«Bernarda y Poncia (Silencio, nadie diga nada)», de Pilar Ávila

«Ese día me encerraré con ella en un cuarto y le estaré escupiendo un año entero.
«Bernarda, por esto, por aquello, por lo otro»
, decía, amenazante y premonitoria, la criada Poncia, guardiana servil y compañera fiel, de la familia Alba en la legendaria obra de Federico García Lorca.

Después de habitar el último centímetro de la piel de Bernarda Alba, Pilar Ávila se ha atrevido –consciente de ser capaz, sabedora de sus posibilidades, prudente de no romper o desmerecer un mito– a continuar la historia lorquiana a partir de la frase con que el poeta la cerró: «Silencio, nadie diga nada…».

Así, «Bernarda y Poncia …» narra, ocho años después, las horas finales de Bernarda Alba encarnada –lívida, transfigurada, rendida– por la propia Ávila, que rinde cuentas, hace memoria y busca razones, mientras, a su alrededor, necesaria e imprescindible, flota Poncia, su criada, a quien Pilar Civera brinda compasión y generosidad.

Toda la vida pasada, toda la historia vivida, se desprende –sutil y livianamente– de  la memoria y la emoción de ambas mujeres, mientras hacen las paces flotando en la atmósfera de ámbar, entre el cobre y el estaño que, para ellas, ha dispuesto –con pericia de orfebre, con sensibilidad de maestro– Manuel Galiana.

Luis de Luis, crítico teatral

  • Teatro Lara, Corredera Baja de San Pablo, 15, Madrid.
    Funciones: 9, 16, 23 y 30 de junio, y 7 de julio de 2021
  • Equipo artístico
    Texto: Pilar Ávila
  • Reparto
    Bernarda: Pilar Ávila
    Poncia: Pilar Civera
  • Dirección: Manuel Galiana
    Ayudante de dirección:  Pedro Fajardo

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