El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja insta a todos los países a «poner fin a la era nuclear» con motivo del 75 aniversario del lanzamiento de la bomba nuclear sobre Hiroshima este jueves 6 de agosto de 2020, día en el que unas setenta mil personas personas murieron al instante.

En un comunicado, el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, pidió a todos los Estados prohibir las armas nucleares y animó a aquellos con arsenales nucleares a negociar, «de buena fe», medidas para su eliminación.

«La comunidad internacional no tiene capacidad de ayudar a todos los que necesitarían asistencia después de un estallido nuclear» porque «las enfermedades causadas por la radiación, la disminución de la producción de alimentos y la enorme magnitud de la destrucción y la contaminación volverían insuficiente cualquier respuesta humanitaria significativa»”, advirtió Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Según Cruz Roja, en los últimos años «ha aumentado la frecuencia de incidentes militares que involucran a Estados que poseen armas nucleares», al tiempo que los países con arsenales nucleares han amenazado explícitamente con usarlos. A la vez, un número creciente abandona los tratados de no proliferación, lamentó.

En julio de 2017, 140 Estados firmaron el Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares, que será jurídicamente vinculante cuando se alcancen las 50 ratificaciones. De momento, sólo 40 países lo han ratificado, tal y como recordó Cruz Roja.

Maurer y Rocca felicitaron a los Estados que ya se han adherido y alentaron a todos los demás a que «sigan sus pasos, para que los hechos de 1945 no se repitan nunca más». En opinión de ambos, resulta crucial «que este Tratado se convierta en una nueva norma del derecho internacional humanitario».

«Desde el término de la Guerra Fría, nunca ha sido tan urgente enfatizar las consecuencias catastróficas y la profunda inhumanidad de las armas nucleares. Debemos señalar, con toda claridad y sin ambigüedades, que su uso, en cualquier circunstancia, es inaceptable en los planos humanitario, moral y jurídico», subrayó Rocca.

Destacó que en el mundo hay más de catorce mil bombas nucleares, miles de ellas listas para ser lanzadas en un instante, y advirtió de que «el poder de muchas de esas ojivas es decenas de veces más grande que el de las armas lanzadas sobre Nagasaki e Hiroshima».

«Las armas que causan catástrofes humanitarias nunca pueden ser vistas como instrumentos de seguridad», concluyó Maurer.

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