Excelente y tan dura como acostumbra a ser el cine de los hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne (Rosetta, L’Enfant, Palma de Oro en 1999 y 2005 respectivamente), «Tori y Lokita» es un desgarrador testimonio de sufrimiento e injusticia, un drama al que hay que mirar de frente: el de, una vez más, la dolorosa emigración de dos menores desde el Africa profunda hasta la sociedad europea del bienestar, en este caso la belga.
Un relato pesimista -¡cómo he recordado a los niños de «Adú», la magnífica película de Salvador Calvo!-, construido como un thriller, sobre las desventuras de dos falsos hermanos, llegados solos en patera desde Benín a las costas europeas, que se refugian el uno en la otra como única forma posible de supervivencia. Es su invencible amistad la que les protege de las duras condiciones del exilio.
En la Bélgica confortable de hoy, un niño y una adolescente, Tori y Lokita, se hacen pasar por hermanos. Tori ha conseguido los papeles para permanecer en el país, ya que ha llegado con el agravante de ser considerado un «niño brujo» repudiado por su tribu, vive en un centro de acogida y asiste a la escuela; Lokita, a punto de llegar a la mayoría de edad, encuentra todos los problemas del mundo en el intento de regularizar su situación y malvive, clandestinamente.
Pero nada les impide hacer causa común y, trapicheando con droga -por cuenta del cocinero del centro, que se aprovecha de la precaria situación de los niños y especialmente de la adolescente, a la que somete a abusos sexuales- van pagando lo que deben a los traficantes que les llevaron hasta Bélgica y envían dinero a la madre de Lokita para que pueda pagar la educación de los hermanos pequeños.
Premio especial del Jurado en la 75 edición del Festival de Cannes, «Tori y Lokita[1]» aborda un tema candente con actores no profesionales muy convincentes que escenifican unas cuantas escenas de una amistad que no tiene precio, y que les une en la añoranza del país que dejaron para poder enviar dinero a sus familias. Una amistad que es el escudo con el que los niños maltratados se defienden de la crueldad de los adultos que les rodean, una relación familiar que se inventan, con la que se sienten protegidos, salvados.
Película humanista y militante, retrato fiel de una emocionante realidad social que no podemos ignorar por lejos que nos caiga, hecha de pequeños detalles –una palabra, un gesto- que dicen más que cualquier discurso sobre estos niños víctimas de los traficantes de personas y de droga, y de una administración que trata de forma deshumanizada las demandas de asilo: una burocracia que ignora hasta qué punto los menores están acosados, amenazados, explotados, abusados, rechazados… La tragedia de Tori y Lokita no puede dejar a nadie indiferente, el espectador no tiene opción: «el mundo de los adultos es un monstruo social que devora a los niños» (Jo Fishley, Band-a-part. fr).
Huyendo de discursos simplistas, una vez más, la pareja de realizadores belgas ha puesto nombre y rostro a un problema social, el de los menores extranjeros no acompañados que forman parte de la inmigración africana. En una entrevista con un medio francés durante el Festival de Cannes, Jean-Pierre y Luc Dardenne han explicado al alimón como vieron esta historia: «Si tu tribu se ha querido deshacer de ti, porque eres un «niño brujo» como Tori, tendrás tus papeles y un hueco, más o menos reconocido, en la sociedad belga. Pero el caso de Lokita es diferentes, forma parte de los «niños enviados» a países europeos por sus familias para que se ganen la vida y les envíen dinero.
A estos niños normalmente les niegan los papeles, hasta los dieciocho años están acogidos en los centros (para menores extranjeros no acompañados), pero al cumplir la mayoría de edad les ponen en la frontera, salvo que consigan escapar antes. Y en todo esto hay algo que no funciona, porque es una ley injusta. Por eso dedicaron el Premio del Jurado de Cannes al señor Ravacley, ese panadero de Besançon que se puso en huelga de hambre para evitar que pusieran en la frontera a su aprendiz.
- «Tori y Lokita» se estrena en Madrid el viernes 11 de noviembre de 2022