El Ayuntamiento solicitará al Gobierno Central que se declare a la localidad madrileña de Tres Cantos como zona catastrófica, por los daños causados por la borrasca Filomena en el municipio, porque «el temporal ha provocado una situación crítica en la ciudad que ha alterado gravemente la vida diaria de los tricantinos, afectando además a los servicios públicos, el tejido empresarial y su actividad económica y social» ha señalado el alcalde, Jesús Moreno.

Según indica el servicio de prensa del yuntamiento, la declaración del municipio como zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil, en el marco de lo dispuesto en la Ley 17/2015 del Sistema Nacional de Protección Civil, se reserva para casos en los que un siniestro perturbe gravemente la vida de una población, un área geográfica determinada o cuando se produzca la paralización, como consecuencia del mismo, de todos o algunos de los servicios públicos esenciales, como ha ocurrido estos últimos días en Tres Cantos.

Jesús Moreno solicitará además el apoyo y la colaboración de la Comunidad de Madrid para la consecución de esta declaración para «mitigar en el menor tiempo posible los efectos producidos por esta histórica tormenta de nieve y la posterior ola de frío, con temperaturas que han descendido hasta los ocho grados bajo cero».

El consistorio tambien informa de que «ha movilizado todos los recursos disponibles para, poco a poco, lograr la normalización de la situación en los viales de la ciudad, poniendo a disposición de las labores de limpieza y retirada de nieve diez máquinas y cerca de doscientos empleados de los servicios de limpieza, jardinería, policía local y Protección Civil, que han trabajado sin descanso, en turnos de veinticuatro horas, para posibilitar la movilidad de los servicios de emergencia y el tránsito del transporte público y vehículos de suministros.

Junto con la de portada, estas son las fotografías que aporta el ayuntamiento para sostenter su petición de zona catastrófica, tomadas el 11 de enero de 2021:

Improvisación, cicatería y caos

El grupo municipal de Ganemos Tres Cantos, que junto al del PSOE han solicitado un Pleno extraordinario para debatir sobre las consecuencias de Filomena, ha señalado que «se sabía con más de una semana de antelación. Tal vez se desconocía la magnitud real, pero el anuncio avisaba de una nevada histórica, seguida de una ola de frío, de mucho frío. Es evidente que, de habernos preparado adecuadamente para una nevada de diez centímetros, los cincuenta o sesenta cm que han caído nos hubiesen sorprendido, pero en menor medida. No existían planes reales o eran muy malos».

Según este grupo municipal, «la falta de previsión, la ausencia de un plan, la escasez de medios y la soberbia, que impide a unos gestores ineficaces y prepotentes aceptar colaboración externa» es lo que «ha avocado a la población tricantina a una situación catastrófica».

Y explica que «no haber planificado escenarios posibles, y por tanto no haber hecho un gasto extra, por si no había necesidad, ha llevado al municipio a una pérdida económica enorme. Para las personas que viven en Tres Cantos, para el comercio local y las pequeñas empresas e, incluso, para las grandes empresas que han visto como sus trabajadores no podían llegar a sus puestos de trabajo».

Añaden que «todo ello sin contar con el riesgo, que aún existe, para la vida y la salud de las personas y de la vida en nuestro entorno, debido al cierre, desde marzo, del servicio de urgencias en nuestros centros de salud, que obligó a que algunas personas tuviesen que curarse de pequeños accidentes sin asistencia médica e, incluso, a que algún veterinario -nos consta- cosiera la brecha de algún vecino. Es inaceptable que no se contara con este servicio de urgencias como mínimo los días que se preveía duraría el temporal; se ha dejado a la población sin posibilidad de ser atendida ante un problema sobrevenido de salud».  

Y señalan «múltiples los errores, casi todos por improvisación y racanería»:

  • Hace poco, decidieron gastar 30 mil euros en remodelar el logo del Ayuntamiento, pero no previeron gastar menos de cien euros en pequeñas palas quitanieves, de esas que se acoplan a la delantera de cualquier todoterreno. La gente atrapada en sus casas por no gastar unos pocos euros.
  • Tras las fotos publicitarias de los primeros momentos, cuando no pasaba nada, el equipo de gobierno pareció haber desaparecido. Suponemos que el alcalde estará con su gabinete de crisis preparando un memorándum, para ver a quién echar la culpa, cuando por autosuficiencia e ineficacia miles de tricantinos y tricantinas, después de cuatro días de la nevada, apenas podían salir de sus casas.  
  • Ni reservas de sal había. En cuarenta minutos de reparto, el propio viernes 8 de enero, se había terminado. No había sal para las comunidades de vecinos, ni para nuestras calles. 
  • Pasado el fin de semana, la voluntariedad y el buen hacer de nuestros profesionales sanitarios permitió que los Centros de Salud se abrieran, pero los usuarios a primeras horas de la mañana del lunes tenían dificultades para acceder. Es inadmisible, a todas luces, que el Centro de Embarcaciones estuviera inaccesible porque el Ayuntamiento no lo había considerado un servicio esencial y no había abierto algún pequeño camino para hacerlo transitable. Solo ante las quejas reiteradas de algunos sanitarios se despejó una senda cuando el centro ya estaba abierto. Recuerden que las analíticas se hacen a las ocho de la mañana.
  • Entretanto, desde el ayuntamiento, muy escasa información y una suerte de mensajes confusos y contradictorios. Que no salgan de sus casas, que estamos trabajando en ello. Que salgan a limpiar sus entradas y las rampas de sus garajes, ni les decimos cómo hacerlo ni les prestamos las palas. No les dicen que usen sartenes o recogedores de basura para eliminar la nieve, pero no les ofrecen otras alternativas. Aún así, muchos vecinos y vecinas consiguen limpiar sus portales y sus rampas, que no llevan a ninguna parte. Las calles siguen, en su gran mayoría, intransitables. Para colmo, la ausencia de sal y las temperaturas extremas convierten algunos de los “caminos vecinales” en peligrosas pistas de hielo.

Y concluyen que «aún así, estamos convencidos de que entre todas y todos saldremos del atolladero, si el equipo de gobierno no lo impide. Sabemos que no asumirán responsabilidades políticas ni presentarán su dimisión, porqué dirán que la culpa … fue de otr@s».


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