La silenciada guerra del Sahara iniciada ya hace casi un año ha sido reconocida finalmente por Marruecos que ha admitido seis bajas entre sus militares tras un ataque al muro por el ejército saharaui.
En concreto señalan que los militares murieron «por el acoso de los separatistas del Polisario», y añaden que la zona en que se produjo el bombardeo a los soldados «es utilizada exclusivamente por fuerzas militares».
La guerra, iniciada el pasado 13 de noviembre de 2020, tras romper Marruecos el alto al fuego pactado en 1991, ya había sido documentada por los diversos incidentes ocurridos cerca de Mauritania y la muerte de doce militares saharauis, entre ellos varios de alta graduación, balance reconocido por el propio Frente Polisario.
Además, varios medios españoles pudieron comprobar in situ el pasado mes de octubre, tras su visita a los campamentos de Tinduf, el reinicio de las actividades bélicas del que se espera una escalada en las próximas semanas.
Se da la circunstancia que hace apenas unos días la televisión marroquí a través del programa ‘Gran Angular’ del canal 2M hizo un reportaje sobre los muros marroquíes en territorio del Sahara que ocupan más de 2700 kilómetros. En él se elogiaba a las fuerzas armadas señalando que mantenían la vigilancia 24 horas sobre 24 y que estaba vigilado por cien mil soldados con fuerzas de infantería, regimientos motorizados así como artillería y aviación.
El reconocimiento marroquí de sus bajas supone un aumento de la tensión militar tras la denuncia de Argelia por la muerte de tres camioneros argelinos que hacían la ruta de Ouargla a Nuakchot el pasado 1 de noviembre. Los hechos ocurrieron a siete kilómetros al oeste de Bir Lehlu, en territorios controlados por el Frente Polisario, negando Mauritania que fuera en su territorio.
Argelia culpó del bombardeo de los camiones a «las fuerzas de ocupación» de Marruecos en el Sahara, señalando que el asesinato de los tres camioneros «es una manifestación de agresividad brutal» que «no quedará impune».
Según un digital argelino, el ataque se produjo con un dron israelí tipo Hermes 450 equipados con dos misiles Hellfire o el dron turco Bayraktar TB-2 y municiones MAM-L, que salieron de la base de Smara.
De hecho, un equipo de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) se desplazó a la zona, está investigando lo ocurrido y enviará un informe al respecto.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha pedido «moderación» ante lo ocurrido.
Los tres conductores argelinos fallecidos son Hmida Boumediène de Laghouat; Ahmed Belkhir Chtam y Brahim Larbaoui, ambos de Ouargla. Las familias han pedido justicia.
Eran dos camiones marca MAN matriculados en Ouargla y fletados para una operación de exportación de cemento blanco a Mauritania. Los dos vehículos regresaban vacíos de Nuackchot, entraron por el puesto fronterizo argelino-mauritano y luego siguieron por los territorios saharauis. El motivo de tomar este atajo es, según el propietario de la empresa de transporte, evitar el desierto arenoso del Erg y ahorrar tiempo.
De hecho esta ruta es muy frecuentada por transportistas, tanto argelinos como mauritanos y saharauis.
Por su parte, Marruecos justificó la destrucción de los camiones en que pasaron por un campo minado y los acusaron de estar surtiendo de armas al Polisario, algo que viendo el estado en que quedaron los vehículos, queda desmentido, además de que se encontraban bastante alejados del muro, a 80 kilómetros.
Fuentes extraoficiales de Marruecos señalaron sobre lo ocurrido que no se verá «envuelto en una espiral de violencia y desestabilización regional. Si Argelia quiere la guerra, Marruecos, no».
En España, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, declaró en sede parlamentaria que recibe con «inquietud» el aumento de tensión entre Argelia y Marruecos ya que los dos países son «socios estratégicos», y que trabajará para evitar una «escalada» entre ambos.