El hierro y la pólvora, novela sobre las hazañas del sahagunés Juan de Joara

El 14 de agosto se presentó en el Auditorio Carmelo Gómez, de Sahagún, la novela del historiador Luis Bajo de Castro titulada El hierro y la pólvora, de la editorial Círculo Rojo, que recrea la vida del sahagunés ilustre del siglo dieciséis Juan de Joara, capitán de los Tercios Viejos quien, como militar al servicio de la corona de España, tuvo una vida llena de combates y lances guerreros durante el reinado de Carlos V.

Para situar la acción hay que imaginarse la Italia del Renacimiento y en particular el reino de Nápoles, español a la sazón, donde este sahagunés estuvo a las órdenes directas del virrey don Pedro de Toledo, quien lo nombra comandante de Nápoles y quien, para compensar sus muchas hazañas con el arcabuz, le otorga el señorío de Joarilla (León), donde acabará retirándose para morir.

Hasta allí llegó a reclamar sus derechos su hijo natural, Diego, al que sí había reconocido, y que está enterrado con él.

Esto de que los hijos vinieran a reclamar a donde el padre, al que quizás no habían visto nunca en su vida guerrera, debió darse mucho, y ahí está la historia del inca Garcilaso quien, cuando su padre volvió a España, vino a reclamarle sus derechos de hijo. Así que el hijo vino a Joarilla y aquí se quedó hasta ser enterrado con su mujer al lado del padre.

Cabe preguntarse cómo es que nuestro hombre, tan emprendedor y grande de ánimo, no dio el salto a América. Es un misterio para mí aunque ya tenía bastante con defender el Mediterráneo de los turcos y de todos los demás enemigos de la Cristiandad, por un lado, y al Emperador Carlos V de todos sus enemigos, con Francia y el Papa de Roma a la cabeza, por otro.

Los Tercios Viejos fueron anteriores a los de Flandes, ya que las guerras de Flandes no estallan hasta sesenta años después de los hechos que aquí se relatan, y es apasionante imaginar a este personaje, sin duda de buena familia (otro sahagunés del mismo nombre, su abuelo- tío Juan de Joara, había sido repostero de camas de Isabel la Católica, el cargo más influyente que podía haber en la corte, y el monasterio de Sahagún fue Universidad hasta el siglo diecisiete y allí estudió nuestro héroe), triunfar tan lejos con el arcabuz y la pólvora para acabar retirándose cansado y arrepentido a su predio tan bien ganado, a su señorío de Joarilla, donde murió y yace enterrado junto con su hijo y su nuera después de escribir sus memorias con el título de Mi vida culpable.

Luis Bajo de Castro, natural de Joarilla, León, reside en Artà, Mallorca, y es historiador.

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