Vecinos de San Sebastián de los Reyes han ofrecido un homenaje a Tomás Pereira Rivero, nacido en la localidad el 26 de enero de 1914, quien tuvo que exiliarse en Francia como combatiente del ejército republicano, allí participó en la resistencia contra la ocupación alemana, y sufrió el internamiento en campos de exterminio nazis hasta su liberación por soldados británicos en abril de 1945.
Su hija Olga y su nieta Mari se desplazaron desde Orleans (Francia) para, junto con familiares locales, participar en la colocación de un Stolperstein (Piedra de la memoria) en la calle donde se encontraba la vivienda familiar en 1939, en un acto organizado por la Asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes el 21 de noviembre de 2023, día en el que también se produjo una ofrenda floral en el cementerio al conjunto de vecinos que fueron fusilados o represaliados por el franquismo.
En el Cementerio municipal, dos estudiantes de la Escuela Municipal de Música tocaron el Himno de Riego y la Marsellesa durante la ofrenda floral, en la que Carmen Carreras, en nombre de la Asociación Comisión de la Verdad San Sebastián de los Reyes, señaló que «en las páginas de la Historia aparecen las personas que por una u otra razón tienen un papel importante y sin los cuales no podríamos entender el mundo como tal, pero que, sin embargo, no se menciona a esas personas sencillas que colaboraron para que esos episodios fueran posible, dando todo lo que tenían, muchos de ellos, la vida. Y uno de esos personajes es el que nos trae hoy aquí: Pereira».
Acto civil en la calle Bilbao, número 20
El acto civil se inició con unas palabras de Luis Pérez Lara, presidente de la Asociación Comisión de la Verdad San Sebastián de los Reyes, quien agradeció la presencia de la alcaldesa del municipio, Lucía Soledad Fernández Alonso, «en un momento tan entrañable y deseado por todos, especialmente por la familia de Tomás, representada por tres generaciones: hija, nieta y bisnieta».
Luis Pérez Lara dedicó un mensaje de agradecimiento a Isabel, Martinez y Jesús Rodríguez, promotores de todos los Stolperstein, colocados en la comunidad de Madrid, y a Daniel Herranz, quien facilitó los contacto, porque gracias a sus consejos «hoy estamos aquí, colocando una piedra de la memoria, en recuerdo y homenaje de Tomás Pereira Rivero».
Reflexionó que stolperstein significa piedra o adoquín que te hace tropezar, aunque los que permiten mantener la memoria no sobresalen del suelo: «Se trata de un tropiezo emocional, cuando te encuentras ante una de ellas y lee su texto, te das cuenta de que en ese lugar estuvo una víctima, habitualmente anónima y que fue afectada por el régimen nazi».
Y mencionó que actualmente hay colocados más de noventa mil «piedras de la memoria» en dos mil ciudades de veintiocho países europeos y de Argentina, y que ahora San Sebastian de los Reyes forma parte del proyecto «Una piedra, un hombre, una persona, y esa persona es Tomás Pereira Rivero».
Agregó que «es un orgullo y un prestigio para nuestra ciudad, honrar a nuestros ciudadanos más destacados en la lucha, por la democracia y por la libertad. No fueron pocos. Estamos en la segunda fase de la exhumación de veinticinco fusilados y mal enterrados en el cementerio eclesiástico de Colmenar Viejo, y otros siete están todavía sin exhumar en el Cementerio del Este. Fueron ocultados, silenciados. Se les negó el derecho al duelo, han pasado 84 años y ya solo quedan los nietos».
Recordó que el papa Francisco, preguntado por esta situación en España, contestó: «Qué futuro podemos ofrecer a nuestra juventud si escondemos a nuestros muertos detrás de las cortinas».
