El Instituto Nacional de Estadística ha hecho públicos los últimos datos sobre envejecimiento que, de nuevo, reflejan una tendencia imparable: España ha vuelto a registrar un máximo histórico de envejecimiento, del 125,7 por ciento o, lo que es lo mismo, ya se contabilizan 125 mayores de 64 años por cada cien menores de dieciséis.

Esta cifra supone el mayor crecimiento de la serie histórica desde 2014, de casi tres puntos porcentuales: del 122,8 por ciento de 2019 al 125,7 por ciento actual, un incremento del 2,4 por ciento.

Las regiones más envejecidas son Asturias (224 por ciento), Galicia (202 por ciento) y Castilla León (201 por ciento) que cuentan con más del doble de población mayor de 64 años, mientras que solo Ceuta (58 por ciento), Melilla (44 por ciento) y Murcia (87 por ciento) registran un índice de envejecimiento por debajo del 100 por ciento, es decir, aún presentan mayor proporción de jóvenes.

La tasa de natalidad en España sigue hundiéndose y en 2019 cayó hasta el 7,6 por mil (7,6 nacimientos por cada mil habitantes). Asimismo, el número de nacimientos el pasado año fue el más bajo desde 1941, cuando España atravesaba una durísima posguerra.

Por su parte, la esperanza de vida continúa su escalada y alcanza su máximo histórico con 83,2 años.

En este contexto, la Fundación Adecco reabre el debate del talento senior como única alternativa para el futuro del país: «ante cifras de envejecimiento de tal magnitud no es de recibo que un 40 por ciento de las candidaturas de los mayores de 55 años siga descartándose en los procesos de selección. Las políticas de discriminación positiva basadas en bonificaciones han demostrado su ineficacia si no van acompañadas de estrategias de Diversidad & Inclusión que impulsen un cambio de mentalidad y revaloricen verdaderamente el talento senior. Al mismo tiempo, las políticas activas de empleo son el instrumento clave para que los seniors actualicen sus competencias y puedan competir en el mercado con garantías», destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

La relación entre cotizante y pensionista cerró 2019 con una cifra de 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5.

«Este valor mínimo no garantiza, en el corto plazo, la sostenibilidad del sistema de pensiones y exige dar respuesta urgente a retos como la cronificación sistemática del desempleo entre algunos segmentos de la población, el desarrollo de nuevos nichos de mercado o el impulso de incentivos fiscales y laborales que impacten en las familias y estimulen la natalidad», afirma Mesonero.

Contrastan las cifras actuales con las de finales de siglo veinte, cuando España era aún joven: en 1985 el índice de envejecimiento se situaba en 46,7 por ciento (se contabilizaban 46 mayores de 64 años por cada cien menores de dieciséis), en una sociedad en plena expansión y con gran potencial de crecimiento económico y laboral.

Es a partir del año 2000 cuando España empieza a presentar una mayor proporción de personas senior que de jóvenes y, por tanto, a ser una sociedad envejecida. En otras palabras, a partir del nuevo milenio España presenta un índice de envejecimiento superior al cien por ciento, que aumenta velozmente cada año.

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