Los balnearios, esos centros de salud en los que se ofrecen baños medicinales acompañados de diversos tratamientos para el bienestar personal, que vinculamos de inmediato como una herencia positiva de la dominación romana, están extendidas por casi toda la Península, prueba de que en España siempre se ha buscado la calidad de vida.

También tenemos el privilegio de contar con balnearios cerca de Madrid, centros sanitarios autorizados donde se aplican tratamientos de medicina termal y del sistema nervioso.

Y se ha extendido con rapidez en la red hotelera la necesidad de contar con modernos centros de SPA, que suplen los agentes termales tradicionales de aguas minero medicinales con diferentes técnicas individuales y colectivas que combinan la temperatura, la presión y el tiempo de duración de los tratamientos en diferentes técnicas de piscinas, baños, duchas y chorros.

La evolución de los antiguos centros termales ha supuesto, además de la rehabilitación de sitios históricos, la incorporación de una gran variedad de servicios como masajes, saunas, rayos uva, o tratamientos de belleza.

Hay que tener en cuenta que con el paso de los siglos el concepto de tratamiento termal pasó de referirse genéricamente a termalismo, crenoterapia o balneoterapia, a ser definido en la Declaración de San Petersburgo de 2013 como al conjunto de actividades orientadas a la actividad sanitaria y que se llevan cabo en los balnearios como centros sanitarios.

Pero el progreso de la sociedad ha desbordado ese criterio exclusivo, se han recuperado tratamientos tradicionales con nuevos productos que han dado paso a técnicas de cura complementarias y los balnearios actuales permiten dar respuestas a pacientes motivados para recibir información y que dedican tiempo al cuidado personal porque son conscientes de que la sociedad está envejeciendo y han surgido enfermedades y dolencias vinculadas a la modernidad que debemos cuidar para aprovechar la longevidad en buena forma física y mental.

De hecho, entre las conclusiones de la citada declaración de San Petesburgo se indica que la medicina termal debe incluirse en los sistemas de salud de los países europeos como un derecho de los ciudadanos cuando exista indicación médica para ello.

Una precisión sobre el anglicismo Spa, en español espá, conocidos como centros de hidroterapia, se trata de establecimientos sanitarios que ofrecen tratamientos, terapias o sistemas de relajación utilizando como elemento principal el agua, ya que su origen se atribuye al pueblo belga de Spa, conocido en la época romana por sus baños de aguas termales y sitio de recreo de la aristocracia y alta burguesía antes de la Primera Guerra Mundial.

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