Y concluyó que «la tarea de la Comisión de la Verdad es rescatarles a todos y entregárselos a sus familiares, para que puedan enterrarlos y homenajearlos, no hay nada malo»
Mari, la nieta, acompañada de su hija Alma, vio culminado su deseo de «cumplir con el deber de memoria para con mi abuelo, recordar su calvario, luchar contra el olvido y trasmitir a las generaciones venideras el sufrimiento que padecieron miles de mujeres y de hombres «para que nunca se vuelva a repetir y que la dignidad del hombre sea respetada»
Olga Pereira, a su vez, recordó cómo su padre consiguió el apoyo de ciudadanos franceses para residir en Nogent sur Vernisson, cerca de Orleans, tras pasar la frontera francesa con las tropas republicanas que se retiraban de la defensa de Barcelona, y cómo fue arrestado por la Gestapo en julio de 1944 como miembro de la Resistencia francesa contra la ocupación alemana, para ser internado en los campos de Buchenwald, donde pasó de «ser humano a ser el número 77255», y trasladado después por el avance de las tropas aliadas a los campos de Dora y Ellrich, hasta ser liberado el 15 de abril de 1945 por tropas británicas.
Olga, al colocar la Stolperstein en la calle Bilbao de San Sebastián de los Reyes, recordó las palabras de compositor francés Goldman: «Que esta piedra y todas las que estén puestas, y las que se pondrán en el mundo, resisten a nuestra amnesia y a nuestra inconsciencia»
La alcaldesa Lucía Soledad Fernández Alonso, en unas palabras de bienvenida a los asistentes, se centró en el periodo de reclusión de Tomás Pereira en los campos de concentración de la Alemania nazi: «Un superviviente de uno de los episodios más negros de la historia, una barbarie, el holocausto, que define la mayor falta de humanidad del ser humano y quiere recordarse para evitar que se vuelva a producir».
Agregó que «el nombre de Tomás Pereira, forma parte también del homenaje permanente a los 449 madrileños deportados a los campos de concentración nazis, cuya obra escultórica fue realizada por el escultor de esta ciudad José Miguel Utande» inaugurada hace unos meses en la calle del Rollo, detrás de la casa Cisneros, de Madrid capital.
Semblanza de Tomás Pereira Rivero
Tomás Pereira Rivero nació el 26 de enero de 1914 en San Sebastián de los Reyes. Era hijo de Dionisio y de Victorina. Fueron cinco hermanos de los cuales Tomás era el mayor. Se casó con Máxima María Esteban Jusdado, nacida el 29 de mayo de 1917 en San Sebastián de los Reyes, con la que tuvo dos hijos antes de finalizar la guerra.
Según la documentación encontrada en el Archivo General Histórico de Defensa AGHD, está encausado en el sumario 28.022, caja 3490/4, y según informes de la policía, en 1939 se halla en Francia.
En «Le libre des 9000 déportés de France à Mittelbau-Dora» figuran los siguientes datos sobre Tomás:
Ingresó en el Partido Comunista como varios miembros de su familia y de la de su esposa. Desde el comienzo de la guerra, en julio de 1936, se une a la Tercera compañía del Batallón 103 del Ejército Republicano, que operaba en el norte de Madrid. Más tarde forma parte de las tropas españolas implicadas en la defensa de Barcelona, después pasa la frontera francesa con su primo Marcial Rivero Marcos el 14 de enero de 1939. Ignora todo sobre lo que les ha sucedido a su esposa y a sus hijos.
Comienza para él un doloroso exilio. Lo encierran en un campo de concentración al aire libre, en febrero de 1939, en las playas de Argelès-sur-Merngel, en donde los refugiados están estrechamente vigilados por militares franceses; después es encerrado en Septfonds (Tarn y Garonne), y después en el campo de concentración de Vernet-sur-Ariège, en el norte de Pamiers (Ariège).
El gobierno francés autoriza a los refugiados españoles a dejar los campos de concentración si firman un contrato de trabajo, y muchos de ellos son contratados como obreros agrícolas. Este es el caso de Tomás Pereira, quien encuentra un empleo en el Loiret, en la granja, del Château du Buisson, situada en la comuna de Saint-Geneviève-des-Bois. Es alojado en Nogent-sur-Vernisson (Loiret), en el Hotel de la Montaña, cerca de su lugar de trabajo.
