España es el cuarto país de Europa con más emisiones provenientes de la ganadería, sólo precedido por Francia, Alemania y el Reino Unido, y es el primero en cuanto a emisiones provenientes de la gestión de estiércoles, según el borrador de la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo 2050 del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), que se encuentra abierto a la participación pública hasta el próximo miércoles, 30 de septiembre, y que, por primera vez, compara la situación de España con Europa en cuanto a la responsabilidad de la ganadería en el cambio climático.
El borrador, para el que Greenpeace está preparando alegaciones, muestra también que, mientras las emisiones de este sector se estabilizan en Europa, en España no paran de crecer. Según los datos aportados, el sector agrícola es ya el responsable de un doce por ciento de las emisiones de España, siendo la ganadería la responsable del 67 por ciento de éstas.
Según Greenpeace, «el preocupante liderazgo de España en las emisiones derivadas de la gestión de estiércoles está plenamente justificado por la apuesta de un modelo de ganadería industrial y, en particular, por el crecimiento exponencial de las macroexplotaciones industriales de porcino, ya que éstas producen ingentes cantidades de estiércoles que están también provocando graves problemas de contaminación de aguas por nitratos».
Por esto último, la Comisión Europea dio tres meses a España para presentar medidas que reviertan este problema (el plazo termina la próxima semana).
«Es inadmisible que, en una situación de emergencia climática y de grave contaminación de las reservas de agua del futuro por nitratos, siga sobre la mesa el proyecto para construir una macroexplotación de vacuno de leche en Noviercas o que, casi cada día, se presente un nuevo proyecto, o ampliaciones de macrogranjas de cerdos en España» ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España: «Sin duda, vamos directos al desastre, pero el sector agrícola, y en particular el ganadero, sigue siendo el gran olvidado en la políticas climáticas».
Greenpeace EU presenta hoy un análisis denunciando que, en la UE, la producción de carne, leche y huevos se incrementó un 9,5 por ciento entre 2007 y 2018 y que esto representó un incremento del 6 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería, que son ya el 17 por ciento del total de las emisiones de la UE.
Este análisis deja también en evidencia que los sectores que más contribuyen al conjunto de las emisiones son el sector lácteo, el porcino y el vacuno de carne con, respectivamente, el 33 por ciento, el 26 por ciento y el 25 por ciento de las emisiones del sector ganadero. La producción de carne de aves contribuye con un 10 por ciento, la producción de huevos con un 3 por ciento y la de carne de pequeños rumiantes (caprino y ovino) con otro 3 por ciento. El estudio muestra también que reducir a la mitad la ganadería en la UE sería como eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero de once países europeos (Malta, Chipre, Luxemburgo, Letonia, Eslovenia, Estonia, Lituania, Croacia, Dinamarca, Suecia).
El pasado martes, Greenpeace, junto con Ecologistas en Acción y Oxfam Intermón, comenzó el primer litigio climático contra el Gobierno de España, en el que las organizaciones demandan al gobierno para exigirle mayor ambición climática: una reducción de las emisiones de al menos el 55 por ciento en 2030 respecto a 1990 y alcanzar el cero neto en 2040. Para alcanzar esta reducción es importante actuar en todos los sectores, tal como urge la comunidad científica.
«La solución para el sector ganadero la da el propio borrador: reducir el número de animales. Para Greenpeace, acabar con la ganadería industrial y apostar por la ganadería ecológica y extensiva, que a la vez es vital para mantener un mundo rural vivo, y una dieta de salud planetaria son los otros ejes de la solución, pero lamentablemente falta valentía política para poner esto en marcha. La Política Agrícola Común no puede ser otra oportunidad perdida, porque no nos queda tiempo», concluye Ferreirim.