El hambre crece en África y no está en camino de cumplir las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, de garantizar hacia 2030 el acceso de todas las personas a alimentos seguros, nutritivos y suficientes, indica un estudio de tres entes multilaterales divulgado este 14 de diciembre 2021.

El estudio fue hecho por la Comisión Económica para África, la Unión Africana y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), informa la agencia IPS.

Según sus estimaciones, 281,6 millones de africanos, una quinta parte de la población del continente, padecían hambre en 2020. Es una cifra 46,3 millones más alta que la de 2019 y 89 millones mayor que la de 2014.

Ese deterioro, asociado a las crisis económica y sanitaria disparadas por la COVID-19, continúa una tendencia que comenzó en 2014, después de un período prolongado de mejora de la seguridad alimentaria.

La situación de la seguridad alimentaria está determinada por una serie de factores clave, en África a menudo superpuestos, tales como los conflictos, la variabilidad y los extremos climáticos, las desaceleraciones y recesiones económicas, y la inasequibilidad de dietas saludables.

Condiciones subyacentes agravan las dificultades, tales como la pobreza y la desigualdad, o políticas inapropiadas adoptadas por los gobiernos.

Más recientemente, las medidas nacionales y mundiales adoptadas para contener la pandemia interrumpieron las actividades económicas y de sustento en los sectores de servicios como el turismo, las remesas, las exportaciones de productos básicos, los mercados y el valor de los productos básicos.

El análisis registró que el producto interno bruto real en África cayó 2,1 por ciento en 2020, principalmente debido a la covid, y muchos gobiernos expandieron la protección social, con medidas para proteger a los más vulnerables.

En ese marco de vulnerabilidad, en situación de inseguridad alimentaria grave hay 346 millones de personas, y en inseguridad moderada otros 452 millones.

Alrededor de 44,4 por ciento de las personas desnutridas viven en África oriental, 26,7 por ciento en África occidental, 20,3 por ciento en África central, 6,2 por ciento en África del norte y 2,4 por ciento en África del Sur.

La prevalencia de la desnutrición es particularmente alta en algunos países, comenzando por Somalia, donde afecta a 60 por ciento de su población, República Centroafricana (50), Madagascar (43), República Democrática del Congo (42) Liberia (40), Congo (38) y Ruanda (35 por ciento).

Además del hambre, millones de africanos sufren de deficiencias generalizadas de micronutrientes, mientras que el sobrepeso y la obesidad ya son problemas importantes de salud pública en unos cuantos países.

«Se requieren esfuerzos considerables en todo el sistema agroalimentario, que involucren muchas partes interesadas, para hacer la transición a sistemas más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles», expuso en el informe el representante regional de la FAO para África, Abebe Haile-Gabriel.

El estudio plantea que, a corto plazo, los países deben brindar asistencia humanitaria y medidas de protección social para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición.

A más largo plazo, «los países deberán invertir en agricultura y sectores relacionados, así como en los servicios de agua, salud y educación para reducir vulnerabilidades y desarrollar capacidades para resistir los impactos del cambio climático y los conflictos, así como recesiones y desaceleraciones económicas».

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