En julio de 1944, las tropas de ocupación, principalmente el regimiento de seguridad 1010, rastrean los macizos boscosos situados al norte de Gien (Loiret). Los alemanes van en busca de resistentes que se hayan instalado en la zona de Les Choux y Boismorand. Un informe policial hecho después de la liberación proporciona los siguientes datos: «el 29 de julio de 1944, el llamado Tomás Pereira recibió la visita de un hombre que le preguntó si conocía los hermanos Letourneau, domiciliados en Boismorand. A su respuesta afirmativa, este hombre le pidió que fuera a su casa con el fin de prevenirles de que los alemanes procederían a arrestar gente y que, probablemente, se presentaría en Boismorand.
Thomas Pereira salió entonces en bicicleta para Boismorand, situada a unos diez kilómetros de Nogent-sur-Vernisson, pero cuando llegó allí, ya habían arrestado los alemanes a tres hombres, alojados en el café-tienda y que habían sido previamente denunciados: el propietario Georges Letourneau, su hermano Edgar y su primo Louis Jonard (muerto en Buchenwald), todos ellos miembros de la resistencia.
Tomas Pereira fue igualmente arrestado e internado en Orléans hasta el 10 de agosto como preso político. Lo llevaron a Fresnes (Seine) y desde allí le subieron al último tren que salió de París, estación de Pantin, el 15 de agosto de 1944. En compañía de más de 2250 hombres y mujeres, tardan tardan cuatro días para llegar a Buchenwald, donde Tomás Pereira queda insrito con el número 77255. A partir del 3 de septiembre fue trasladado a Dora y cuatro días más tarde a Ellrich, que se convirtió en Mittelbau dos, en noviembre de 1944. Tomás logra sobrevivir en el «infierno de Ellrich», donde le asignan la terrible excavación de las galerías que le queman los pulmones.
Evacuado por el convoy ferroviario del 5 de abril de 1945, que llegó a Bergen-Belsen el día 11, fue liberado cuatro días más tarde por los británicos, que descubrieron sesenta mil deportados esqueléticos deambulando entre montones de cadáveres. En su expediente médico se indica «mal estado general». Efectivamente, pesa 32 kilos, ha perdido algunos dientes y tiene problemas pulmonares. Llegó el 4 de mayo de 1945 al centro de repatriación de Lille, donde estuvo varios meses para recuperarse.
De regreso a Orleans, vive en la casa de su primo Marcial, trabaja como albañil y allí fue el reencuentro con su mujer seis años más tarde. Ella también había sido encarcelada en la prisión de Ventas en Madrid, con su propia madre. Tres de sus hermanos, Mauricio, Sixto y Félix, habían sido fusilados. María salió de la cárcel en 1945. Tomás nunca dejó de buscarla y consiguió que viajara clandestinamente a Francia. Llegó, sola, en enero de 1951. Los dos niños, Marcelino y María, se quedaron en San Sebastián de los Reyes. La pareja vivió en Orleans, en el número seis de la Rue de l’Université. Una niña, Olga, nació en 1953, sus otros dos hijos se unieron a sus padres un poco más tarde.
Tomas Pereira conservó su nacionalidad española y obtuvo un permiso de «residente privilegiado» en Francia. Ante la negativa del gobierno español de facilitarles el pasaporte, Tomás y María decidieron tomar la nacionalidad francesa en 1970, para facilitar la integración de sus hijos en la sociedad francesa. Gracias a ello pudieron así viajar regularmente a España y visitar a su familia en San Sebastián de los Reyes.
Las secuelas de la deportación que sufrió estuvieron siempre muy presentes. Tomas tuvo que cesar toda actividad laboral en 1962, con 48 años, por problemas de salud: tuberculosis, silicosis, insuficiencia cardiaca… Murió el 30 de mayo de 1983 en Orleans tras una larga estancia en un sanatorio francés.
Las cenizas tanto de Tomas, como su esposa, fueron enterradas en una sepultura familiar en el cementerio de San Sebastián de los Reyes.