El médico de la UOC Salvador Macip lidera una investigación que ha conseguido crear «bombas inteligentes» capaces de identificar y eliminar de forma específica las células envejecidas que se acumulan en los tejidos y empeoran su funcionamiento.

No se sabe por qué algunas personas envejecen peor que otras y desarrollan enfermedades asociadas al proceso de hacerse mayor, como el alzhéimer, la fibrosis, la diabetes tipo dos o algunos tipos de cáncer. Una explicación podría ser el nivel de eficiencia de la respuesta de cada organismo ante el daño que reciben las células a lo largo de la vida, por lo que acaban envejeciendo.

En este sentido, investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Leicester (Reino Unido) han desarrollado un nuevo método para eliminar las células viejas de los tejidos y frenar así el proceso de envejecimiento.

En concreto, han diseñado un anticuerpo que funciona como una bomba inteligente capaz de reconocer proteínas específicas en la superficie de estas células envejecidas o senescentes, engancharse a ellas y aplicarles un fármaco que las elimina, sin afectar al resto, lo que minimiza los potenciales efectos secundarios. 

Los resultados de este trabajo, publicados en Scientific Reports abren la puerta a desarrollar tratamientos efectivos para retrasar la evolución de enfermedades vinculadas al envejecimiento. Asimismo, a la larga, este descubrimiento también podría retardar el propio proceso de envejecimiento, con el objetivo de mejorar la esperanza y sobre todo la calidad de vida de las personas en esta etapa.

El tratamiento se podría empezar a administrar cuando aparezcan los primeros síntomas de enfermedades como el alzhéimer, la diabetes tipo dos, el párkinson, la artritis, las cataratas o algunos tumores. A largo plazo, los investigadores consideran que incluso se podría prescribir en ciertas circunstancias para conseguir un envejecimiento más saludable.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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