La exposición Warhol, Pollock y otros espacios americanos, que se expone hasta el 25 de enero del 2026 en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, presenta dos artistas con miradas diferentes, concepciones estéticas distintas, ambos innovadores y buscando nuevas fronteras en el arte americano.

El Museo Thyssen reúne en esta exposición obras de Warhol, Pollock y obras que provienen de varias instituciones de Norteamérica y Europa, incluyendo obras de otros artistas como Lee Krasner, Helen Frankenthaler, Marisol Escobar, Sol LeWitt, Cy Twombly, y obras de Mark Rothko y Robert Rauschenberg pertenecientes a la colección del Thyssen.

La muestra tiene como comisaria a Estrella de Diego y cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid y Área de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Madrid.

Andy Warhol

Sin duda, Andy Warhol en Estados Unidos es alguien integrado a la cultura americana, los niños crecen con sus imágenes de latas de sopa o el retrato de Marilyn Monroe. El museo más grande sobre la obra de este artista se encuentra donde nació, en Pittsburgh el 6 de agosto de 1928. Dentro de la Historia del arte es un icono de las vanguardias, marca la época del Pop Art y deja un legado de transformación en el arte americano.

He caminado por las calles de Nueva York buscando su taller en la calle 47, el estudio donde se reunía con la elite nocturna y social de Manhattan. recorrí la inolvidable Broadway buscando The Factory. La presencia de Warhol, aun en décadas posteriores, se sentía, sus imágenes reaparecían en vidrieras o en pósters.

Fue una figura que revolucionó la estética visual y convocó los más diversos sectores: los intelectuales, la elite política y de Hollywood, los artistas, los homosexuales, el ciudadano común y los bohemios, y se convirtió en un personaje mediático de gran alcance. Influyó considerablemente en los artistas latinoamericanos como Marta Minujin, Leopoldo Maler, Nicolás García Uriburu. Su estela tocó igualmente a Europa.

Propició cambios utilizando técnicas no convencionales para la realización de sus obras, incorporando grabado, litografía, serigrafias, fotografía, cine, publicidad, diseño.

Creó una filosofía del espectáculo-arte y vivencia mediática con su famosa frase: «En el futuro todo el mundo será famoso durante quince minutos».

Visionando el internet y las redes sociales, ya consideraba la dinámica de masas y la democratización de los medios y la sociedad.

Artista muy polémico, tuve ocasión de hablar con un médico que lo conocía y sabía de las fiestas que organizaba Warhol, donde la droga actuaba como energizante y donde se llegaba a situaciones desafiantes.

Aún con la controversia, su infancia diferente y sus estudios relacionados con la publicidad, el diseño y el mercadeo, Warhol fue un revolucionario visual y conceptual que influyó en el panorama del arte del siglo veinte.

Promovió la tendencia del Pop art y la llevó a las últimas consecuencias cuando comenzó a pintar las latas de sopa Campbell, las botellas de Coca-Cola y las grandes estrellas de Hollywood: Marilyn Monroe o Elizabeth Taylor.

En realidad, tomaba imágenes de la cultura americana, de la televisión y la prensa y las proyectaba a un plano artístico, borrando las fronteras entre cultura popular y culta, incorporando el mundo de la publicidad al mundo del arte. Sentía la identidad nacional como una inspiración al afirmar: «Lo que es genial de este país es que Estados Unidos ha iniciado una tradición en la que los consumidores mas ricos compran esencialmente las mismas cosas que los mas pobres».

Los que vivimos en Estados Unidos sabemos, que «el sueño americano» esta siempre presente. Un muchacho de familia modesta y disfuncional, que sueña con Kennedy, puede llegar a ser presidente de los Estados Unidos.

Pude vivir el Nueva York que Warhol había vivido con su ruptura de límites, su versión de la cultura del consumismo, la inclusión de la mass media, ensalzando el comercio del arte como una obra maestra, porque «hacer dinero es un arte, y el trabajo es arte y un buen negocio es arte».

Warhol como Hopper, como Pollock captaron, desde ángulos diferentes, aspectos profundos del alma americana, un alma mutante y delirante que pocos comprenden.

Warhol vivió el Pop Art, la Transvanguardia, el Neoexpresionismo, y pintó desde objetos comerciales a retratos de estrellas de cine y lideres políticos; vinculó los distintos niveles sociales en una mezcla de tensiones y cambios, evidenciando la movilidad social de su país.

En su testamento, al morir el 22 de febrero de 1987 en Nueva York, promueve la innovación artística que fue el motor de su propia vida.

Jackson Pollock

El otro artista que valora la exposición es Jackson Pollock, nacido en Wyoming el 28 de enero de 1912 y fallecido en Nueva York el 11 de agosto de 1956, en un accidente automovilístico.

Un poco anterior a Warhol en términos generacionales, Pollock se inscribe en la tendencia del Expresionismo abstracto, movimiento de relevancia en Estados Unidos.

Es un artista igualmente innovador con su técnica del «dripping» o chorreado de pintura. Casado con Lee Krasner, quien también figura en la exposición, vivió una infancia itinerante por su padre agrimensor, conociendo la América rural y las comunidades indígenas.

