El clarinetista Hugo Rodríguez (Madrid, 1984) acaba de publicar «Clarinet in exile[1]», su primer CD como solista, dedicado a obras contemporáneas de compositores exiliados, entre ellos el español Xavier Benguerel.
Hugo Rodríguez estudió en los conservatorios de Madrid y Salamanca, iniciándose en formaciones como la banda de música La Lira de Pozuelo de Alarcón y la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid.
En 2007 se trasladó a la ciudad alemana de Weimar para estudiar en la Hochschule Franz Liszt con el clarinetista Martin Spangenberg hasta 2011 y posteriormente se desarrolló como músico de cámara con el cuarteto de cuerda Artemis en la Universidad de las Artes de Berlin y como becario en la Fundacion Villa-Musica, formación que compaginó con la orquestal en la orquesta Joven de Alemania (Junge Deutsche Philharmonie) y como Akademist en la Konzerthausorchester de Berlin.
Entre 2014 y 2016 fue clarinete solista de la Vogtland Philharmonie y actualmente colabora con diversas orquestas sinfónicas y de ópera en Alemania. Como solista ha actuado con orquestas alemanas y de otros países. Una de sus grandes aficiones es la música de cámara, que estudió en profundidad en el programa de Master del Artemis Quartet en la Universität der Künste en Berlin. Fue reconocido como participante de la Villa Musica Foundation Rheinland-Pfalz y de la Yehudi Menuhin Foundation y galardonado en los concursos internacionales de Chieri, Italia, en 2013 (1er premio), Cofrentes, España, 2016 (1er premio), el ARD de Munich 2014, Cours et Concours Villa-Musica, Alemania en 2010 (1er Premio).
Actualmente es un activo intérprete de música de cámara con un amplio repertorio. Su interés por la música contemporánea lo ha llevado a ser miembro del Ensemble Iberoamericano y de otros grupos y a participar como solista en diversos festivales, entre ellos Podium Festival Esslingen, Acht Brücken, MärzMusik, Ultraschall Berlin, Unerhörte Musik e Impuls Dessau.
También se desempeña como docente, tanto como profesor de clarinete en Berlín, como miembro fundador del Ensemble ImaginAria, especializado en un concepto de educación musical multimedial para niños. Las clases magistrales y el trabajo con orquestas juveniles lo han llevado a España, Alemania, Rusia, Líbano, China, la India y Perú.
Entre sus intereses destaca además la interpretación y difusión de la música contemporánea. El descubrimiento de nuevos lenguajes y formas de expresión lo llevaron a realizar numerosas grabaciones y a trabajar con algunos de los ensembles de música contemporánea del momento en Alemania en el marco de los festivales más representativos, como Podium (Esslingen), Acht Brücken (Colonia), Märzmusik (Berlín), Impuls (Dessau), Unerhörte Musik (Berlín), Via Nova (Weimar) y Ultraschall (Berlín), entre otros.
Desarrolla su labor docente en Berlin, en Masterclass de clarinete, en proyectos educativos y en orquestas jóvenes en países como España, Alemania, Francia, Rusia, Líbano, China, India y Perú. En 2017 fundó IMAGINAria (www.imaginaria.de); un proyecto multidisciplinar dedicado a la difusión de la música clásica, basado en la conexión entre música y artes escénicas y visuales, con el objetivo de despertar el interés en niños de todas las edades, emocionar contando historias y transmitir su entusiasmo por la música clásica a nuevas generaciones y familias en todo el mundo.
Hugo Rodríguez acaba de publicar «Clarinet in exile», su primer CD como solista, dedicado a obras contemporáneas de compositores exiliados, entre ellos el español Xavier Benguerel.
Cuando un instrumento viaja al exilio
Por Daniela Fugellie
(Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile)
La historia cultural europea del siglo veinte estuvo marcada por diversas convulsiones políticas que desembocaron en el exilio de miles de personas hacia diversos países y continentes. En este marco, numerosos miembros de la vanguardia musical fueron víctimas de la persecución política, cuando su orientación estética ‘revolucionaria’ no estuvo alineada con regímenes autoritarios tales como el nazismo alemán o el franquismo español.
En muchos casos, una orientación estética modernista se entrelazaba con un pensamiento de izquierda y/o la identificación con el judaísmo. El impacto del exilio en el desarrollo de la música del siglo veinte es claramente audible en este disco de Hugo Rodríguez, el que reúne a compositores de diferentes procedencias y generaciones que emigraron a los Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, Francia y Chile.
