Alcoa en un oligopolio estadounidense, que controla, prácticamente en condiciones de monopolio, todo el proceso productivo del aluminio, desde la extracción de la bauxita en sus minas de Guinea Conakry, en África; la obtención de la alúmina, ya en la planta de San Cibrao en España, hasta la producción del aluminio primario.

Las tres plantas de aluminio primario, en A Coruña, Avilés y San Cibrao (Cervo), y una de alúmina, también en San Cibrao, las adquirió al hacerse con los activos devaluados de la entonces empresa pública Industria Española del Aluminio (Inespal). Ahora solo Alcoa fabrica aluminio primario en España.

Desde entonces Alcoa ha recibido ayudas públicas millonarias. Especialmente en los últimos diez años hemos entregado unos mil millones de euros de nuestro erario público con el supuesto objetivo de rebajar los costes de la factura de la luz y dar continuidad a las fábricas y su producción, ante la amenaza de Alcoa de cerrarlas. De esa cantidad, quinientos millones se le entregaron en los últimos cuatro ejercicios. Alcoa ha gozado de unas condiciones de privilegio en la tarifa eléctrica que se le aplicaba. Alcoa ha pagado el kilovatio/hora a cuatro céntimos, cuando el resto de la industria paga nueve céntimos, y los demás, incluidos los hogares pagamos veintitrés céntimos.

A pesar de ello, Alcoa ha vendido las fábricas de A Coruña y Avilés a un fondo buitre con el doble objetivo de trasladar su producción a Estados Unidos y Canada, y de impedir que se pueda volver a producir aluminio primario en tales factorías, eliminando la posibilidad de un competidor, público o privado, español o que deseara instalarse en España.

La lucha de los trabajadores y una victoria

Por ello es sumamente reveladora la sentencia de 303 páginas del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia declarando nulo el despido colectivo que la empresa estadounidense Alcoa quería llevar a cabo para deshacerse de los 524 trabajadores de su fábrica de aluminio primario -la única que queda en España- situada en San Cibrao, en A Mariña lucense. La sentencia denuncia claramente que «hay mala fe por parte de la empresa; su fin único y primordial era apagar las cubas y cerrar la fábrica de la manera más rentable posible».

La sentencia explica que la intención de Alcoa «es paralizar las cubas electrolíticas de la fábrica para su posterior cierre» y valoran que con su oferta de ERTE que presentó al comité de empresa «pretendía vestir lo mismo, pero de una manera diferente». La sentencia también desenmascara el hecho «sumamente significativo, del número de trabajadores afectados por el despido» -que son 524-; que «se aproxima, sin superarlo, a aquel que le permite a la empresa consolidar las ayudas recibidas de las Administraciones públicas sin tener que devolverlas y, a la vez, sin impedirle el cierre de las cubas».

Obviamente la alegría entre los trabajadores de la fábrica se desbordó nada más conocer el fallo del TSXG anulando el ERE e imparablemente se concentraron, ante las instalaciones de Alcoa en San Cibrao, para celebrarlo. Su persistente y compleja lucha no ha sido en vano, han conseguido una victoria, pero la lucha continúa. Son más de dos mil familias de trabajadores de Alcoa y de las empresas auxiliares las que están felices.

En declaraciones a distintos medios, José Antonio Zan -presidente del comité de empresa que está integrado por sindicalistas de CCOO, CIG y UGT- ha repetido que «su exigencia es que Alcoa se siente a negociar la venta a otra empresa o que sea intervenida, temporalmente, por el Gobierno de España. Incluso, para facilitar la alternativa, el comité ha ofrecido suspender la huelga que mantienen si la empresa renunciara a recurrir la sentencia». Alcoa ha recurrido la sentencia, presentando un recurso de casación ante el Tribunal Supremo.

Zan ha advertido que «hay que tener en cuenta que la fábrica tiene 512 cubas de electrolisis básicas en la producción del aluminio primario. Si se paran, se imposibilita que vuelva a funcionar la factoría, cuando sigue siendo una de las más avanzadas tecnológicamente en este sector. Y lo único que busca Alcoa es parar las cubas». Porque, ha añadido Zan, «es una decisión estratégica de Alcoa, que nada tiene que ver con temas estructurales como el precio de la luz o el precio del aluminio».

Si Alcoa cierra, Alcoa nos ha robado a todos los españoles, generando además una mayor dependencia del extranjero, y debilitando nuestra capacidad productiva nacional aún más y en un sector industrial estratégico.

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