El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza siempre nos sorprende con sus exposiciones. En esta ocasión, en colaboración con TBA21-Thyssen-Bornemisza Art Contemporany, se ha inaugurado la muestra «Terrafilia. Mas allá de lo humano en las colecciones Thyssen-Bornemisza», que permanecerá abierta hasta el 24 de septiembre de 2025.
Terra significa tierra en griego y filia amor. Terrafilia: Amor a la Tierra, es un título que invita a visitar el museo y apreciar esta muestra única y diferente.
La exhibición, según información de la institución, propone repensar la relación de la humanidad con la Tierra a través de miradas artísticas, filosóficas y ecológicas. La exposición abarca cinco siglos de creación pictórica y reimagina el recorrido museístico tradicional al situar a la naturaleza como sujeto central. Nos presenta la ruptura entre el humano y el planeta, mostrándonos caminos simbólicos y concretos hacia la restauración y la reconexión con la naturaleza.
Creo que cabe destacar que el tema de la naturaleza tiene una larga tradición histórica occidental, que la naturaleza fue tema importantísimo en la historia del arte. Desde la antigüedad clásica hemos visto la representación de la madre tierra en frescos, pinturas y cerámicas, pasando por los intentos medievales de captar la naturaleza desde perspectivas limitadas en temperas y trípticos de altares, Leonardo fue obsesivo con los esfumados, en sus paisajes.
No olvidemos, a su vez, la mirada subjetiva de los pintores románticos, o la escuela simbolista inglesa y francesa, el paisajismo de Corot que fusiona la visión clásica y romántica, y anuncia la revolución impresionista donde los pintores salieron a buscar la luz y el color de la naturaleza.
En el continente americano, la Escuela del Río Hudson de Estados Unidos es la primera mirada hacia la tierra americana, mientras que los pintores viajeros de América Latina han plasmado en sus telas el paisaje autóctono con intención de estudio, documentación y vivencia artística.
Los suizos, cuyo país es un permanente diálogo entre el hombre, sus bosques y sus montañas, han sido cuidadosos pintores naturalistas. La artista suizo-argentina Ingrid Kaufmann, sobre quien escribí: «La mística del árbol», retoma, con una mirada contemporánea, la visión de los dendrólogos, ingenieros forestales, botánicos, los científicos que indagan el corazón de los árboles más antiguos de Suiza, en una reinterpretación donde ciencia y arte penetran en los misterios del árbol, uniendo espiritualidad y racionalidad.
Ana Mendieta, la artista cubana nos mostró la vivencia desgarradora de la mujer, la tierra y el exilio, por solo nombrar a dos artistas notables contemporáneas, sin considerar los artistas panameños Fernando Toledo, Coqui Calderón, Olga Sinclair quienes pintaron el istmo, la ruptura canalera de Panamá, la naturaleza y el medio ambiente. ¡La lista de artistas envueltos en el tema de la naturaleza es bien larga!
Como vemos, la tierra ha sido preocupación, centro y motivación en la historia del arte del pasado y actual, y ha habido múltiples maneras de percibir, sentir, denunciar e interpretar nuestra naturaleza.
El tema siempre estuvo presente en el arte, pero esta exposición intenta ir más allá, con un enfoque interdisciplinario, filosófico, planetario y ecológico (entendiendo el término como la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su ambiente o entorno).
«Terrafilia», nos detalla el museo, reúne alrededor de cien obras plásticas, que abarcan cinco siglos de las colecciones Thyssen -Bornemizsa y Art Contemporany.
Entre los artistas podemos encontrar trabajos de Joachim Patinir, Kandinsky, Marc Chagall, Natalia Goncharova, Dineo Seshee Bopape, Inés Zenha, Herve Yamguem y otros que también pertenecen a la colección.
Vemos que es un corte diacrónico y sincrónico de la historia del arte en relación con la naturaleza, partiendo de obras de la colección.
La muestra, comisariada por Daniela Zyman, invita a los visitantes, a través de diversos artistas de diferentes tendencias y épocas, a encontrarse con el mundo como un «pluriverso», un mundo de muchos mundos. La concepción del guión museográfico de Terrafilia, se aleja de filosofías antropocéntricas y occidental céntricas, abrazando una política planetaria, una visión integradora y del cosmos.
Está estructurada en seis escenarios interconectados y se abordan los temas: cosmogramas, mundos animados, el arte de los sueños, relaciones con la tierra, tiempos míticos, y cosmogonías oceánicas.