Aunque quiso estudiar, fue expulsado de las escuelas. En Nueva York, bajo la tutela del pintor Thomas Hart Benton siguió clases en Art Students League of Nueva York.

Cuando yo vivía en Nueva York frecuentaba el lugar que tiene una simpática cafetería, los talleres de arte y algunas exposiciones. Si mal no recuerdo, hay una placa donde reconocen a los artistas que pasaron por aquel lugar. Un lugar especial en el enloquecido Manhattan.

Nueva York, una ciudad que vibra sin cesar y que impactó a Pollock, un ser reservado, solitario, que sintió el ritmo febril neoyorquino y lo plasmó en sus telas. El alcoholismo nunca lo abandonó, sin embargo, logró encauzar su fuerza emocional y artística a través de la pintura, gracias a ciertas terapias apoyadas en Jung.

La pintura mural que realizara para la casa de Guggenheim le dio el espaldarazo que necesitaba, ya que la crítica elogió su trabajo innovativo.

Al casarse con Lee se compran una casa en las afueras de Nueva York, en Long Island. Allí, en su estudio, experimenta la técnica del chorreado, de las salpicaduras con las que finalmente se identifica su estilo. Tuvo contacto con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, otro gran innovador.

La técnica de Pollock dio origen a lo que se llamó «Action Painting» o pintura de acción. Viví igualmente la presencia de Pollock cuando estaba en Nueva York, en homenajes, en eventos en el MOMA, en presentaciones de sus cuadros en las casas subastadoras. Su obra sigue viva.

Fue el «Jack el destripador» de la pintura, creando un estilo que tenia que ver con su personalidad y su visión del arte, movimiento generado por salpicado y chorreado del líquido pictórico, sin ayuda del caballete, accionado desde el cuerpo del pintor sobre la tela emplazada en el piso o sostenida en la pared.

Pintura que exigía fuerza física y destreza corporal, concentración y libertad. Al contrario de Warhol, Pollock huyó de la figura y del retrato, sus obras son retratos de su yo íntimo, de su ensoñación vital, de un ritmo existencial.

El propio artista confirma que él necesitaba caminar rodeando la tela, necesitaba dejarse llevar por cierto automatismo mental. Recuerdos de su juventud, cuando veía las prácticas de los indios navajos caminar alrededor de la tela, en extraños rituales.

Pollock decía que necesitaba «estar en la tela», metido dentro, ser parte del liquido chorreado en una especie de estado hipnótico.

El estilo Pollock se convierte en una estética introspectiva y corporal, una dinámica y ritmo que, aunque no se crea, forma parte de la vida y filosofía americana. El captó esa fuerte energía que contagia, se enrosca en la vida diaria y estalla en busca del sueño americano.

Su técnica de movimiento corporal y desplazamiento del líquido chorreado es una visión rítmica muy diferente de la pintura tradicional. Algunos científicos consideran las obras de Pollock muestras fractales matemáticas, relacionadas con la Teoría del caos.

Entre estos dos creadores americanos muy distintos pero muy originales y precursores, se desarrolla una exposición que nos muestra, según el concepto de curaduría del museo, los problemas relacionados con las nuevas estrategias espaciales, y que, igual que otros artistas de la generación también presentes en la muestra enfatizan las preocupaciones hacia el cambio pictórico, los grandes formatos y la nueva visión estética.

Recorrido en seis salas

El recorrido de las salas permite visualizar la ruptura entre la figuración y la abstracción, que no siempre ha sido ruptura, a veces ha sido conexión o diálogo con respecto al espacio y entre los propios artistas, ya que Warhol admiraba a Pollock, siendo este artista opuesto a la estética propuesta por Warhol.

Primera Sección: Estamos frente a la confrontación de obras tempranas de Pollock y de Krasner con aproximaciones figurativas, y obras de Warhol de los años sesenta.

Segunda: reúne obras de Audrey Flack, Marisol Escobar, Anne Ryn, Robert Rauschenberg y obras de Warhol y Pollock donde figuración y abstracción se van trastocando.

Tercera: dedicada a El fondo como figura, Se incluye una selección de fotografías del artista procedentes del Museo de Andy Warhol en Pittsburgh.

Cuarta: Se centra en Las duplicaciones y multiplicaciones de objetos realizadas por Warhol. En muchas de sus obras rompe con el concepto del espacio.

Quinta: Espacio sin horizontes, reúne ocho de las pinturas oxidadas de Warhol, realizadas con sus propios fluidos e imitando las obras chorreadas de Pollock.

Sexta: El espacio como metafísica se dedica a la serie de sombras creadas por Warhol a finales de los setenta.

Actividades paralelas

El 14 de enero se llevará a cabo una mesa redonda con la presencia del director artístico del museo, el profesor Guillermo Solana. Hay varios eventos programados que se pueden consultar en la página web del museo.

El museo tiene además una invitación especial porque con esta exposición comienza una nueva etapa de Noches Thyssen, en la que se puede visitar la muestra gratis todos los sábados.

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