Estrategias, fake news, trolls, bots y cuentas falsas invaden las redes sociales y crean desinformación, alarma social y, sobre todo, un universo de mentiras en torno a partidos políticos, personajes públicos y, actualmente, noticias falsas relativas al COVID-19; una bomba de relojería que genera mayor desconocimiento y pánico, si cabe.

Las redes sociales se han convertido en otra pandemia en cuanto a la proliferación de informaciones falsas y divulgación sin escrúpulos de temas tan delicados como los que genera el coronavirus.

Comentarios, vídeos falsos, manipulación de imágenes, además de mensajes llenos de odio y falta de consideración a la sociedad, han obligado a que, tanto Twitter como Facebook inicien el borrado de tuits falsos para atajar los problemas derivados de la desinformación que se está generando.

Debido al confinamiento, la presencia de los usuarios en redes sociales se ha multiplicado por mil en estos días, y no es raro ver repetidas y reiterados reenvíos por canales como WhatsApp y otros de mensajería. Estos también se suben a las otras redes, sobre todo a Twitter, en donde se estructura de forma pensada y organizada un auténtico ejército de personajes falsos, de periodistas que no existen y cuyo único fin es generar precisamente ese estado de alerta que hoy se ve en la sociedad confinada en su domicilio.

Todo empezó alrededor del 17 de marzo de 2020, cuando la propia red social averiguó que existían varios perfiles creados desde la misma IP (protocolo de internet en donde se configura un usuario único), y desde ahí, comenzaron las descalificaciones, la clara intención de desbancar a un político en concreto, o de generar una historia falsa que se alimenta de las otras cuentas y genera retuits en cuestiones de segundos.

Eso que no hizo nada más que empezar, generó que esas informaciones en torno a personas concretas y, especialmente en temas sanitarios relativos al COVID-19, incitaron al odio, promovieron falsas curas, y banalizaron el trabajo excepcional de las sociedades científicas y de los investigadores de esta terrible pandemia.

Entre las miles de cuentas falsas que se han eliminado, al menos 5300 usuarios asociados con Arabia Saudí, que pertenecen a una red que opera contra varios estados para amplificar contenido falso que alababa el liderazgo saudí y criticaba las actividades de Qatar, Yemen y Turquía, se suman a las 88 mil que fueron eliminadas hace tres meses en la misma zona.

De igual forma, Facebook y Twitter han cancelado cuentas rusas que publicaban información desde países africanos, entre las que se encuentran las scams, desde las que se usurpa la identidad de un usuario para ligar y robar a la víctima. Contenidos llamativos, discusiones, bulos y otra serie de informaciones negativas para destruir la imagen de un país, de una persona en concreto o de un dato particular, ha hecho que muchas personas hayan abandonado las redes por este motivo.

Otras cuentas dirigidas desde Egipto, Serbia y Emiratos Árabes Unidos, han sido eliminadas hasta un total de 7892, todas con pretensiones políticas y cuyos objetivos son fomentar la desinformación y diversos bulos.

Entre otros temas que se difunden, se encuentran conspiraciones, laboratorios secretos, curas, e información falsa en torno al COVID-19 que actualmente asola el mundo entero. Decenas de informaciones que divulgan vídeos, fotos y otras publicaciones, aparentemente respaldadas por universidades, también falsas o por entidades inventadas, parecen haberse escapado del control de los fundadores de las redes sociales.

Los investigadores y los directores de seguridad han llegado a descubrir hackers de sitios web falsos que afirman tener información sobre el coronavirus y cuyas trampas han sido organizadas con el fin de obtener datos de los usuarios, entrar en sus respectivas cuentas y robarles incluso dinero con enlaces y otras ofertas.

A este fenómeno, la OMS lo ha denominado Infodemia, que no es otra cosa que desinformación acerca de temas de salud que se distorsionan aún más si hablamos de curas mágicas, bulos, y otras cuestiones que alteran la vida de las personas. No solo con la COVID-19, sino con muchas enfermedades, tales como el autismo, algunas discapacidades, y enfermedades terminales que son «curadas» por estos chamanes internautas.

De nuevo, la Organización Mundial de la Salud, (OMS) recuerda que las fuentes oficiales que emiten los datos concretos y, sobre todo, informaciones veraces acerca de la salud en cada país, es el único lugar en donde la gente que desconoce algún término o síntoma, puede consultar. Compartir informaciones con amigos y familiares, además de generar desconfianza y pánico, no hará sino crear aún más desinformación en el entorno.

Ni se aumentan las defensas con pócimas, ni se evita el coronavirus con vitamina C. El sistema inmunológico no se blinda, ni tampoco se desinfecta, como se han procurado en algunos foros en donde aconsejan beber lejía. La Asociación para las Redes Sociales de Atención Médica (Association for Healthcare Social Media), ha pedido a los profesionales de la salud publicar en las redes sociales para poder disipar parte de la desinformación.

Facebook ha ofrecido a la OMS un espacio público gratuito para que puedan divulgar información concreta y precisa a los usuarios, y Zuckerberg se suma a la iniciativa del borrado de todo lo que sean publicaciones que sugieran buscar remedios y tratamientos que no solo son mentira, sino que pueden crear otros problemas a los pacientes.

Por su parte, YouTube, propiedad de Google, ha asegurado que está trabajando con la OMS para ayudar a combatir la desinformación. Farshad Shadloo, portavoz del canal, ha comentado que la compañía tiene políticas de seguridad ya establecidas que prohíben divulgar videos que “promueven métodos médicamente infundados para evitar el coronavirus en lugar de buscar tratamientos médicos”.

Actualmente, un algoritmo filtra la información falsa difundida por las redes y ayuda a los servicios de control, mediante la inteligencia artificial, a distinguir entre informes legítimos y mensajes generados por bots en tiempo real, algo verdaderamente desconcertante incluso para periodistas.

En España se han localizado hasta 360 cuentas falsas atribuidas al Partido Popular creadas ex profeso en las últimas elecciones generales. Generar retuits y usuarios nuevos que bombardeen información falsa también ha sido el modus operandi de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de otras que no pueden ser reveladas por los dueños de las redes sociales salvo que se pruebe o se compruebe que generan actividades maliciosas que atenten contra la salud pública.

La identificación de los usuarios y las cuentas únicas, es el nuevo trabajo de los desarrolladores y, actualmente aquellos que no tienen apenas seguidores y la biografía e identificación de la IP no corresponde, son eliminados directamente; algo que nunca se habría planteado hasta ahora, dado que solamente se eliminaban tuits, no cuentas.

Las pistas radican en los retuits y tuits generados por hora y los repuntes que se realizan para generar más seguidores y, por tanto, un aumento de las informaciones falsas, de hashtags o de etiquetas también falsas de perfiles que corresponden, nada más y nada menos, que al aparato que se está desarrollando para manipular, con ello, a parte de la sociedad.

Ana De Luis Otero
Periodista. Doctora en Ciencias de la Información. PhD. Máster en Dirección Comercial y Marketing. Fotógrafo. Consultora de Comunicación Socia directora LOQUETUNOVES.COM; Presidenta de D.O.C.E.( Discapacitados Otros Ciegos de España); Secretaria General del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD); Miembro del CEDDD autonómico de la Comunidad de Madrid; Miembro del Consejo Asesor de la Fundación López-Ibor; Miembro del Comité de Ética de Eulen Sociosanitarios; Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland); exdirectora del diario Qué Dicen. Divulgadora científica, comprometida con la discapacidad y la accesibilidad universal. Embajadora de honor "Ñ". Representante en EASPD Europe del CEDDD Inclusive Life

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