El guion museográfico considera que desde la Antigüedad clásica sabemos que han sido diversas las formas de relacionarse a la «Tierra», por medio del mito, la ciencia, los sueños, la historia, la espiritualidad, y actualmente, la violencia ecológica, la extracción de recursos, la crisis del agua y del clima, y la desconexión del hombre que olvida que es parte de esa naturaleza.
La concepción estético-filosófica de la exposición se inspira en pensadores contemporáneos, entre ellos Malcom Ferdinand, quien considera la Tierra como un «Mundo Barco», un lugar donde todos compartimos, que, sin embargo, es un lugar que refleja desigualdades e injusticias. Si bien «Filia», es el amor, no es el amor romántico idealista, sino el amor transformador, donde la existencia en la Tierra nos hace más conscientes de su importancia y fragilidad.

Recorrido temático
La exposición se desarrolla a través de un recorrido temático con un preludio y seis capítulos interrelacionados, concebidos como escenarios para explorar las diferentes formas de habitar el planeta.
Los cosmogramas, inician el periplo y son objetos para expresar el universo concebidos como instalación por del artista mexicano Dr. Lakra.
Primer capítulo: Un planeta animado
Donde se replantea la posición de los seres humanos dentro de la vida, con obras de Max Ernst, Diana Policarpio y Wassily Kandinsky, inspirado a su vez, en la cosmovisión indígena y el mito de Pachamama, mostrando las ocultas conexiones y como hay una interdependencia entre los elementos.
Segundo capítulo: El arte de los sueños
Explora el sueño como un lenguaje de lo invisible, con Francisco de Goya y Auguste Rodin, es la puerta que se abre al inconsciente. No falta Salvador Dalí, Charles E. Burchfield o Sara Lucas con obras que proponen trascender lo racional conectando con fuerzas ancestrales y cósmicas.
Tercer capítulo: El mundo objetivado
Ahonda en el deseo de conocimiento y control que marcó la modernidad, se cuestiona la ciencia como proyecto de clasificación y dominio.
Cuarto capitulo: Terra infirma
Aborda la Tierra como cuerpo herido y agente de la memoria. Obras como «Nacido junto al rio» (2011) de Rashid Johnson, o «Puesta de sol en Yosemite» (1863) de Albert Bierstadt dan testimonio de la violencia a la naturaleza, violencias extractivas y ecológicas que afectan las comunidades y la tierra. El suelo como un lugar traumático, pero también como superficie de resistencia y renacimiento.
En ese caso, es conveniente, enmarcar históricamente a los artistas, tanto Albert Bierstadt y Thomas Cole pertenecen a la llamada Hudson River School de Estados Unidos, de influencia romántica, con características peculiares como la primera mirada a la naturaleza americana, la revalorización del paisaje americano y donde, por otra parte, como remanente romántico, la naturaleza es concebida como una fuerza mística por la cual por medio de su contemplación se encuentra a Dios.
Quinto capitulo: El retorno del tiempo de los mitos
Los relatos simbólicos y espiritualesemergen como herramientas para sanar el mundo, entre ellas la obra «Expulsión, luna y luz de fuego»(hacia1828) de Thomas Cole.
Sexto capitulo: Cosmogonías oceánicas
Como su nombre indica el lector se zambulle en las profundidades del mar, el mar como gran útero universal, el agua como gran fuerza regeneradora.
Según nos expresa el Museo: «En su conjunto, Terrafilia propone un viaje conceptual y sensorial que trasciende la mirada antropocéntrica y abraza la pluralidad de seres y saberes que componen la realidad planetaria.»
Sin duda, un ambicioso guion donde puede caerse en la confusión de tomar las «obras de arte» como «ilustración del concepto» expresado en el formato museográfico. ¿Qué pensarían Max Ernst, Goya o Thomas Cole?
El arte es libertad, todo dogma, doctrina u orientación conceptual pautada coarta el arte, lo limita. Es también cierto, que la obra puede ser leída de diferentes maneras a través de las distintas generaciones, de allí su supervivencia y su valor artístico. Sin duda, «Terrafilia. Mas allá de lo humano, en las coleccciones Thyssen- Bornemiszta» es una muestra que anima a la reflexión.
La exposición cuenta, asimismo, con un Festival Terrafilia, diseñado en colaboración con el Museo Thyssen, que tendrá lugar entre el 19 y el 21 de septiembre, a lo largo de esos tres días se reunirán artistas, pensadores e investigadores que participarán en eventos y conferencias proyectando nuevas ideas y propuestas.