Más allá de su carácter en este sentido antológico, el grupo de obras elegidas demuestra que algunas de las más representativas obras escritas para el clarinete solo durante el siglo veinte – incluidas las famosas Tres piezas de Stravinsky – fueron compuestas en el exilio.
Las huellas del exilio se manifiestan en estas obras de diferentes maneras. Desde una perspectiva biográfica, el proceso de la emigración se deja entrever en las conexiones con clarinetistas, mecenas e instituciones activos en los nuevos países de residencia. Si bien se trata de una colección de obras puramente instrumentales, la elección de determinados estilos musicales también puede entenderse como un gesto de resistencia cultural en el exilio.
Así, la aplicación de la dodecafonía y el serialismo en algunas de ellas evocan las conexiones de sus creadores con Arnold Schönberg y el círculo de la escuela de Viena, apuntando simbólicamente al hecho de que el mismo Schönberg tuvo que exiliarse en los Estados Unidos, mientras que muchos de sus estudiantes se dispersaron por el mundo en el contexto de la dictadura nazi y la Segunda Guerra Mundial.
Sin duda, el protagonista de este viaje al exilio de relevantes creadores del siglo veinte es el clarinete, que ofrece a lo largo del disco expresivos monólogos representando emociones y sentimientos contrastantes. A través de la escucha, podremos preguntarnos en qué medida estas atmósferas sonoras fueron moldeadas por la experiencia de desarraigo que vivieron sus creadores.
Compositores en el exilio
Nacido en Leipzig, Alemania, Hanns Eisler (1898-1962) creció en Viena, donde fue alumno privado de composición de Schönberg entre 1919 y 1923. De regreso en Alemania, en 1926 se afilió al Partido Comunista Alemán. Paralelamente, inició una colaboración con el dramaturgo y poeta Bertold Brecht que duraría el resto de sus vidas. Sus canciones Solidaritätslied y Einheitsfrontlied se cuentan entre las más famosas obras del repertorio del movimiento laborista alemán. Con el nazismo en 1933, se desplazó por diversos países; entre ellos España durante la Guerra Civil. Antes de afincarse en EE.UU en 1940 estuvo en Dinamarca y México. Trabajó como compositor para cine y teatro en Hollywood y con Brecht, hasta que en 1947 ambos fueron llevados ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Expulsados del país, se refugiaron en la República Democrática Alemana. En 1949 escribió Auferstanden aus Ruinen, himno nacional de la RDA hasta 1990. Moment Musical (ca. 1940), incluida en este disco, es la primera obra de Eisler escrita para el clarinete solo y fue compuesta para la obra de Broadway Night Music, de Clifford Odet, estrenada en 1940 en Nueva York y dedicada a Vincent Donatelli, primer clarinete de la orquesta de los Estudios RKO de Hollywood. La pieza combina secciones melódicas con arpegios y saltos, además de contrastes repentinos de tempo y carácter.En sus conexiones con Broadway, Hollywood y el blues, Moment Musical constituye un testimonio representativo del exilio de Eisler en los Estados Unidos.
Ernst Krenek (1900-1991) nació en Viena, donde estudió composición con Franz Schreker, a quien siguió a Berlín, donde comenzó una intensa carrera como compositor. El gran éxito de su ópera Jonny spielt auf en la que integró estilos como jazz, foxtrot y tango, representó un hito en su carrera. Como compositor vanguardista su trayectoria se vio interrumpida por el auge del nazismo y en 1938 emigró a los Estados Unidos. Durante la década de 1950 Krenek reestableció sus contactos con la vanguardia europea y talleres en los emblemáticos Cursos de Verano de Darmstadt. Su obra Monologue op. 157 (incluida en este CD fue estrenada por el clarinetista Stanley Walden en 1960 en Nueva York. La pieza se articula en cinco secciones breves que evidencian el legado del modernismo vienés. La dimensión rítmica, las articulaciones y dinámicas se organizan a partir de diferentes grados de concepciones seriales.
También Egon Wellesz (1885-1974) nació en Viena, hijo de húngaros de origen judío. Estudió musicología con Guido Adler y Schönberg, de quien escribió la biografía. La anexión de Austria por Hitler lo llevó a emigrar a Inglaterra, donde se integró como fellow al Lincoln College de la Universidad de Oxford. La Suite para clarinete solo op. 74 (incluida aquí) es la primera de un grupo de obras para instrumentos de viento solistas, que incluye suites para oboe, fagot y corno. Si bien refleja una concepción atonal, cada sección presenta atributos tradicionales, conectadas con otras formas o géneros: a una «Rapsodia» estructurada en largas frases ricas en saltos melódicos le sigue una amena y alegre «Serenata». El «Scherzo» es rápido y juguetón, mientras que la «Danza» final abre con una sección estructurada en torno a un patrón rítmico regular.
