Teatro. «Hilda Peña», de Romina Gutiérrez

En la intimidad de su modesto hogar se resuelve y se explica, y se cuenta y se dice Hilda Peña mientras recorre, una y otra vez, de ida y vuelta, el corto y tortuoso camino que separa al sueño de la pesadilla (y al revés).

Hilda Peña es una madre que acaba de perder a su hijo (es baladí que no sea biológico). Hilda Peña es una madre que mira con desconcierto, asombro y desorientación. Hilda Peña es una madre aturdida en la quien el dolor (inadvertido al principio) crepita, suave y cruelmente, mientras la corroe implacable.

Hilda Peña es Javier Ubilla y Javier Ubilla es Hilda Peña.

Y no puede, ni debe, ser –tanta es la intensidad y el rigor de su interpretación– de otra manera.

Javier Ubilla vive –hace vivir– cada segundo, cada centímetro, cada molécula del implacable duelo, hasta llegar al desgarro más desesperado e impotente, haciendo suyas todas las palabras del sensible y emocional texto que controla con firmeza el sobrio pulso de Romina Gutiérrez.

Consternado, boquiabierto y maravillado, poco puede hacer el público, salvo dejarse invadir por el dolor de Hilda Peña –es decir, de Javier Ubilla– y, anonadado, compartirlo.   

Luis de Luis, crítico de teatro.

Teatro Nueve Norte. C/ Norte, 9. Madrid.
Del 22 al 26 de junio de 2021.

Ficha artística
Dramaturgia Isidora Stevenson
Dirección Romina Gutiérrez
Intérprete Javier Ubilla
Diseño escénico Belén Abarza
Producción Ricardo Cristóbal y Caterina Cerda
Operación técnica David Meneses
Producción ejecutiva Javier Ubill


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