Alicia Valmaseda Merino[1]

Cuando en febrero de 1983 se aprobó el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, se consagró la invención de una división administrativa que nunca antes había existido ya que se juntaba, en una misma comunidad autónoma a las tres provincias leonesas de León, Salamanca y Zamora, que según Decreto-Ley de 30 de noviembre de 1833 eran en las que se dividía el Reino de León, con seis de las ocho provincias que, según el mismo DL constituían Castilla la Vieja, después de haber separado las de Santander y Logroño para constituirlas en comunidades autónomas uniprovinciales.

Desde su mismo nombre, la comunidad autónoma de Castilla Y León es diferente de todas las demás existentes en España, ya que lleva en su denominación una conjunción copulativa, partícula ésta que, tal y como la RAE indica, es «una coordinante que forma conjuntos cuyos elementos se suman», es decir que une dos «elementos» separados, por lo que la tendencia, desde el mismo momento de su aprobación, de llamar «castellano» a todo lo leonés va en contra mismo del nombre de la comunidad, de la realidad histórica, de la geografía y de la propia identidad leonesa.

También desde el gobierno de la comunidad se ha intentado, con escaso éxito, es cierto, pero con el gasto de ingentes cantidades de dinero, crear una nueva identidad, la «castellanoleonesa», intento que por sí mismo echa por tierra la existencia de dicha identidad, ya que sólo se puede «crear» lo que no existe. Sin embargo, la presión de estos inventos siempre cae del lado leonés. Es a la parte leonesa a la que, ante las protestas por llamarla «castellana», se rebautiza como «castellanoleonesa» mientras nadie llama «leonés» o «castellanoleonés» a cuanto procede de la parte castellana de la comunidad.

Sin ir más lejos, cuando en las informaciones del tiempo se habla de «las dos Castillas» se está ocultando (incluso en ocasiones con mala intención) la existencia del «León triprovincial» que jamás ha sido, es, ni será Castilla.

Ante esta situación y los reiterados intentos de rebautizar, a lo largo de toda la historia, los hechos, reyes, sucesos, leyes e hitos leoneses como castellanos, en el año 2005, miembros de diversas asociaciones culturales y deportivas de todo el ámbito leonés se reunieron durante varios meses a fin de conseguir, en determinados momentos, una unidad de acción para defender sus raíces y defenderse de los ataques indiscriminados contra su identidad y su historia.

Así, en febrero de 2006, nació ComunidadLeonesa.ES como Coordinadora de Organizaciones, Asociaciones y Colectivos, en el bien entendido que las asociaciones que forman parte de dicha coordinadora siguen desarrollando cada una sus actividades propias y, ante determinados ataques a la identidad leonesa, actúan en conjunto para defenderse.

La Coordinadora es combativa desde su propio nombre, ya que, aunque el dominio de internet «comunidadleonesa.es» le pertenece, no se trata de una página web, sino que, con ese nombre, hace una declaración de principios: «Somos Comunidad Leonesa», ComunidadLeonesa.ES y es por esa afirmación de identidad por lo que el «ES» del nombre aparece escrito con mayúsculas.

Y, dentro de los fines de esta Coordinadora de Asociaciones Culturales y Deportivas Leonesas, no podemos dejar de resaltar los siguientes:

  • Mover a las estructuras políticas y administrativas a un mayor compromiso y una mayor atención a la gestión que afecta al desarrollo de toda la Comunidad Leonesa que, pese a los intentos por hacerla desaparecer, lleva existiendo ininterrumpidamente, con el mismo nombre, LEONESES, desde los inicios del siglo diez, y
  • Preservar el valor del patrimonio, reivindicar los elementos históricos, defender la identidad cultural y promover la conformación autónoma y el progreso de la Comunidad Leonesa.

Quienes formamos parte de ComunidadLeonesa.ES y muchos otros leoneses, cada vez más en los últimos tiempos, estamos convencidos de que el hecho anómalo de que una región tan histórica, como la leonesa, cuyo emblema, el león (símbolo heráldico más antiguo de Europa) ocupa el segundo cuartel del escudo de España, no tenga su propia autonomía y figure, en el imaginario colectivo, como un apéndice de Castilla, está en el origen de toda la decadencia cultural que nos acecha, al mismo tiempo que el férreo centralismo de la comunidad autónoma que padecemos nos está empobreciendo económicamente, despoblando sin remedio y condenando a nuestros hijos y nietos a la emigración y el desarraigo.

Una España democrática no puede permitirse el lujo de borrar de un plumazo la historia leonesa y, mucho menos aún, puede permanecer impasible ante el empobrecimiento sistemático de una parte de su territorio y de sus naturales por unos medios que, en ocasiones, tienen más de tintes etnocidas que de procedimientos democráticos y de los que antes se llamaba «prácticas de un buen padre de familia». Por desgracia, los leoneses llevamos muchos años sintiéndonos abandonados y engañados por todas las administraciones que debieran defendernos.

Y no hacemos la afirmación anterior a humo de pajas, baste como muestra ver el titular, en un tema tan candente como es la salud, sobre el reparto que se ha hecho de las camas UCI en la autonomía en estos tiempos de pandemia: «El reparto de las camas UCI en Castilla y León: de 53 sólo 7 para la Región Leonesa».

Esperemos que esta situación cambie de una vez y los leoneses, teniendo acceso a la autonomía a la que constitucionalmente tenemos derecho, dejemos de ser tratados, dentro de nuestro país, como ciudadanos de tercera.

  1. Alicia Valmaseda Merino es coordinadora y portavoz de ComunidadLeonesa.ES (Coordinadora de Organizaciones, Asociaciones y Colectivos)

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