«Tokyo Shaking» (Tout va bien), dirigida por Olivier Peyon (Une vie ailleurs, Les petites vacances), es un drama basado en los hechos que sucedieron en Japón en marzo de 2011, que reposa completamente en la brillante interpretación de Karin Viard (Las apariencias), a quien acompañan en el reparto Stéphane Bak (Elle) y Yumi Narita (De repente, el paraíso). Se estrena en España este 15 de octubre de 2021.
11 de marzo de 2011. Alexandra acaba de llegar trasladada y ocupa un puesto de responsabilidad en la sucursal de un gran banco francés en Tokyo, cuando el tsunami agitó todo Japón y provocó la catástrofe de Fukusima.
Mientras que el director le da consignas contradictorias relativas a la evacuación del personal de la entidad, su marido, desde Hong Kong, le pide que abandone el país con sus dos hijos, y ella se ve obligada a tomar decisiones que perturban su existencia, intentando gestionar el impacto del terremoto tanto en su trabajo como en su familia. Hasta entonces solo había pensado en sus logros profesionales consiguiendo conciliar, mal que bien, con la vida familiar.
Alexandra cumplirá con la palabra dada, a pesar del terror. «Un capitán nunca abandona el barco en la tormenta», le dice su director, y esas palabras no son más que un chantaje: le está pidiendo algo que él no está dispuesto a hacer. Ni capitán ni rata de las que abandonan, Alexandra intenta mantener el control de todo.
Diez años después de que ocurrieran los terribles hechos, la idea original de «Tokyo shaking» surgió de la experiencia personal de una amiga del director, Olivier Peyon. La mujer trabajaba en Tokio, en un gran banco francés en 2011. El cineasta recuerda que le describió el horror del tsunami, la angustia y la desinformación total por parte de las autoridades de Japón y del extranjero. Nadie sabía lo que estaba pasando.
Una historia sobre la responsabilidad con el fondo de una catástrofe ecológica y humana, bien documentada y con algunos tópicos sobre la wonder woman en un mundo de hombres, tan apreciada en los comienzos del milenio, un personaje que ha perdido fuelle con el paso de los años y las múltiples victorias del feminismo que no es excluyente.
La amenaza nuclear que repiten en bucle las pantallas de las televisiones, no impide un retrato irónico del mundo de la empresa y las relaciones sociales (en un país donde todavía tienen mucho peso las convenciones y el estoicismo es virtud nacional), el capitalismo, la ley del más fuerte y el choque de culturas.