Pretty Woman, el musical

Hacer una crónica o crítica de esta Pretty Woman que se exhibe en el teatro EDP Gran Vía de Madrid, es tanto como reseñar una de las grandes noticias de este otoño como algo fácil y de lo más placentero.

Protagonistas, un elenco famoso en la historia de los musicales en particular y de las artes escénicas en general, con reconocimientos internacionales. Excelentes en todos los aspectos, trabajo actoral, voces y estilo, un sentido del humor que bordan y desbordan Erika Bleda en el papel de Kit, que aquí tiene mucho más protagonismo que en la clásica producción cinematográfica; no digamos el camarero de servicio de habitaciones Natán Segado como Giulio, que en no pocos gags hace reír a carcajadas. Lo mismo pude decirse de Javier Ibarz, el jefe de recepción Philip Stuckey y mago en la transformación física de Vivian, no lleva varita mágica pero se le adivina.

Hay muchos Pygmalión en esta producción musical original de Broadway, y después de Milán, Italia 2021, basado en el guión de la película que ha dado varias vueltas al mundo, escrito por Gary Marshall y J.F. Lawton, música y letras de Bryan Adams y Jim Wallace.

La gran Pygmalion es Vivian, la protagonista, encarnada por la gran estrella del teatro musical Cristina Llorente. Ella transforma al despiadado Edward Lewis protagonizado por Roger Berruezo, otro gran divo del musical, en un ser humano, despierta su corazón dormido desde su adolescencia por medio del amor que día a día va despertando en él.

Y es que tras la prostituta por supervivencia, se esconde un alma noble, generosa, que se enamora y enamora al señor Lewis hasta hacerle desprenderse de sus últimas resistencias y rendirse al amor que parecía imposible, entre dos cuya única afinidad en el principio era que ambos se ganaban la vida jodiendo, él a otros, ella con otros. Ella los cambia a todos, al recepcionista Señor Stuckey, a la endurecida Kit de Luca y lo más difícil de todo: A ella misma.

La historia es mundialmente conocida, sí, pero el musical y lo que digo no es fácil y sí arriesgado, la enriquece. Por empoderamiento de protagonismos que dejan de ser de reparto y se convierten en auténticos cracks indispensables; por el poder de la música y el lenguaje de la danza; por el protagonismo del humor; por el poder de los actores/actrices del cuerpo de baile que aportan consistencia a los avatares de los protagonistas.

Y hablemos por fin de ese personaje múltiple que protagoniza Rubén Yuste en sus roles de Happy Man, Señor Thompson y Señor Hollister, ganador de tres premios del público Hollywood World, director, actor y productor. Roles que él convierte en protagonismo absoluto.

Dos horas y media de gran espectáculo, en el que también es notable la escenografía y sus cambios puntuales tan eficaces que hacen olvidar los recursos del cine. Dos horas y media que se hacen cortas, que enganchan continuamente, en cada escena.

En este Madrid, desde hace años convertido en el Broadway de España y quizá de Europa, con permiso de Londres, Pretty Woman el Musical, marca sin duda uno de los grandes hitos de la historia del género.

Como en todas partes. Porque no hay nada que emocione y enganche tanto como el poder transformador del amor.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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