El Movimiento Feminista de Madrid, conformado por más de 350 organizaciones de mujeres, ha dirigido un escrito en el marco de las movilizaciones por el 8 de marzo, al ministro de Consumo Alberto Garzón, para indicar la necesidad de control y cierre de las páginas web que albergan contenido pornográfico. 

Argumentan que la pornografía en internet se configura como una «escuela pública de desigualdad entre los sexos, en la que cualquiera, desde su infancia, puede instruirse en la cultura de la violación que promueve, y configura, por tanto, un imaginario colectivo en el que las mujeres son representadas como objetos sexuales, sobre los que cabe realizar todo tipo de vejaciones, y en el que los hombres son presentados como sujetos titulares del derecho a violentar a las mujeres».

Añaden que el porno utiliza a mujeres reales «que son penetradas, escupidas o agredidas y que, además, parecen mostrar una absoluta complacencia frente a la violencia que reciben de los hombres, y que la violación, grabada o no, no es ficción, sino que supone una violación de la dignidad humana y, en consecuencia, de los derechos humanos de las mujeres».

Consideran que la infancia y la adolescencia conforman las franjas de edad más vulnerables frente al consumo de este contenido, dado que están en un momento decisivo para la configuración de conductas, preferencias, autoconocimiento y aprendizaje sobre cómo relacionarse con el mundo.

Según un estudio de Save the Children, el 53,8 por ciento de los estudiantes encuestados afirmó haber consumido pornografía por primera vez entre los seis y los doce años. Esta misma investigación constató que el 98,5 por ciento de los adolescentes encuestados consume pornografía gratuita, que suele ser la más machista, y que el 54,1 por ciento usaba la pornografía como inspiración para sus propias prácticas sexuales. 

Como consecuencia de la exposición temprana a este contenido, el número de menores condenados por la comisión de delitos sexuales aumentó en un 28,8 por ciento en 2019, y tanto la fiscalía como los expertos alertaban de que el consumo de pornografía en los jóvenes alienta la violencia sexual.

El Movimiento Feminista de Madrid sostiene que impedir el acceso a estos contenidos a través de un mecanismo de bloqueo es indispensable para evitar que los menores se eduquen en un modelo de relación afectivo-sexual basado en la violencia, la falta de consentimiento mutuo y para proteger su propia integridad física y moral en un momento crucial de su desarrollo.

Y, considerado el potencial socializador del porno, su nociva influencia en la conformación de conductas y su contribución a la perpetuación de la jerarquía sexual, instan al Ministerio al «cierre inmediato de las páginas pornográficas y a la retirada de su publicidad». 

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