Y no, por mucho que la gran Karina se despedazase las cuerdas vocales repitiéndolo, sí somos como Romeo y Julieta (un libro que, reveladoramente, no deja de rular a lo largo y ancho de esta radiante función) y sí, tenemos que enfrentarnos con quien se opone a nuestro amor, empezando por nosotros mismos.
Y como muestra valga el flamante e ilusionado botón que propone Marcos Fernández Alonso con “Dime que todo está bien”, donde narra el tiempo de espera en el que se incuban las ilusiones y se maceran las decepciones hasta la llegada del sol.
Así, a lo largo de “Dime que todo está bien”, se deslizan las idas y venidas durante 24 horas alrededor de un cruce de caminos en el que coinciden varios personajes faltos de una palabra que consuele y un abrazo que reafirme.
Fernández Alonso da pulso de minué y compás de swing a las (des) venturas la brillante partitura para que María Segalerva –plena de serenidad y ternura– se convierta en hada madrina de los personajes que Marcos Orengo, Paloma Mariscal, Guillermo de los Santos y Clara Galán llenan (hasta rebosar) de desvalimiento y brío, de desconcierto y encanto, de entusiasmo y perplejidad.
Y es que, al fin y al cabo, la conmovedora dramaturgia de Marcos Fernández Alonso, solo narra –nada más y nada menos– las cosas que pasan. Las que les pasan a ellas, las que les pasan a ellos, las que les pasan a ellos y a ellas. Esas cosas que solo son –nada más y nada menos y por muchas vueltas que se les dé– las cosas de la vida; es decir, las cosas del querer. Las que importan.
Luis de Luis, crítico Teatral.
Teatro Nueve Norte, sábados a las 18 :30 horas
Ficha artística
Elenco: Paloma Mariscal, Guillermo de los Santos, María Segalerva, Clara Galán, Marcos Orengo
Dramaturgia y dirección: Marcos Fernández Alonso
Luces, proyecciones y escenografía: Largo Hurtado
Banda sonora: Marcos Orengo
Vestuario: Paloma Mariscal
Diseño gráfico: Largo Hurtado