«BOSCO» de Alicia Cano Menoni, un emocionante regreso a las raíces

Entre imaginario y memoria, entre los dos extremos del océano Atlántico, «Bosco», documental de la uruguaya Alicia Cano Menoni (El Bella Vista, Locura al tiempo), «es a la vez una fábula sobre el tiempo y el intento de construir la imagen de un lugar que existe más allá de la cartografía y de la realidad» (Festival Internacional de Cine de Santiago, SANFIC17).

Biznaga de Plata al mejor Documental en el Festival de Málaga 2021, Premio especial del Jurado en el Festival dei Popoli 2020, Mejor dirección, edición y música original en el Festival Ibero-americano de Cinema y candidata al Goya 2022 en la categoría de Mejor película Iberoamericana, «Bosco[1]», en realidad Bosco di Rossano, es un pueblo de la Italia vaciada, situado en el fondo de un valle entre colinas que un día estuvieron rebosantes de castaños, junto a la frontera entre la Toscana y la Liguria y a 10.800 kilómetros de Montevideo, donde el abuelo de 102 años de la realizadora, que nunca estuvo en El Bosco, recuerda que fue su abuelo quien en 1925 «fundó el pueblo» llevando una fuente hasta ese rincón sin agua perdido en el mapa, y los primeros caramelos que probaron los paisanos. 

El abuelo Orlando, quien vive en Salto, en Uruguay, tiene un ojo «perdido» y cataratas en el otro, nunca estuvo en El Bosco pero más de la mitad de las lápidas del cementerio llevan su apellido: Menoni, el mismo que lleva Alicia, quien durante trece años saltó varias veces el charco para filmar la cotidianidad de ese pueblo que hoy es una tarjeta postal y que, entre otras cosas, se define también en números. 

123 casas, de ellas doce casas habitadas por animales, nueve casas ocupadas por alimentos, siete casas habitadas por personas, un almacén ambulante, especie de supermercado, que llega cada siete días, dos fuentes, una pista de baile, una iglesia, 639 lápidas, trece habitantes y entre ellos una curandera, un cantinero retirado, una pastora, un partisano, un cazador, un romano, una obrera ferroviaria y una vecina que pierde el hilo contando cuando llega a trescientos… 

Pero detrás de la tarjeta postal en El Bosco existen también vestigios de otro tiempo como esclusas, ruedas de molienda, la silla de un tractor, una canción que conocen todos «Mamma, dami cento lire che in America voglio andà»…, residuos de vidas vividas, por los que campan a sus anchas lagartos, moscas, renacuajos, un rebaño de cabras, un par de gallinas y un gato mimoso que comparte la comida de su dueña. Todo es, en la imagen, de una belleza irresistible.

Es un documental pero también podría ser una sinfonía; es una fábula pero podría ser un poema inacabado. Es emocionante, bucólico, mágico. Es una vuelta a las raíces para poder configurar un mapa personal. Para su directora, «Bosco» es una película «que mueve emociones desde el humor hasta la ternura, y que nos hace mirar a un estilo de vida que se está yendo en muchas partes del mundo. En España también, en estos pueblos de pocos habitantes que apenas sobreviven, y que son lugares casi atrapados en un tiempo, en una ensoñación…».

  1. «Bosco» llega a los cines madrileños el viernes 18 de noviembre de 2022
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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