En la antesala de la celebración del Día Internacional de los Bosques, que se llevará a cabo este 21 de marzo, Survival International ha dirigido una carta abierta al presidente de España, Pedro Sánchez, en la que sostiene que la lucha contra la pérdida de biodiversidad no puede llevarse a cabo a costa de los mejores guardianes de la naturaleza, los pueblos indígenas1.

Esta petición se debe a que la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, se sumó a la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y los Pueblos, que persigue convertir el treinta por ciento de la superficie terrestre en «áreas protegidas» para 2030, y que, previsiblemente, se aprobará en la COP15 (Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica) en mayo de 2021.

Para Survival, esa iniciativa se trata de una «gran mentira» que destruirá la vida de unos trescientos millones de personas y no salvarán el planeta, sino que, al contrario, aumentarán el sufrimiento humano y acelerarán, por tanto, la destrucción de los espacios que dicen proteger, porque crecerá el rechazo entre la población local a estas áreas protegidas (AP).

Las AP, agregan, no tienen ningún efecto sobre el cambio climático y se ha demostrado que por lo general su eficacia en la prevención de la pérdida de vida silvestre deja mucho que desear.

Aseguran que es crucial que se propongan soluciones reales para abordar estos problemas urgentes, y que se reconozca y se debata debidamente la verdadera causa del cambio climático: la explotación de los recursos naturales para la obtención de beneficios y el creciente consumo excesivo, enraizado en el Norte Global. Pero es poco probable que esto ocurra, porque hay demasiados intereses en juego en que se mantengan las pautas de consumo existentes.

Quienes sufrirán ese «treinta por ciento de tierra protegida» no serán los que causan la crisis climática de manera abrumadora, sino principalmente los indígenas y otros habitantes locales del Sur Global que juegan un papel menor o nulo en la destrucción medioambiental. Expulsarlos de sus tierras para crear áreas protegidas no ayudará al clima: los pueblos indígenas son los mejores guardianes del mundo natural y una parte esencial de la diversidad humana, que es clave para proteger la biodiversidad.

Carta a Pedro Sánchez

Estimado presidente:

El objetivo de convertir el 30 por ciento de la superficie terrestre en “áreas protegidas” para 2030 se debatirá en el Congreso de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) el próximo mes de septiembre y se decidirá en la COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).

A través de la ministra Teresa Ribera para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, su Gobierno se ha sumado a la coalición de países que presentan el objetivo del 30 por ciento como una prioridad para reducir la pérdida de biodiversidad y mitigar el cambio climático. Se trata de un grave error. Lejos de ser una solución milagrosa, las áreas protegidas comportan graves violaciones de los derechos humanos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales. Nada sugiere que lo que ocurre hoy vaya a ser diferente en el futuro.

La creación de áreas protegidas, especialmente en África y Asia, se basa en un modelo colonial conocido como «conservación fortaleza» que conduce al acaparamiento de tierras. Los pueblos indígenas que viven en estos territorios son expulsados, e incluso golpeados, torturados, violados o asesinados por guardaparques financiados por grandes ONG de la conservación.

Si se expande este modelo para alcanzar el objetivo del 30 por ciento, se corre el riesgo de perjudicar a más de 300 millones de personas, entre las que se encuentran las comunidades más vulnerables y concienciadas con el medioambiente.

Las áreas protegidas merman la biodiversidad en la misma medida en que pretenden preservarla. De hecho, los pueblos indígenas desempeñan un papel crucial en la protección de los ecosistemas en los que viven. Cuando se les garantizan sus derechos sobre sus territorios ancestrales, sus saberes y sus modos de vida, son los mejores guardianes de la naturaleza. Las pruebas científicas que lo avalan son abrumadoras. Sin embargo, el proyecto actual de expansión de las áreas protegidas no ofrece garantías a los pueblos indígenas ni a las comunidades locales. Exigimos que se garanticen y se respeten sus derechos territoriales, así como su derecho a la autodeterminación y al consentimiento libre, previo e informado.

Puesto que España ha declarado su apoyo al objetivo del 30 por ciento como parte de la «Coalición de Alta Ambición para la Naturaleza y los Pueblos», tiene usted una gran responsabilidad en la materia y es imperativo que utilice este liderazgo para garantizar que se respetan los derechos de los pueblos indígenas y asegurar la inclusión de todas las garantías necesarias.

Los pueblos indígenas son los mejores conservacionistas y garantizar sus derechos debe ser la principal herramienta para proteger la biodiversidad. Por los pueblos indígenas, por la naturaleza, por la humanidad.

Cordialmente,
Survival International

Fotografía de portada:

© Selcen Kucukustel | Atlas: Tradicionalmente, las pequeñas comunidades «pigmeas» del Congo se movían con frecuencia por territorios forestales, recogían gran variedad de productos del bosque, recolectaban e intercambiaban bienes con sociedades vecinas sedentarizadas. Ahora se les acusa de «furtivos» cuando cazan para alimentar a sus familias o incluso cuando ponen un pie en su tierra ancestral dentro de áreas protegidas.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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