Abanca ha devuelto 3250 euros a un paciente de la clínica dental Dentix, que cerró sus centros sin finalizar los tratamientos que estaban en curso con sus clientes, informa Facua Consumidores en Acción, que se hizo cargo de la reclamación.

Dentix, declarada en concurso de acreedores, interrumpió el tratamiento del protagonista de este caso y se borró del mapa dejándole sin dientes superiores. Abanca, la entidad crediticia a la que el paciente había recurrido, trató de evitar la devolución del dinero pagado por servicios no recibidos. «Era una vergüenza y FACUA la ha parado», resume él:

Las reiteradas reclamaciones de la asociación madrileña de consumidores han conseguido que 3250 euros vuelvan a su cuenta corriente.

Francisco C. M. es uno de las decenas de miles de afectados por el cierre de Dentix: «Yo fui, como suele decirse, a arreglarme la boca», recuerda. Le hicieron un presupuesto de algo más de 4700 euros, que él aceptó, pidiendo un crédito a Abanca a través de la propia clínica para poder sufragarlo.

Prosigue: «La forma que tenían de trabajar era muy peculiar: a veces llegabas, te trataban diez minutos y te largaban dándote cita para quince días después. Con todo, no terminaron el trabajo, y eso que me tuvieron liado dos años».

Cuando llevaba ese tiempo de tratamiento y, según sus palabras, «parecía que la cosa estaba empezando a fluir», Dentix cerró de forma estrepitosa.

La cadena de clínicas arrastraba problemas de financiación por su modelo de negocio basado en la fuerte expansión y los créditos al consumo. A mediados de 2020, tras el estado de alarma, Dentix reabrió un reducido número de sus más de 350 establecimientos. Pero la empresa terminó declarando el concurso de acreedores a finales de aquel año, acogiéndose a la ley de protección de quiebras, dada su incapacidad de hacer frente a las deudas contraídas con KKR, BBVA y Cetelem, sus principales financiadores.

«A mí me dejaron sin varios dientes de arriba y sin prótesis fija para cubrir el huecoSolo me dieron una provisional, prácticamente no podía comer», protesta Francisco. Hacía meses que había terminado de pagar el crédito, por lo que intentó recuperar la parte correspondiente al servicio no recibido –sí que le sacaron una muela y le hicieron unos implantes con corona en la parte inferior–. 

Un contrato a tres bandas

Pero con Dentix, desaparecida del teléfono o del correo electrónico, no pudo contactar. En Abanca le dijeron que, de acuerdo la información que ellos manejaban, el tratamiento había sido completado.

Fue entonces cuando decidió hacerse socio de pleno derecho de FACUA Madrid para poner el caso en sus manos. El equipo jurídico de la asociación redactó sendos escritos de reclamación, para la cadena de clínicas y para la financiera.

En su reclamación a Abanca, el equipo jurídico de FACUA le recordó que debía «asumir las consecuencias del incumplimiento contractual del proveedor de servicio al constituirse una unidad contractual entre las tres partes. Por ende, deben entender los contratos resueltos». Y, por tanto, debían ser devueltos los 3263 euros correspondientes a cuotas satisfechas por el cliente a cambio de nada, de un tratamiento no recibido.

La respuesta fue similar: la callada en un caso y la alegación de que el tratamiento sí había terminado en el otro. El afectado acudió a un nuevo dentista que, este sí, le dejó arreglada la boca. Además, le proporcionó un informe odontológico, en el que explicaba al detalle cómo le habían dejado el trabajo a medio hacer y se llegaba a la misma conclusión: de los 4700 euros presupuestados inicialmente, aceptados y pagados por el cliente, solo le habían completado lo correspondiente a unos 1450.

La segunda reclamación de FACUA, acompañada de este documento, hizo reaccionar a Abanca, que recientemente se ha avenido a devolverle a Francisco los 3250 euros reclamados. Él asegura que se siente «bien, contento, aunque haya tardado dos o tres años. Yo no pedía nada del otro mundo, solo mi dinero, y ya lo tengo. Era una vergüenza y FACUA la ha parado».

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