Tengo para mí que Jesús Amate está enamorado de las palabras. Y lo está a base de bien con un amor incondicional y puro. Con un amor a quemarropa y a bocajarro y, como buen enamorado, gusta de poner a prueba – con un punto saludablemente enfermizo y, si me apuran, inocentemente morboso – una y otra vez a su enamoradas.

Amate se enfrenta a las palabras, las captura y acorrala porque quiere tensar sus límites, apurar sus significados, vulnerar sus polisemias y reventar sus fronteras y, estoy seguro,  nunca dejará de hacerlo, por mucho que las palabras, a veces, le decepcionen, o se le queden cortas, o se le pierdan por el camino. Es un amor incondicional. El de un un letraherido que sabe de sobra que esa es su fortuna y su maldición. Por eso no se cambiaría por nadie. El suyo es, al fin y al cabo, un amor eterno, exclusivo, excluyente y muy divertido y muy placentero.

Y así, una vez más, da prueba de su amor a las palabras con Margarita o el lenguaje de los signos, una obra que sucede en su lugar favorito, una encrucijada, donde tendrá lugar un duelo a palabra abierta, una pelea plagada de brillantez, habilidad, emoción y (sin)sentido para la que Amate, como promotor del match, invocará los espíritus de dos de los más grandes púgiles que jamás han existido: el profesor Higgins y Eliza Dolittle.

Y  sí, con pasmosa verosimilitud, el eximio lingüista se encarnará en Aisha Wizuete y la malencarada florista en José Luis Valverde.

 Y da comienzo el baile. Aisha Wizuete, se vuelve – segura y firme- mariposa y suspiro, veleta y antojo para acotar la realidad con sus palabras cargadas de certezas con las que etiqueta las situaciones, ata moscas por el rabo, define, categoriza y sintetiza; es, al fin y al cabo, un peso wélter acorralando a un peso pluma, el barrendero perplejo y solitario, abarrotado de dignidad y desconcierto, de José Luis Valverde. 

Valverde, sin perder aplomo, sin perder la cara, desmiente y tergiversa a Wizuete, la desconcierta y encandila , a  golpe de silencios, miradas y sonrisas porque sabe que, a pesar de lo que diga Sabina, Aisha o margarita o Audrey es una niña que si quiere ser princesa..  

Aisha «Higgins» Wizuete y José Luis «Dolittle» Valverde no cejarán; se trabarán y buscarán, se alejarán, tirarán uppercuts, se enzarzarán en jabs, usarán palabras a su (in) conveniencia, se meterán en laberintos, se enzarzarán, se enredarán, mientras a lo largo de la pelea el desgaste hace mella y, en sus gestos, en sus miradas, en sus desplantes se deja entrever, gradualmente, la profunda inocencia que a ambos les importa cada vez menos proteger y nosotros – su público imaginado y nada imaginario –  que hemos presenciado su pas de deux en estado de deleite, encantados, claro, de que lo hagan.

Luis de Luis

Crítico teatral

 

Teatro Lara: miércoles y domingos a las 18 horas

Autor y director: Jesús Amate

Intérpretes: Aisha Wizuete y José Luis Valverde

Compañía: Benamate

Producción: Benamate

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