El Prado acoge el arte abstracto de Zóbel en una exposición temporal

Fundador del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, su obra recoge las influencias de Europa, Asia y Norteamérica

Fernando Zóbel murió en 1984 a los sesenta años en la habitación de un hotel de Roma mientras pasaba unos días en esa ciudad visitando museos. Había nacido en Manila en 1924, hijo de una familia española.

El paisaje de Manila y las experiencias vividas allí durante sus años de infancia y juventud le proporcionaron una mirada especial sobre Asia.

Viajó a Europa y estudió en Suiza. Se instaló en España con sus padres, pero todos regresaron a Filipinas cuando estalló la guerra civil. Allí le sorprendió la Segunda Guerra Mundial.

A su término se trasladó a EEUU enrolado en un carguero militarizado, y estudió Filosofía y Letras en Harvard (su tesis de grado fue sobre la obra de García Lorca, de quien tradujo al inglés «Don Perlimplín»).

En América practicó sus varias pasiones: la investigación científica, el estudio de las diversas técnicas artísticas y el coleccionismo. En 1951 participó en la primera exposición colectiva y al año siguiente regresó a Filipinas para dedicarse a la pintura. Su primera exposición como autor único fue allí.

Completó su formación en Cambridge, donde estudió a fondo la obra de Goya (aunque siempre le fascinó la pintura de Velázquez) y recibió las influencias de la Bauhaus.

En un viaje a Madrid en 1955 conoció a un grupo de jóvenes artistas (Gerardo Rueda, Feito, Antonio Lorenzo) quienes estaban renovando las artes plásticas y eso le animó a instalarse en España en 1958 y al año siguiente organizar aquí su primera exposición, en la Galería Biosca.

Se relacionó con Antonio Saura, Eusebio Sempere, Martín Chirino, Gustavo Torner, Gerardo Rueda, quienes en 1963 le ayudaron a dar forma al Museo de Arte Abstracto de Cuenca, instalado en las Casas Colgadas, que tuvo como base su colección personal, que terminó donando al museo en 1981.

Los años sesenta fueron los de su consagración como artista de prestigio en todo el mundo. En un obituario que escribió el crítico Francisco Calvo Serraller (otra sentida ausencia en el mundo del arte) se dice que Zóbel «hizo de su propia vida una obra de arte, una indagación constante de los estados de plenitud estética, una preciosa recopilación de experiencias y vivencias aristocráticas y sutiles».

Una exposición para «aprender y enseñar a ver»

Además de pintor, Zóbel era un extraordinario acuarelista, un gran dibujante, un excelente grabador y un fotógrafo sensible.

Estas facetas están representadas en la exposición que el Museo del Prado muestra estos días, una iniciativa excepcional de un museo que en raras ocasiones acoge obras de artistas contemporáneos.

Esta exposición se puede interpretar también como homenaje a un pintor que pasó muchas horas en este museo como visitante y como copista («Dibujar de cuadros es una forma de verlos», escribió). En este sentido Zóbel hizo numerosos estudios en el Prado y en otros museos de todo el mundo, que utilizó para elaborar una obra artística entre la tradición y la modernidad. Además donó al Prado muchos dibujos de maestros españoles de los siglos dieciséis al dieciocho.

La exposición está organizada en cinco ámbitos que recogen su obra en los tres continentes en los que vivió (Asia, América y Europa), y las tradiciones artísticas y literarias de Oriente y Occidente: El descubrimiento del pasado, Dibujar pintando, caligrafía asiática y pintura abstracta, Conversaciones con los maestros, Imágenes dialécticas y Paisaje del pasado y del futuro, cuyos títulos son sumariamente explícitos con los contenidos. En todos estos ámbitos está presente un objetivo que Zóbel tenía como lema para el arte: «Aprender a ver y enseñar a ver».

Fue en España cuando comenzó a pintar en formatos de grandes dimensiones con amplios trazos negros sobre lienzos blancos y fundiendo pintura y dibujo, con influencias del expresionismo abstracto de Pollock y Rothko y de la caligrafía sinojaponesa.

Utilizando jeringuillas (las llamaba pinceles de niebla) salpicaba pigmentos sobre el lienzo para desarrollar una técnica personal de pintura gestual.

En sus últimos años el paisaje comenzó a ocupar una parte importante de sus lienzos, en los que mezclaba fotografías, dibujos y pintura para conseguir lo que llamaba metáforas abstractas, que representaban no las cosas sino su efecto en la sensibilidad.

Un documental de Sonia Prior realizado expresamente para esta exposición, «Memoria del instante. Los cuadernos de Zóbel» cierra el recorrido de la muestra.

  • TITULO. Zóbel. El futuro del pasado
  • LUGAR. Museo del Prado. Madrid
  • FECHAS. Hasta el 5 de marzo de 2023
Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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