De vez en cuando queremos recordar lo que escribimos hace tiempo, cuando nuestra vida quizá no era mejor ni peor, era diferente. Así que ayer dediqué la mañana a repasar mis trabajos en «Periodistas en Español» hasta el principio. Confieso que fue una experiencia gratificante. Fue como volver a vivir un pasado al que aparentemente no se puede volver. Se puede.

Voy a transcribir aquí lo que escribí cuando murió el gran maestro revolucionario de la guitarra flamenca, Paco de Lucía, que se publicó el 25 de febrero de 2014. Más de un año antes de que yo comenzara mi inmersión profesional en el mundo del flamenco. Es decir, yo ya estaba inmersa, aunque por entonces me dedicara a reseñar exposiciones temporales de arte en museos y fundaciones de Madrid y ocasionalmente de otros lugares. Un periodo de vida no olvidado. El interés sigue vivo. Me resultó particularmente gratificante todo lo que publiqué sobre el «año de El Greco» ese mismo año.

Pero volvamos a Paco de Lucía. Se fue en febrero de 2014 en una playa mexicana. Cuando estaba en su zénit profesional, cuando ya era reconocido mundialmente como el maestro de maestros de la guitarra flamenca.

Transcribo:

«La muerte más traidora, por repentina e inesperada, la del infarto, te ha sorprendido descansando en una playa de México.

Así, sin darte cuenta de tu marcha, sin darte cuenta de la orfandad en que dejas al instrumento de las seis cuerdas, gloria del arte flamenco, del Arte grande, sin darte cuenta de que has roto el alma a millones de seres que hablan diferente, que son de color diferente, solo igualados por la música que durante décadas has ido desgranando para hacer gozar de insólitos placeres, que durante décadas has ido transmitiendo en clave de emociones. Paco, el de Lucía, no voy a hablar esta mañana de febrero de los premios tan importantes y merecidos que has recibido a lo largo de tus días. Ya no importan nada dónde estás, aunque sí seguirán importando aquí abajo. Universal Paco, conocido solo por tu nombre en cualquier continente, en cualquier ciudad, en todos los rincones de este planeta. Si se dice Paco, ya sea en Nueva York, Londres o Tokio,  eres tú y no puede ni podrá ser otro más que tú, el niño de Lucía, tu amorosa madre portuguesa. Viviste tu infancia en un hermoso lugar de Andalucía, en Algeciras, ciudad en el umbral de un continente, ciudad de puerto y playas. Una playa siempre es un umbral y en una playa has cruzado tu umbral esta mañana.

Andalucía, Algeciras, una familia que vivía al día y que a veces lo que llegaba no bastaba para el día. Esencia de familia andaluza de los cuarenta en la que había amor, música, deseo de hacer arte, complicidad familiar, mimbres todos que se necesitan para construir futuros artistas. Siempre arropados, siempre unidos, hasta este inesperado último día. Tenías razón cuando decías que sin tu padre nunca habrías sido lo que eres. Tu padre, tu entorno familiar, los Chiquitos de Algeciras, José Greco, que con trece años te metió como tercera guitarra en su compañía y desde allí pasaste al Liceu, al Real, pasito a paso hasta la gloria que hoy por cierto no has dejado, aunque hayas cambiado de espacio.

Paco, hoy has vuelto a reunirte con tu amado Camarón, veintidós años después y a saber la que podéis montar por ahí arriba, como artistas libres para la eternidad, pero seguro que a vuestros nuevos compañeros cósmicos, los merecerá la pena disfrutaros.

Esta mañanita, cuando he escuchado la noticia que me ha dejado en suspenso, poco después me ha dado por pensar por qué hombres como tú que dais tanto, os vais tan pronto y por qué tantos otros que no dan nada o que dan disgustos parecen eternizarse a este lado.

Esta mañanita, cuando he escuchado la noticia me he puesto a verte y escucharte en videos, desde tu juventud hasta tu madurez y me he quedado hasta el final de esas Cositas buenas, con las que volviste después de lo de Camarón. Gracias Paco de Lucía por tu genio, tu trabajo, tu guitarra flamenca de acordes universales.»

En estos tiempos de psicópatas genocidas, a quienes nadie para, tú Paco, cobras nuevo valor. Porque has enriquecido y sigues enriqueciendo con tu arte, a esta pobre humanidad sufriente y también hay que decirlo, solidaria con el sufrimiento.

Gracias Paco, por haber vivido, por seguir vivo con tu música.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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