El jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire (Jema), general Javier Salto, considera necesario disponer de ocho mil militares más para poder responder a las necesidades operativas del Ejército del Aire y para afrontar sus retos y desafíos de cara al futuro.

Lo ha dicho en una entrevista en la ‘Revista Española de Defensa’, recogida por Servimedia, en la que muestra su preocupación por la pérdida de capacidades que se ha producido en los últimos años, a pesar de la cual considera que «el Ejército del Aire es una institución sólida, que funciona perfectamente y, hasta la fecha, ha sabido salir adelante a pesar de las dificultades».

El Jema destaca que, a pesar de «importantes reducciones presupuestarias», el Ejército del Aire español es «moderno, muy profesional, con los más altos estándares de la OTAN» y fiel a su «esencia y valores».

A pesar de ello, ve necesario «asignar más personal y más presupuesto» para que la operatividad del Ejército del Aire no se vea afectada por la situación financiera, después de que en la última década se hayan aplicado «criterios de austeridad y eficiencia», que han derivado en dar de baja algunas flotas y han redundado negativamente en el sostenimiento de sus aeronaves.

El general Javier Salto explica que en los últimos doce años el Ejército del Aire ha perdido seis mil efectivos, coincidiendo con un momento en que «el poder aeroespacial es cada vez más relevante» y cuando para ejercerlo «se requieren y emplean más y mejores capacidades».

Uno de los problemas que ha sufrido el Ejército del Aire en los últimos años ha sido una fuga de pilotos hacia las aerolíneas comerciales, seducidos fundamentalmente por unas mejores perspectivas salariales.

Por su parte, el Jema resalto la «creciente importancia» del medio aeroespacial para la seguridad y la defensa y la aparición de «nuevos escenarios», como el ciberespacio o el cognitivo, de cara al futuro.

Por ello, resalta la necesidad de aumentar las capacidades del poder aeroespacial para «garantizar el control y el dominio del medio que engloba el espacio aéreo y el espacio denominado ‘ultraterrestre’», sin olvidar la «imprescindible aportación» del poder aeroespacial al «conjunto de capacidades militares multidominio».

Apunta que el Ejército del Aire es el organismo nacional con «mayor conocimiento global y experiencia» sobre los riesgos y amenazas que afectan al aire y al espacio, mientras que, en lo referido al ciberespacio, se inclina por «garantizar la integridad de nuestros sistemas de mando y control, así como proteger nuestros sistemas de información».

En el Ejército del Aire existe un vivo debate sobre la conveniencia de modificar su nomenclatura para denominarse Ejército del Aire y del Espacio, una posibilidad que, según la ministra de Defensa, Margarita Robles, no descarta que se materialice en el futuro, ya que «el espacio forma parte de nuestra seguridad y de nuestra vida», tal y como reconoció el pasado mes de noviembre.

El Jema también se pronuncia sobre las capacidades materiales del Ejército del Aire. En ese sentido, recuerda que se está en el proceso de sustitución de los aviones C-101, para lo cual se han adquirido aeronaves PC-21 Pilatus como parte de un programa para desarrollar un nuevo Sistema Integrado de Entrenamiento para la enseñanza en vuelo en la Academia General del Aire.

Este programa, dice el general Javier Salto, está en una fase «muy avanzada», aunque sus plazos se han visto afectados por la pandemia, lo que «podría implicar que no podamos comenzar con este nuevo concepto en el curso 2021/2022, como teníamos planeados inicialmente».

A su vez, también está en marcha la renovación de los entrenadores avanzados, los F-5 de la Escuela de Reactores en la base de Talavera la Real, en Badajoz, que se darán de baja en 2028. Para su sustitución, explica el Jema, el Ejército del Aire apoya el desarrollo de un nuevo modelo por pate de la industria española de defensa.

Respecto de la renovación de los cazas F-18 que van finalizando su vida operativa, comenta que la prioridad pasa por garantizar el relevo de los más veteranos, que son aquellos que actualmente se encuentran desplegados en Canarias, por nuevos Eurofighter.

El resto de la flota de F-18 debe renovarse a finales de esta década, un reto que el Ejército del Aire cree que debe afrontarse con la sustitución de una parte de estos aparatos con la versión más avanzada de Eurofighter, mientras que para el resto no descarta adquirir más Eurofighter u otro modelo de caza de quinta generación. «En cualquier caso, la decisión final no deberá demorarse más de dos años», señala.

El Jema cree que el desarrollo del futuro ‘caza europeo’, conocido como Sistema de Armas de Nueva Generación (NGWS, por sus siglas en inglés) marcará el futuro del Ejército del Aire y de la industria de defensa nacional, teniendo en cuenta que su implantación está prevista para el año 2040, coincidiendo con el momento en que los Eurofighter tendrán que empezar a ser dados de baja.

En cuanto a la incorporación del Predator-B, el dron del Ejército del Aire, el Jema cree que son una «solución interina» hasta que se pueda contar con el EuroMALE, que es el sistema de armas que operará a largo plazo en las misiones de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR, por sus siglas en inglés).

Por último, subraya que los helicópteros NH-90 supondrán un «salto cualitativo» en los sistemas de ala rotatoria del Ejército del Aire, que permitirán mejoras su contribución a la Acción Aérea del Estado, especialmente en los referidos a misiones de búsqueda y salvamento.

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