Dice una vieja canción de Tito González y Su Son de Cuba aquello de que «La vida te da sorpresas, sorpresas que tú no esperas». La estrofa viene a cuento aquí y ahora porque si prestamos atención a dos noticias publicadas por las mismas fechas, nos encontramos con dos historias diferentes, pero que convergen en el mismo tema, cual es el de la edad.

Se trata de la renuncia de la reina Isabel II al Premio Anciana del Año, que le quería otorgar una revista por su edad, y por otro lado la actual situación de un antiguo y rudo pistolero del lejano Oeste y hoy gran director de cine, Clint Eastwood, que sigue dando guerra delante y detrás de la cámara.

La noticia, al tiempo que coincidencia en el tiempo, es que Su Graciosa Majestad Isabel II, tiene noventa y cinco años, y Clint, el otrora pistolero duro como el pedernal, que al decir de los cinéfilos curtidos meaba hielo, noventa y un años. Los dos son pues nonagenarios, pero siguen dispuestos a seguir dando la batalla por la vida, cada cual a su manera y oficio. ¡Viva la senectud!

De la reina en cuestión se han dicho y escrito millones de cosas, por lo que está casi todo ventilado… salvo alguna cosa. Su secretario privado, Tom Laing-Baker, comunicó a la revista que le quería otorgar el premio que «La monarca no cree que cumpla los requisitos relevantes para poder aceptarlo». Según palabras de la propia soberana, «Una solo es tan vieja como se sienta». Así, con dos bemoles y noventa y cinco años… Y lo bueno del caso es que sigue trabajando, despachando sus asuntos y su correspondencia, incluso manteniendo un encuentro semanal con el primer ministro, Boris Johnson, que eso sí que tiene mérito…

Lo que sí ha tenido que aceptar Isabel II han sido los consejos de los médicos, que cuidan de su salud como oro en paño. Sabido es que la reina de los británicos, porque la cosa es vox pópuli, acostumbraba ella a tomarse un traguito de algún espirituoso antes de irse a la cama, un día sí y otro también. Pues desde su ingreso en el hospital parece ser que el lingotazo se acabó. A este paso, y con esa salud, va a jubilar a su hijo Carlos antes de que éste empiece a trabajar, y ya tiene edad…

Clint Eastwood en 1962
Clint Eastwood en 1962

El caso de Clint Eastwood va por otros derroteros, pero igualmente tiene un gran mérito. Es un hombre hecho a sí mismo, con 1,95 de estatura y noventa y un años a sus espaldas, al tiempo que muchas cananas en su curriculum profesional. Leyendo el libro Clint, ¡dispara, del director Víctor Matellano, conocemos los principios de un actor que se haría famoso por películas del conocido género del spaguetti western del director Sergio Leone, como El bueno, el feo y el malo, La muerte tenía un precio  o Por un puñado de dólares, rodadas todas ellas en escenarios a medio camino entre Almería y Colmenar Viejo, pueblo de Madrid. 

Pero con el tiempo hizo grandes películas, unas como actor y otras ya como director. Películas míticas, como Los puentes de madison, Sin perdón, Gran Torino, Harry el sucio, El jinete pálido y tantas otras. Ahora, a su edad, sigue trabajando y dicen que su última película, Cry, Macho, donde exalta la senectud, y donde se enamora, en este caso de una mexicana, va a ser otro de sus triunfos.

Estamos pues ante un tipo que a su edad no cree en la vejez, pues parece ser que eso de la tercera edad lo deja para otros. A estas alturas de su vida lo ha sido todo en su oficio: desde un guaperas en sus comienzos a  pistolero en películas de serie B, o policía macarra donde los haya habido y finalmente, hoy por hoy un gran director de cine, con obras maestras en su haber. 

Ahí tienen ustedes a dos nonagenarios en acción que a estas alturas de sus vidas siguen demostrando que merece la pena vivir la existencia de cada día, cada cual a su manera, ya sea reinando en un Imperio venido a menos o haciendo posible que el cine siga siendo considerado un arte, aunque sea el séptimo.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha siete libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», «Memoria Histórica. Para que no se olvide» y «Una Transición de risa». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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