documental ‘The bridge: el puente de los suicidas’. El realizador Eric Steel colocó una telecámara en el Golden Gate Bridge de San Francisco, y grabó muchos de los suicidios que allí se consumaron. Luego entrevistó a los que habían sobrevivido al salto en el vacío y todos dijeron que se habían arrepentido en los siete segundos que dura la caída. Esos siete segundos se convierten en mi película en siete días».

  1. «El primer día de mi vida» se estrena en Madrid el viernes 7 de julio de 2023.
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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