Usher Fellig, quien firmaba sus fotografías como Weegee, nació en 1899 en Zólochiv, entonces en el imperio austro húngaro y hoy Ucrania. Era uno de los siete hijos de un vendedor ambulante de origen judío que después de llegar a Nueva York reclamó a su familia para que se reuniera con él.

El niño Usher llegó con su madre en 1910 después de una travesía en la bodega de un barco lleno de inmigrantes. Se instalaron en el Lower East Side, un barrio de Manhattan. Lo primero que hizo el padre fue cambiarle el nombre de Usher por el de Arthur para integrarlo en la sociedad americana.

Se independizó de sus padres a los quince años y fregó platos, barrió suelos y durmió en albergues para indigentes antes de entrar a trabajar como ayudante de un fotógrafo ambulante y más tarde en la Agencia Acme Newspictures (hoy United Press International), cargando una cámara Speed Graphic negra de grandes dimensiones. Abandonó la agencia para dedicarse a la fotografía como free lance y venderla a los tabloides neoyorkinos.

Weegee vivía frente al cuartel general de la policía en Centre Market Place y frecuentaba los mismos locales que los agentes, lo que aprovechó para confraternizar con ellos y conseguir que le contasen dónde iban a producirse los mejores sucesos del día. De este conocimiento deriva su nombre weegee=ouija (la pronunciación en inglés es casi idéntica), palabra que significa adivinar el futuro a través del contacto con los muertos.

En realidad sus dotes adivinatorias provenían de que la policía y los bomberos le habían proporcionado sus frecuencias para que las captase en la radio de su coche y llegar antes que nadie al escenario de los sucesos. Prácticamente vivía en ese coche, un chevrolet en el que había instalado un laboratorio de revelado y donde escribía sus crónicas con una máquina underwood.

También se relacionaba con gánsteres como Lucky Luciano, Bugsy Siegel y miembros de El Sindicato, que le ponían al tanto de algunos acontecimientos.

«El crimen es mi negocio», era su lema, y con este título montó su primera exposición para Photo League en 1941. Gánsteres, espías, vagabundos, buscavidas, prostitutas, víctimas de incendios, asesinatos y accidentes de tráfico… Fotografió a los borrachos en las aceras, a los parados, a grupos de niños en las escaleras de emergencia de Little Italy, a la clientela de bares de mala muerte… Eran los personajes favoritos de Weegee, con los que mostraba imágenes de una dureza extraordinaria, de una belleza trágica.

Con su estilo sensacionalista, directo, simple, documentó cientos de sucesos, incendios, asesinatos y tragedias domésticas, haciendo en paralelo un retrato de la sociedad neoyorquina del momento, ya que junto a víctimas, criminales y delincuentes sus fotografías contextualizaban el instante captando las reacciones de la gente, las manadas de curiosos que se agolpaban para ver el espectáculo.

Weegee desenmascaraba a este público que se regocijaba ante la desgracia del delincuente arrestado o que se excitaba ante el cadáver del ladrón abatido por la policía. En sus imágenes a veces se ven carteles y letreros luminosos que incitan a una doble lectura.

Las fotografías de Weegee eran publicadas en periódicos como «The New York Times», el «Daily News», el «Herald Tribune» y «Life». Algunos reportajes, para los que él mismo escribía los pies de foto, a veces irónicos, recogían las diferentes fases de un suceso, desde la detención del delincuente hasta su comparecencia ante el juez.

En 1945 publicó con ellos «La ciudad desnuda», una colección de fotografías de la vida cotidiana de Nueva York que incluye desde imágenes del rescate de supervivientes de un edificio en llamas y víctimas de asesinatos, al público de la ópera (a esta serie pertenece «La crítica», una de sus fotografías más celebradas). Un libro del que el cine negro reconoció su influencia estética e inspiró la película de Jules Dassin del mismo título. Su estilo fue imitado por todo el fotoperiodismo posterior.

Durante una temporada (entre 1948 y 1951) Weegee vivió en Los Ángeles para retratar el Hollywood de los años dorados, pero también al público de sus salas de cine. Lo retrató en sus butacas captando las reacciones ante lo que los espectadores veían en las pantallas, utilizando un flash de infrarrojos para que no se enterasen de que los enfocaba. Fue su forma de cuestionar, criticar e interrogar acerca de la sociedad del espectáculo.

También trabajó como director de fotografía y asesoró a Stanley Kubrick en la película «Dr. Strangelove». Con estas experiencias publicó «Naked Hollywood» en 1953. Otro de sus libros de éxito fue «Weegee’s People», con series de fotografías en las que su mirada se dirige a las fiestas de Nueva York, a las aglomeraciones en las playas de Coney Island, a las celebraciones del final de la guerra, al mundo del circo, y donde incluye retratos de Elizabeth Taylor, Louis Armstrong, Picasso o Andy Warhol, el artista pop que eligió una de las fotografías de Weegee para su célebre «Car Accident». Aún habría de publicar «Weegee’s Creative Photography», un libro en el que experimentó con la distorsión de imágenes fotográficas, a las que llamaba fotocaricaturas.

En esta exposición hay una sala dedicada en la que los visitantes pueden verse en un espejo cóncavo-convexo que reproduce su imagen deformada. Miles Barth publicó sobre el fotógrafo el libro «Weegee’s World», y él mismo escribió su autobiografía, titulada «Weegee by Weegee». Sobre su vida, Joe Pesci protagonizó la película «El ojo público», de Howard Franklin.

Pese a su fama y su popularidad (firmaba las fotografías como «Weegee the Famous»), y el reconocimiento que obtuvo en vida por su trabajo, murió prácticamente olvidado en diciembre de 1968. Su figura se recuperó a finales del siglo pasado y ahora con su obra se celebran exposiciones en el MoMA y el Guggenheim de Nueva York, la National Gallery de Washington y el Museo Van Gogh de Ámsterdam.

En 2019 se descubrieron 73 imágenes desconocidas de la primera etapa de Weegee, tomadas entre abril y mayo de 1937. El artista David Young las compró hace cincuenta años en una tienda de segunda mano en Filadelfia sin saber de quién eran hasta que un día las descubrió en una caja dentro de un armario de su casa de Seattle.

  • TÍTULO. Autopsia del espectáculo
  • LUGAR. Fundación Mapfre. Madrid
  • FECHAS. Hasta el 5 de enero de 2025
Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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