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Educación en tiempos de guerra: resiliencia en medio del caos

Escuela de la UNRWA atacada en Gaza ©ONU.news

Escuela de la UNRWA atacada en Gaza ©ONU.news

¿Quién, en medio de la destrucción y el caos, puede seguir su formación? ¿Qué niño o niña puede concentrarse en sus estudios cuando el sonido de las bombas reemplaza al de las campanas escolares, y las aulas se convierten en refugios?

Actualmente, países como Gaza, Ucrania, Sudán, Siria, Afganistán, Yemen, entre otros, se enfrentan a una grave interrupción educativa debido a la violencia, el desplazamiento masivo y la destrucción de infraestructuras escolares. En todas estas zonas de conflicto, la educación está siendo un desafío urgente.

Desafíos educativos

Las familias huyen buscando otros lugares del mundo, donde tan solo una minoría ha sido integrada en escuelas de países receptores o ha continuado sus estudios de manera remota o en refugios subterráneos.

No obstante, en muchos lugares, el escaso estatus legal agrava la situación, dificultando la inscripción en las escuelas locales. Muchos refugiados no son reconocidos y el acceso a este servicio básico queda limitado.

Grandes multitudes se están enfrentando a la cruel realidad de la supervivencia, superando obstáculos para acceder a la enseñanza como barreras lingüísticas, escasez de recursos, desplazamiento forzado, traumas posconflicto, etc., para no quedar vulnerables y excluidos social y educativamente.

Pero, increíblemente, hay quienes continúan a pesar de estos factores que dificultan y fragmentan la educación generando una crisis global, donde millones de niños pueden perder el acceso a la educación, uno de los derechos fundamentales según Unicef.

Los jóvenes de estos países intentan seguir adelante, teniendo la fortaleza de aprender en un lugar que se desmorona. Según la Unesco, la educación en situaciones de emergencia es primordial debido a que proporciona un sentido de estabilidad, normalidad y esperanza a los niños y niñas. Además, se trata de una herramienta crucial para la protección ante situaciones de reclutamiento armado, explotación y otras formas de abuso tan comunes en conflictos bélicos.

Soluciones en marcha

Education Cannot Wait (ECW) es el fondo mundial para la educación en situaciones de emergencia y, junto a otras organizaciones, están trabajando activamente para mejorar el acceso a la enseñanza de los afectados y desplazados por conflictos armados.

Los niños y niñas migrantes, buscan un sitio del que hacer su hogar y poder empezar de nuevo. Sin embargo, en ese proceso, se ven forzados a desplazarse debido a la pobreza y a la violencia. Las organizaciones no gubernamentales, establecen propuestas contribuyendo con el derecho a la educación de los menores, con objetivo de que su desarrollo académico se vea lo menos interrumpido posible.

Save the Children, ofrece un programa denominado «Ruta Educativa» para que los jóvenes puedan continuar con el aprendizaje a pesar de las migraciones. Son aulas móviles adaptadas con materiales básicos, donde se aborda no sólo una enseñanza formal, sino que también ofrecen apoyo psicosocial para tratar los traumas posteriores a la guerra.

Las clases suelen tener lugar en carpas o estructuras temporales, entornos funcionales para un aprendizaje seguro que les permita continuar su desarrollo cognitivo, social y emocional, aunque se encuentren en condiciones de desplazamiento.

The New Humanitarian, promueve métodos de educación a distancia y digital para evitar la inseguridad de las calles. Sin embargo, la infraestructura de comunicaciones de la mayoría de países en guerra siempre queda dañada, lo que dificulta el acceso a estas herramientas.

La Agencia UNRWA de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina abarca desde 1960 servicios de educación, ademas de atención de salud, servicios sociales y de socorro, infraestructura y mejoras en los campamentos, microfinanzas y asistencia de emergencia, incluso en tiempos de conflicto armado, en territorios de Gaza, Jordania, Líbano y Siria, donde mantiene 706 escuelas con un personal de unos veinte mil profesionales que se ocupan de más de quinientos mil menores.

Por otro lado, colaborando con gobiernos y otras entidades, las organizaciones no gubernamentales promueven estrategias de integración y políticas inclusivas, ajustando los currículos escolares y brindando apoyo lingüísticos y psicosocial a los menores refugiados.

Para mitigar los impactos de la migración y lograr la integración de afectados, están creando programas de enseñanza con enfoques interculturales y programas de formación docente que les capacite para la diversidad presente de estas aulas.

A pesar de las iniciativas para asegurar que los jóvenes en zonas de conflicto no queden excluidos del sistema pedagógico, el panorama con respecto a la educación sigue siendo incierto. Por ello, es fundamental que, como sociedad, no cerremos los ojos ante esta realidad.

La vulnerabilidad de la situación de estos jóvenes necesita una escuela que los acompañe. Todos ellos, no solo aprenden para el presente, sino que también estudian por un futuro que sueñan.

La educación durante las emergencias no solo imparte conocimientos, sino que también proporciona herramientas para enfrentar los retos, fomenta la resiliencia y empodera a los menores a reconstruir sus vidas y promover la paz a largo plazo.

Mediante el apoyo a organizaciones como UNRWA, Save The Children, Education Cannot Wait ó The New Humanitarian, les ofrecemos esa oportunidad de reparar los daños y volver a empezar. Cada donación y cada voz cuentan para asegurar que la educación siga siendo un derecho incluso en los momentos más oscuros.

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