La sentencia pronunciada por un juez sobre el recurso presentado por la figura del tenista Novak Djokovic contra la decisión del gobierno australiano de cancelar su visado, Graham Thom, asesor de Amnistía Internacional Australia sobre personas refugiadas, indica que este caso de interés mundial ha «vuelto a poner el foco sobre una violación del derecho internacional y que ha causado sufrimiento y muerte a personas cuyo único ‘delito’ era buscar seguridad en las costas australianas».

«Djokovic ha vislumbrado por un instante lo que las personas refugiadas llevan años experimentando debido a las vergonzosas políticas del gobierno australiano sobre las personas refugiadas. Por ejemplo, Mehdi Ali, iraní de veinticuatro años recluido en el mismo Park Hotel que Djokovic, contó a Amnistía que «la cárcel y la miseria que se respiran en mi habitación llevan acechándome casi nueve años».

Graham Thom añade que las personas atrapadas indefinidamente en este sistema brutal, ya sea en los llamados ‘lugares de detención alternativos’ (APOD) dentro de Australia o en Nauru, están sufriendo porque no pueden trabajar, llevar a sus hijos al colegio, practicar el deporte que les gusta, acceder a asistencia médica o planificar su futuro. Y muchas sufren traumas y enfermedades a diario debido a su reclusión.

Agrega que estas personas han huido de algunos de los lugares más peligrosos del mundo y tienen derecho a la libertad, la seguridad y un futuro prometedor para ellas y sus familias. Entre ellas hay médicos, músicos, ejecutivos comerciales, trabajadores sociales y atletas. Necesitan nuestra ayuda urgente. La población australiana no puede permanecer impasible mientras la clase política mira hacia otro lado ante el sufrimiento de la gente.

Hay más opciones

Amnistía Internacional dedica esfuerzos a llevar gente a Suiza o Canadá y a apoyar su reasentamiento en Estados Unidos. Nueva Zelanda lleva cinco años ofreciéndose a acoger 150 personas refugiadas al año, y

Amnistía Internacional dedica esfuerzos a llevar gente a Suiza o Canadá y a apoyar su reasentamiento en Estados Unidos. Nueva Zelanda lleva cinco años ofreciéndose a acoger 150 personas refugiadas al año, y Graham Thom pide al primer ministro australiano, Scott Morrison, que «ponga fin a este sistema injusto, acepte el ofrecimiento de Nueva Zelanda y permita que estas personas empiecen al fin a rehacer sus vidas».

Externalizar inmigrantes

El gobierno australiano lleva desde 2012 enviando a solicitantes de asilo en barco a instalaciones de Papúa Nueva Guinea y Nauru como parte de una política destinada a disuadir y castigar a quienes buscan protección en su país.

Alrededor de cuarenta personas continúan recluidas en los “lugares de detención alternativos” (APOD) denominados Park Hotel, que son hoteles y moteles que el gobierno australiano utiliza en lugar de grandes centros para alojar a personas migrantes detenidas.

La mayoría de las personas alojadas en estos lugares tienen reconocida la condición de refugiadas y fueron trasladadas a ellos desde centros de tramitación de Papúa Nueva Guinea y Nauru para recibir asistencia médica urgente.

No hay una justificación clara para que estas personas sigan recluidas en estos lugares; de hecho, muchas han sido liberadas también sin una explicación. En diciembre de 2019, la Comisión de Derechos Humanos de Australia afirmó que estos moteles no eran lugares de detención apropiados dadas la ausencia de instalaciones especializadas y las restricciones de la libertad de circulación y el acceso a un espacio abierto.

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