Con la victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones generales de 2004 y la llegada a la Presidencia del gobierno, el 17 de abril, de José Luís Rodríguez Zapatero, se va a producir un aumento cualitativo y cuantitativo de la cooperación internacional para el desarrollo, estructurándose en años sucesivos una política pública que, entre otras cosas, dará importancia a la cooperación cultural para el desarrollo.
El Programa del Patrimonio para el Desarrollo venía funcionando en América Latina desde 1988, contribuyendo desde entonces, como instrumento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), a la ejecución de planes de gestión de paisajes culturales y de centros históricos y a numerosas intervenciones en rehabilitación del patrimonio arquitectónico urbano. El objetivo general era contribuir al desarrollo social, económico y cultural de las comunidades a través del reconocimiento de su patrimonio cultural y el marco de la lucha contra la pobreza, y los objetivos específicos:
- Fortalecer las políticas públicas para impulsar el desarrollo local a través del aprovechamiento del patrimonio cultural.
- Fortalecer la gestión sostenible del patrimonio cultural
- Recuperar el patrimonio cultural como recurso de desarrollo local.
Como finaliza un folleto del Programa de 2016: «La consideración de la diversidad cultural y la identidad de las comunidades y la mejora de la calidad de vida de los individuos, la generación de actividad económica, de inversiones y empleo en los diversos sectores del patrimonio, una mejora de la gobernabilidad en las acciones públicas para contribuir al fortalecimiento de los distintos estamentos de la administración, la cooperación interinstitucional y con el sector privado, así como la participación y movilización de la sociedad civil, son las consideraciones que el programa del patrimonio de la AECID ha tenido y tiene presentes para llevar a cabo sus intervenciones en los más de veinticinco años que tiene de existencia».
En 1990 se firma un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social y la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI), quedando incorporado al programa del patrimonio el Programa de Escuelas Taller, que se había puesto en marcha en España en 1985, teniendo como inspirador a José María Pérez Peridis, en respuesta a la situación de desempleo, aprovechando la recuperación del patrimonio para formar y crear empleo para jóvenes en riesgo de exclusión. A partir de 2009 su oferta formativa se amplía a la totalidad de oficios demandados por el mercado de trabajo de los países donde se desarrolla ofreciendo a los jóvenes educación técnico profesional gratuita, formación teórica y práctica «en el tajo» y beneficios sociales (seguros, becas transportes), promoviendo de esa manera la inclusión social.
Pero sin lugar a dudas, tendrá una gran significación la elaboración y aprobación de la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española, lideradas por Alfons Martinell Sempere, director general de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID y especialista en el tema, con la participación de numerosos funcionarios de dicha Dirección, del resto de la AECID, de la Dirección General de Planificación y Evaluación de Políticas de Desarrollo (DGPOLDE) y de un importante grupo de expertos.
Esta Estrategia tan participativa es la respuesta a los avances conceptuales de organismos como la UNESCO y el PNUD, que hemos señalado en artículos anteriores en Periodistas en Español, en lo que hemos denominado «Rumbo a Mondiacult 2022». Proponía retos y perspectivas para potenciar la cultura como motor del desarrollo, en un momento en que otras agencias de cooperación estaban dando también importancia a los factores culturales y era también un compromiso con los ODM. La política cultural exterior de España adquiere tres grandes dimensiones:
- Es una política para potenciar la proyección y la acción cultural exterior.
- Fomento de la cooperación cultural como vehículo de intercambio y reconocimiento mutuo; y
- Impulsar las potencialidades de la acción cultural como cooperación al desarrollo y lucha contra la pobreza y la exclusión social.
De gran relevancia fue el Programa Acerca de Capacitación Cultural para el Desarrollo, creado en 2005 para implementar la Estrategia, formando actores y gestores culturales en los países socios. Las principales áreas de intervención eran: i) Gestión sostenible del Patrimonio cultural y natural; ii) Conservación y gestión de museos, archivos y bibliotecas; iii) Arquitectura y urbanismo; iv) Gestión cultural; y v) Industrias culturales. Se trabajó en América Latina y Caribe y en África, siendo importante la participación de la Fundación Internacional y Para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP).
Y también lo fue la Ventana de Cultura y Desarrollo, fruto de la colaboración entre el PNUD y la AECID, dotada con 98 millones de dólares, en el marco del Fondo España-PNUD, con un monto de 528 millones de euros para cuatro años. Su objetivo: ayudar a los países a implementar políticas públicas para promover la inclusión social y cultural, la participación política y la protección de los derechos y para apoyar a las industrias culturales y creativas. Se trabajó en África y en América Latina.
La colaboración de la AECID con la UNESCO se centró en el apoyo a la Alianza Global para la diversidad cultural, explorando la colaboración entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil, con el objetivo de promover la diversidad cultural y potenciar el desarrollo económico a través de industrias culturales.
La AECID edito un Boletín y una colección de libros sobre Cultura y Desarrollo, además de crear grupos de trabajo, todo ello para implementar la Estrategia de Cultura y desarrollo, en lo que colaboraron otras instituciones del sistema de cooperación español, como el Centro de Estudios para América Latina y la Cooperación Internacional (CeALCI) de la Fundación Carolina.