«2046», el hombre que amaba a las mujeres versión Wong Kar Wai

(El título de esta reseña lo he tomado prestado de la crítica que en 2004, en el momento de la presentación de la película en el Festival de Cannes, publicó el digital MCinema.com).

Entre melodrama clásico y lección magistral de cine nuevo, Wong Kar Wai construye en «2046» un universo metafísico y amoroso en el escaso espacio de una habitación de hotel. 

«Secuela espiritual», como reza la promoción, «remake de la primera» («Deseando amar») como me comenta un amigo, o «Casablanca del siglo veintiuno» como escribe el crítico del diario ABC, «2046», película que el realizador chino de Hong Kong Wong Kar Wai rodó en 2004 en Shanghai, tras el éxito planetario de «In the mood for love» ( título con que se vio en el resto del mundo), se reestrena en España –en versión restaurada por el propio director en 4K- el viernes 5 de febrero de 2021, en una serie de salas escogidas debido a exigencias técnicas y a las circunstancias restrictivas impuestas por la pandemia.

En Madrid esas salas son las de Cinesa (Manoteras, Heron City Las Rozas  y Méndez Alvaro), Yelmo (Palafox e Ideal), Embajadores, Conde Duque Auditorio Morasol,  Círculo de Bellas Artes, La Vaguada y Dreams Palacio de Hielo.

Tanto estos dos títulos como el resto de la producción de Wong Kar Wai se están proyectando en el marco de una especie de parque temático, que recrea su peculiar universo, en los cines Renoir Princesa de Madrid y Boliches Cineme  de Barcelona. 

En «2046» repiten protagonismo los excelentes actores Tony Leung y Maggie Cheung, acompañados de Faye Wong («Chunking Express») y las estrellas del cine asiático Gong Li y Zhang Zryi; repite también el autor de la banda sonora, Shigeru Umeybayashi, quien en esta ocasión comparte los aplausos con el alemán Peer Raben, y de nuevo escuchamos melodías vintage que en los años sesenta fueron  éxitos de cabaret y auténticos bombazos radiofónicos, como «Siboney» o «Perfidia», que curiosamente no desentonan en ese universo cerrado de otras latitudes por el que discurren el periodista Chow, distintas mujeres embutidas en un cheongsam y otras vestidas «a la occidental», todas únicas, y unos cuantos personajes que perfectamente podrían haber salido del  mundo de la picaresca del cine negro más clásico: dueños de hoteles equívocos, tipos que se abren paso apostando, compañeros de redacciones y de noches alcohólicas, delincuentes y aspirantes a suicidas…

En «2046», película de recuerdos y vivencias que comienza donde terminaba «In the mood for love» -rememorando la leyenda de que quien quiere preservar un secreto tiene que buscar un árbol, perforar en lo más alto posible y contárselo susurrando al orificio logrado- un periodista que quiere escribir una novela sobre el futuro se da cuenta de que está escribiendo sobre el pasado, su pasado. En su novela hay un tren que va a gran velocidad hacia el año 2046, donde los viajeros esperan encontrar los recuerdos perdidos. Se ignora si lo logran porque hasta entonces nadie ha regresado para contarlo. Pero él ha estado allí, fue para cambiar su pasado, ha vuelto y va a contarlo. 

Pero 2046 es también el número de un cuarto de hotel, una habitación iluminada por el rojo de los neones de la calle donde alguien asesinó a Lulú –la mujer que regresaba del pasado en Shanghai-, el espacio donde el periodista recibe a sus conquistas de una noche, femmes fatales y jovencitas soñadoras que surgen en los pasillos… mujeres que le aman, le abofetean, le rechazan, Mujeres van sumando momentos, instantes robados al tiempo. Imágenes fugaces de mujeres sublimes.

De nuevo un realizador inteligente y virtuoso que cree en el cine como instrumento para provocar cambios en las mentalidades, un creador enamorado de sus personajes a los que mima, un ensayista que mezcla imaginario y recuerdos para extraer lecciones de vida que se adueñan del inconsciente del espectador, un virtuoso de la estética que propone  un mundo de imágenes emocionantes y deseo explícito.

De la misma duración –más o menos- que «Deseando amar», con escenas más o menos parecidas, con mujeres que recuerdan a aquellas otras mujeres, «2046» es una fuga continua hacia adelante y hacia atrás, un eco que llega para recordarnos el laberinto de la vida, de todas las vidas que periódicamente regresan a la casilla de salida con la esperanza de aumentar el valor de sus recuerdos. 

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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