Daniel Ureña1

La clave de los debates no es memorizar una larga lista de cifras y datos, sino cómo conectar con la audiencia y cómo adaptarse a los códigos y el lenguaje de la TV. Un mensaje claro y contundente no tiene que estar reñido con un estilo aburrido.

Todo un desafío para Donald Trump y Joe Biden en el primer debate de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos en los comicios previstos para noviembre 2020.

1. Un debate sucio, bronco y embarrado

El primero de los debates presidenciales fue de todo menos presidencial. Fueron 90 minutos de tensión, interrupciones y ataques personales que seguro que a los votantes indecisos no habrá ayudado mucho a decidir su voto. De hecho, habrá generado más dudas.

2. Trump, fiel a su estilo

Desde 2016 hemos conocido el estilo de Donald Trump y, por tanto, no ha habido muchas sorpresas con respecto a lo esperado. Ha interrumpido a su rival constantemente, ha lanzado duros ataques contra Biden y ha conseguido sacarle de sus casillas en varios momentos de la noche. Sus mejores intervenciones han sido a la hora de explicar su mensaje central de «Law & Order» o al recriminar a su rival que había hecho más en sus primeros 47 meses que en los 47 años de vida política del demócrata. La base electoral de Trump, que ha sido muy fiel desde el inicio de su mandato, estará satisfecha del resultado de este primer cara a cara. 

3. Un Biden inseguro 

Las expectativas en torno a Joe Biden eran tan bajas que podemos afirmar que las superó. No obstante, si uno de los objetivos que tenía era despejar todas las dudas alimentadas por los republicanos en torno a sus condiciones físicas y su agilidad mental no lo consiguió. Hemos visto a un Biden inseguro y titubeante, que ha lanzado duros ataques contra Trump (“payaso”, “racista”, etc.), pero incapaz de transmitir seguridad. Desde el inicio, Biden se dirigía directamente a los espectadores tratando de generar empatía frente al caos del escenario. Biden es un político de la vieja escuela al que no favorece un clima de tensión como el que vimos anoche, a diferencia de su rival, que sí se mueve como pez en el agua en la confrontación.

4. El difícil papel del moderador

Chris Wallace, el moderador, respiró aliviado al terminar el debate. Tras noventa minutos de continuas interrupciones, el árbitro no paró de llamar al orden a los dos candidatos, elevando la voz para conseguir silencio y repreguntando de manera incisiva a ambos. En mitad de la tormenta, tenía una tarea muy dura y, sin duda, Chris Wallace sí que fue uno de los claros ganadores de la noche. 

5. Listos para una noche electoral eterna

El último bloque del debate estuvo dedicado al proceso electoral y sobre qué podemos esperar cuando se cierren las urnas. Si en el año 2000 la noche electoral duró más de un mes, en 2020 debemos estar preparados para un escenario parecido, en el que no tengamos un ganador claro hasta varios días después de las elecciones.

  1. Daniel Ureña, presidente de The Hispanic Council.

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