Apenas veinticuatro horas antes de que este lunes, 6 de septiembre de 2021, comiencen las clases en las universidades privadas de Afganistán, las autoridades talibanas del Ministerio de Enseñanza Superior emitieron el pasado sábado un decreto estableciendo que, a partir de este curso, las estudiantes deberán asistir a las clases vestidas con una abaya negra –especie de túnica hasta los pies- y un niqab, o velo integral que cubre la totalidad del rostro a excepción de los ojos, según la información difundida por las agencias internacionales.
Además, las clases ya no podrán ser mixtas y las estudiantes deberán abandonarlas cinco minutos antes de que lo hagan sus compañeros y esperar en una habitación hasta que todos ellos hayan salido del recinto universitario para, a su vez, abandonarlo.
En lo que se refiere a las obligaciones de los centros de enseñanza superior, se les insta a «emplear profesoras para las estudiantes» y, en caso de no encontrarlas, «contratar profesores viejos cuya moralidad esté sobradamente probada».
Cuando los talibanes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001, las mujeres estuvieron obligadas a vestirse de negro, de la cabeza a los pies, con un velo integral que llevaba una especie de malla a la altura de los ojos, y la mayor parte de las jóvenes no pudieron frecuentar las universidades por culpa de las leyes que impedían las clases mixtas.
Para los enseñantes consultados por los medios de comunicación internacionales, aunque consideran que es un avance el hecho de que esta vez los talibanes permitan que las mujeres puedan acudir a la escuela y a la universidad, desde el punto de vista práctico va a ser muy difícil llevar el decreto a la práctica», porque no hay suficientes profesoras que puedan impartir clases de nivel universitario, ni tampoco suficientes aulas para separar a los chicos de las chicas.