Siete de cada diez jóvenes en España siguen viviendo con sus padres a pesar de tener empleo

El Consejo de la Juventud de España (CJE) ha revelado en su último Observatorio de Emancipación que, aunque la tasa de emancipación juvenil ha mejorado ligeramente hasta alcanzar el 17 por ciento en el segundo semestre de 2023, un 70,4 por ciento de los jóvenes con empleo sigue viviendo con sus padres.

Este dato, aunque representa una mejora respecto al semestre anterior, no es motivo de celebración debido a las precarias condiciones en las que se produce la emancipación, según destacó la presidenta del CJE, Andrea González Henry, en la presentación del informe este lunes 12 de agosto 2024, coincidiendo con el Día Mundial de la Juventud.

González Henry subrayó que, aunque el aumento en la tasa de emancipación podría parecer positivo, la realidad es que los jóvenes que logran independizarse lo hacen en condiciones cada vez más difíciles: «Nos emancipamos más, pero en peores condiciones. No se puede celebrar este aumento si la calidad de vida se ve deteriorada. Es necesario que las administraciones públicas tomen cartas en el asunto y prioricen el acceso a la vivienda en la agenda pública», afirmó durante la rueda de prensa.

Uno de los aspectos más alarmantes del informe es el precio de las viviendas en alquiler, que en 2023 alcanzó el nivel más alto de la historia. La mediana del alquiler para un piso estándar se situó en 968 euros mensuales, un 10 por ciento más que el año anterior. Esto significa que un joven necesitaría destinar el 92,1 por ciento de su salario para poder pagar el alquiler de una vivienda.

A esto se suma el incremento del 17,3 por ciento en los suministros, lo que hace aún más difícil la emancipación.

Como resultado, cada vez más jóvenes optan por compartir vivienda en lugar de vivir solos, lo que refleja la incapacidad de la mayoría para afrontar los altos costes de vida por sí mismos.

La presidenta del CJE también señaló que la falta de empleo digno en las zonas donde la vivienda es más asequible, y la falta de viviendas de calidad en las zonas donde hay más empleo, obliga a muchos jóvenes a emanciparse lejos de sus lugares de origen, lo que añade una carga adicional a la ya complicada situación. Además, González Henry destacó las consecuencias que esta precariedad puede tener en la salud mental de los jóvenes, al tener que enfrentarse a un entorno económico y social que dificulta su desarrollo personal y profesional.

El informe del CJE revela que, a pesar del incremento en la tasa de emancipación, la edad media a la que los jóvenes logran independizarse sigue aumentando, situándose en 30,4 años, muy por encima de la media europea de 26,3 años. Además, la tasa de emancipación en España es 14,9 puntos más baja que la media del continente, lo que refleja el desfase y las dificultades específicas que enfrentan los jóvenes españoles.

Por otro lado, el informe también hace hincapié en las grandes disparidades regionales en términos de emancipación juvenil. Mientras que en Cataluña la tasa de emancipación es del 20,6 por ciento, en Extremadura apenas alcanza el 13,6 por ciento.

Además, cinco comunidades autónomas (Baleares, Extremadura, Región de Murcia, Navarra y La Rioja) han visto disminuir el porcentaje de jóvenes emancipados en el último año, lo que agrava la situación en determinadas regiones.

La investigación del CJE también resalta el aumento del riesgo de pobreza entre la juventud, que cerró 2023 con un 31,2 por ciento de jóvenes en riesgo de pobreza y exclusión social, un punto más que el año anterior.

Este dato convierte a los jóvenes en el segundo colectivo con mayor riesgo de pobreza, solo superado por la infancia.

La situación es particularmente preocupante en el caso de los conocidos como ‘sisis’, aquellos jóvenes que estudian y trabajan a la vez, cuyo número ha aumentado, reflejando la necesidad de combinar ambas actividades para poder subsistir en un entorno económico adverso.

Ante estos preocupantes datos, el vicepresidente del CJE, Juan Antonio Báez, subrayó que «en España, ser joven es un factor de riesgo».

Báez lamentó que la generación actual de jóvenes se enfrenta a un panorama desalentador, donde los sueldos dignos y la posibilidad de emanciparse a una edad temprana son casi inalcanzables: «Somos una generación que ha llegado tarde a los sueldos dignos, a emanciparse sin endeudarse, y a plantearse tener hijos. Es necesario un cambio urgente para que la juventud no siga siendo sinónimo de precariedad», concluyó.

En cuanto a las posibles soluciones, el CJE ha destacado la importancia de reformas como la laboral y la subida del salario mínimo interprofesional, que han tenido un impacto positivo en la reducción de la temporalidad y podrían contribuir a mejorar las condiciones de vida de los jóvenes en el futuro. Sin embargo, insisten en que es fundamental que los políticos escuchen las demandas de los jóvenes y actúen en consecuencia para revertir esta situación crítica.

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