La segunda parte de este disco se aleja del modernismo austro-alemán, para conectar con otras latitudes. Xavier Benguerel (1931-2017) es el único compositor del disco que experimentó el exilio durante su juventud. Su padre, Xavier Benguerel i Llobet, fue un conocido escritor catalán y un defensor de las ideas republicanas. Con el desenlace de la Guerra Civil Española la familia de Benguerel se vio forzada al exilio. En 1940 se instaló en Chile gracias al apoyo del poeta Pablo Neruda, donde Benguerel recibió sus primeras lecciones de composición con Juan Orrego-Salas. En 1954 Benguerel volvió a Barcelona, donde estudió con Cristófor Taltabull y formó parte de la Generación de 1951. Su trayectoria fue reconocida con el Premio de Composición Iberoamericana Tomás Luis de Victoria (2015). Introspecció (incluida en este CD) está dedicada al clarinetista Joan Pere Gil. En 2016 Hugo Rodríguez interpretó esta pieza en Madrid y Barcelona, en dos conciertos con el Ensemble Iberoamericano dedicados a Benguerel con ocasión del recibimiento del Premio Tomás Luis de Victoria. En este marco, Hugo Rodríguez tuvo la posibilidad de trabajar en conjunto con el compositor en la interpretación de Introspecció y su propia partitura contiene indicaciones que revelan interesantes aspectos de la concepción del propio Benguerel. La obra está concebida en siete secciones que presentan un argumento diferente: por ejemplo, la nr. 4 está indicada como «misteriosa», mientras que la nr. 6 es «alegre» y la nr. 7 «extraña». Gracias a esta interacción con el compositor, Hugo Rodríguez nos presenta una interpretación reflexiva de la pieza, la que se acerca a la visión estética del propio Benguerel.
El compositor ruso Arthur Lourié (1891-1966) estudió con Alexander Glazunov en San Petersburgo. De joven se interesó por la música de Debussy, Busoni y la vanguardia musical de su tiempo. Lourié participó activamente en la Revolución Rusa y llegó a ejercer un alto cargo cultural, pero en 1921 emigró a Berlín y se estableció en París, donde conoció a Stravinsky, con quien en 1941 emigró a los Estados Unidos. The Mime para clarinete solo (la obra aquí incluida) está dedicada a Charlie Chaplin, a quien posiblemente conoció en los Estados Unidos. Con su riqueza en contrastes entre diferentes ideas musicales que sugieren la presencia de diferentes personajes y con sus expresivas melodías, la obra evoca a una pantomima para el instrumento solista.
El disco culmina con las Tres piezas para clarinete solo de Igor Stravinsky, una de las obras más famosas del repertorio para el clarinete como instrumento solista. Stravinsky creció en San Petersburgo, donde fue alumno de Nikolai Rimsky-Korsakov. Durante la década de 1910 su música alcanzó éxito en París, especialmente a través de su colaboración con Sergei Diaguilev y los Ballets Russes. Las Tres piezas para clarinete solo fueron escritas durante la estadía del compositor en Suiza, donde estuvo exilado tras la Primera Guerra Mundial. Allí recibió el apoyo del mecenas Werner Reinhart, quien era un clarinetista amateur. Junto a otros músicos e intelectuales, Reinhart apoyó también a Rainer Maria Rilke, Paul Hindemith y Krenek. Fue él quien auspició el estreno en Lausanne de L’Histoire du soldat (1918) de Stravinsky e hizo posible una serie de conciertos dedicados a la música de cámara del compositor. Las Tres piezas para clarinete solo están dedicadas a Reinhart y su estreno estuvo a cargo del clarinetista suizo Edmond Allegra. Las dos primeras piezas fueron grabadas con el clarinete en La, siendo estas las únicas obras donde Hugo Rodríguez utiliza este instrumento en el disco. La primera pieza se denomina como «Sempre p e molto tranquillo» y refleja efectivamente un carácter apacible. Sin embargo, la continua alternancia de cifras de compás, que recuerda a los motivos melódicos de las maderas en Le sacre du printemps (1913), recrea una atmósfera flotante. En contraste, la segunda pieza es rítmicamente vigorosa, rica en gestos virtuosos y cambiantes. La tercera pieza presenta una progresión rítmica regular que evoca al «Ragtime» de L’Historie du soldat.
- El CD Clarinet puede adquirirse en https://www.primton.de/clarinet-in-exile.html