Naciones Unidas pide una regulación internacional sólida de la tecnología porque las potentes herramientas digitales que utilizan software de inteligencia artificial ayudan en la lucha contra la COVID-19 y tienen el potencial de mejorar el mundo de muchas otras formas, pero a medida que la inteligencia artificial se infiltra en más áreas de la vida diaria, se hace evidente que su mal uso puede provocar daños graves.

Según un análisis de los datos recogidos por la ONU, aunque la inteligencia artificial evoca imágenes de máquinas que son capaces de pensar y actuar como las personas humanas, la realidad es más prosaica y tiende a usarse para describir softwares que pueden, hasta cierto punto, «aprender», resolver problemas y encontrar patrones. Esto es particularmente útil cuando es necesario clasificar y comprender grandes cantidades de datos.

Otro concepto erróneo es que, debido al aspecto de autoaprendizaje de la inteligencia artificial, se garantiza que proporcionará resultados más eficientes, confiables y superiores que cualquier cosa que los humanos puedan obtener. Sin embargo, los ejemplos recientes de uso indebido, en los que se ha visto cómo se han degradado incorrectamente calificaciones de exámenes, se ha enviado a personas inocentes a la cárcel y se han robado datos personales, recuerdan que son los humanos, con todas sus imperfecciones, quienes están detrás de los éxitos de las fallas de las herramientas de inteligencia artificial.

Antes del lanzamiento de una guía de la ONU para comprender la ética de la inteligencia artificial, hay cinco cosas que debe saber sobre su uso, sus consecuencias y cómo se puede mejorar.

  • Las consecuencias del mal uso pueden ser devastadoras
  • El odio, la división y la mentira son buenos para los negocios
  • La desigualdad global se refleja en línea
  • Los beneficios potenciales son enormes
  • Se necesita una regulación internacional de inteligencia artificial

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