«Sedimentos», película documental del valenciano Adrián Silvestre (‘Los objetos amorosos’, Premio Fipresci en el Festival de Sevilla 2016), llega a los cines españoles desde los recientes festivales de San Sebastián y Valladolid, y tras un espectacular recorrido por festivales internacionales (Premio Especial del Jurado en Tesalónica, Mención especial en Los Angeles, Premio del Público en el Fire de Barcelona, Mención especial en el Queer de Lisboa, Premio de la Crítica Joven en Boloña…).
«Sedimentos» sigue la historia de seis mujeres transexuales, Magdalena Brasas, Alicia de Benito, Cristina Millán, Tina Recio, Saya Solana y Yolanda Terol, quienes viajan a un pequeño pueblo leonés donde explorarán insólitos paisajes, así como los entresijos de su propia personalidad. Buscando respuestas sobre aquello que las une como grupo, aprenderán a lidiar con sus diferencias.
En 1983, el realizador Antonio Giménez Rico (‘Las ratas’, ‘El disputado voto del señor Cayo’) –fallecido a los 82 años en febrero de 2021 a consecuencia de la Covid- presentó el primer documental sobre la transexualidad que se hacía en España. «Vestida de azul» reunió a seis transexuales en el Palacio de Cristal del Retiro madrileño, donde intercambiaban impresiones sobre sus vidas, algunas bastante sórdidas, porque en aquel momento, en España, la salida obvia para las personas como ellas era la prostitución y porque, incluso en los medios de comunicación, había una lamentable confusión entre transexuales, Drag Queens, transformistas y travestís.
Ahora, cuarenta años después y cuando –salvo excepciones y aunque todavía quede mucho camino por recorrer- la sociedad española se esfuerza por aceptar todos los géneros en un intento sincero de alcanzar la normalización, Adrián Silvestre ha tomado «Vestida de azul» como punto de partida para retratar la misma realidad en un país diferente.
Por eso, el tono de «Sedimentos» se diferencia del que tuvo en su día «Vestida de azul». En el pueblo leonés, donde son recibidas sin aspavientos y donde ha crecido una de ellas, las seis mujeres se dedican a recorrer los parajes y a establecer diálogos y debates que retratan los diferentes recorridos que han hecho y sus expectativas de futuro.
Con enorme franqueza y algunos toques de humor, sin ningún tipo de victimismo, las seis mujeres, que pertenecen a tres generaciones y a distintas clases sociales, encuentran una confortable camaradería para hablar de sus distintas realidades, de cómo han tenido que desafiar familia y sociedad –según los casos- para llegar a ser ellas mismas, de cómo siguen luchando para huir de los tópicos y explicarse como seres humanos, dotados de todos sus derechos.